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29 de febrero de 2012

Cronología de la Historia del Clarinete

Una gran recopilación de las fechas más importantes en la historia del clarinete, que nos puede ayudar a visualizar mejor el desarrollo de  este hermoso instrumento.
Gracias a Iván Martínez (México) por su gran colaboración en el desarrollo del siguiente texto.  Pueden escribir sus sugerencias y aportes a Iván al correo electrónico. ivanmartinez@lorfeo.org  





Cronología de la Historia del Clarinete


2700 a. C. Antecesor egipcio del clarinete: zummara, instrumento de una sola caña y dos tubos cilíndricos.

Medioevo Chalumeau, forma más desarrollada de los instrumentos originales de una sola caña. De entre ocho y nueve pulgadas, contaba con 6 ó 7 orificios. Es el antecesor directo del clarinete; aparentemente, nunca tuvo lugar en la música culta.

Ca. 1700 El clarinete es inventado por Johann Cristoph Denner (1655-1707), a partir del principio del chalumeau, al que le añadió una campana y dos llaves. * La musicología actual sigue debatiendo sobre la fecha exacta, que se ha ubicado entre 1690 y 1704.

1712 Se utiliza por primera vez el término “clarinete”, al ser vendidos cuatro instrumentos a la Banda municipal de Núremberg.

Ca. 1740 Johann Molter escribe sus Seis Conciertos para clarinete, que permanecen como las primeras obras –de las hoy conservadas y conocidas- en la literatura para el instrumento.

1744 Nace Joseph Beer (m. 1811), primer gran virtuoso del instrumento que logró fama con los Conciertos de Johann Stamitz. (No debe ser confundido con Josef Bähr, clarinetista cercano a Beethoven.)

1749 Jean Philipp Rameau introduce el clarinete en París, al incluirlo en la orquestación de su ópera Zoroastre.

1753 Nace Anton Stadler (m. 1812), otro de los primeros grandes virtuosos.

1758 A partir de esta fecha, la Orquesta de la Corte de Mannheim se convierte en la primera en contar con dos clarinetistas como miembros regulares: Jacob y Franz Tausch.

1762 El clarinete se establece definitivamente en Inglaterra y Francia al incluirse en la Royal Artillery Band, fundada ese año (formada por un octeto tradicional de alientos), y las bandas militares que estableció Luis XV en toda Francia (formadas por dobles octetos de alientos).

1777 Wolfgang Amadeus Mozart escucha a los hermanos Tausch en un concierto de la orquesta de Mannheim. Motivado por sus cualidades, expresa en una carta a su padre el deseo de contar para ellos con ejecutantes del instrumento y al año siguiente escribe sus primeras líneas solistas para el clarinete: Sinfonía Concertante para alientos y orquesta K. 297.

1781 Mozart conoce a Stadler y comienza una cercanísima relación de amistad, complicidad artística y exitosa hermandad al interior de la masonería, cuyos mayores logros son el Quinteto K. 581 y el Concierto K. 622, además de los primeros pasajes de verdadero protagonismo en el repertorio orquestal (Sinfonías 39, 40 y 41).

1784 Nace Heinrich Baermann (m. 1847). Miembro de la Orquesta de la Corte de Munich.

1791 Mozart escribe su Concierto K. 622; hasta hoy, la más importante y exigente página de la literatura concertante para clarinete.

Jean Xavier Lefevre añade seis llaves al clarinete de Denner. Algunos historiadores mencionan la existencia de otros clarinetes de seis llaves, pero fue éste el más usado hasta las modificaciones de Ivan Müeller (trece llaves, entre otros elementos como la ligadura que sostiene la caña), veinte años después.
Muere Mozart.

Siglo XIX Comienza el siglo con el camino natural hacia la consolidación del clarinete en todas sus capacidades y posibilidades técnicas y expresivas, que culmina con la escritura orquestal que para él realizaron –sobre todo- Beethoven, Schubert y Weber.

1810 Nace Carl Baermann (m. 1885). Hereda de su padre Heinrich el puesto de primer clarinete en la orquesta de Munich. Reconocido más tarde por su legado pedagógico.

1811 Carl Maria von Weber conoce a Baermann padre. Sin llegar a la genialidad lograda por la complicidad artística de Mozart-Stadler o, más tarde, Brahms-Mühlfeld, surgen seis obras capitales del repertorio (cuatro de ellas antes de concluir ese año): tres obras concertantes, un Quinteto para clarinete y cuarteto, una serie de variaciones y la más lograda de todas, el Gran Duo Concertante para clarinete y piano op. 48.

1824 Franz Schubert termina su Octeto D. 803. Escrito para clarinete, fagot, corno y quinteto de cuerdas, representa -en diferentes maneras- la obra de mayores dimensiones escrita para un grupo de cámara con clarinete.

1843 Auguste Buffet y Hiacynthe Klose presentan las reformas realizadas al clarinete de Müller con el sistema que había empleado Theobald Boehm en la flauta. De 17 llaves, es –con algunas mejoras que se han desarrollado de diversas formas- el más usado hoy en día.

Otras modificaciones al clarinete de Müller que durante varias décadas se usaron a la par del clarinete Buffet-Klose fueron el sistema Albert (Inglaterra) y el desarrollado por Antonio Romero (España); En Alemania, el modelo de Carl Baermann fue el más usado hasta que el éxito de la modificación de Oskar Oehler terminó por imponerse (ca. 1890).

1856 Nace Richard Mülhfeld (m. 1907), clarinetista de la Orquesta de la Corte de Meiningen. Importante figura musical de su época a la manera que lo fueron Franz Liszt al piano o Nicolo Paganini al violín.

1880 Nace Louis Cahuzac (m. 1960), uno de los máximos representantes de la escuela francesa.

1891 Johannes Brahms escucha a Mühlfeld como solista en los dos Conciertos de Weber. Escribe en una carta a Clara Schumann: “Es imposible que alguien toque mejor el clarinete.” Inspirado, el compositor retoma la composición y escribe para Mühlfeld su Trío op. 114 para clarinete, violonchelo y piano, el Quinteto op. 115 para clarinete y cuerdas y las Dos sonatas para clarinete y piano op. 120.

1896 Nace Daniel Bonade (m. 1976). Clarinetista francés migrado a Estados Unidos, miembro de la Orquesta de Philadelphia, goza de reconocimiento como el iniciador de la escuela norteamericana.

1909 Nace Benny Goodman (m. 1986). Afamado por su carrera en el jazz, el clarinetista comisionó parte fundamental del repertorio clásico del siglo XX a compositores como Arnold, Bártok, Bernstein, Britten, Copland, Hindemith, Poulenc, entre otros.

1910-11 Claude Debussy escribe para el Conservatorio de París su Premiere Rapsodie, la más refinada y profunda de las piezas escritas en la larga tradición parisina de solos de concurso.

1928 Nace Robert Marcellus (m. 1996). Alumno de Bonade, fue clarinetista de la orquesta de Cleveland y es reconocido como la principal figura pedagógica de Estados Unidos durante el siglo XX.

1938 Béla Bartók escribe Contrastes, un trío para clarinete, violín y piano pedido por (y dedicado a) Goodman.

1940-42 Olivier Messiaen escribe su “Cuarteto para el fin de los tiempos” (clarinete, violín, violoncello y piano) siendo prisionero del campo de concentración de Görlitz.

1942 Agentes aduanales recogen del equipaje de Benjamin Britten, entre otros manuscritos, el borrador del primer movimiento de un Concierto comisionado por Goodman (op. 28). Aunque en cartas posteriores el compositor mencionara la intención de retomar su escritura, ésta nunca llegó.

1949 El compositor inglés Gerald Finzi culmina la escritura de su Concierto para clarinete. Permanece como una de las obras más representativas en su breve catálogo instrumental y entre las escritas durante una era en la que predominaron las comisiones de Goodman.

1950 Goodman estrena el Concierto de Aaron Copland en un concierto radiofónico al frente de la Orquesta Sinfónica de la NBC bajo la batuta de Fritz Reiner.

1962 Francis Poulenc termina su Sonata para clarinete y piano. Dedicada a la memoria de Honneger, es estrenada por Goodman y Leonard Bernstein a la muerte del compositor (1963), en un recital en el Carnegie Hall de Nueva York.

1968 A cargo del clarinetista Jacques Lancelot, el estreno del Concierto para clarinete de Jean Francaix es recibido con gran éxito.

1977 John Corigliano escribe su Concierto para clarinete, estrenado ese mismo año por Stanley Drucker y Bernstein al frente de la Orquesta Filarmónica de Nueva York. Representa, junto al de Francaix, una de las más acertadas páginas de la literatura concertante del clarinete tras la era de comisiones hechas por Benny Goodman.

28 de julio de 2011

Clarinetistas y poder

Richard Mulfeld
Artículo enviado por nuestro colaborador Ivan Martinez (México)

Hace un par de semanas publiqué en L’Orfeo la entrevista que me concedió el barítono Alfredo Daza desde Berlín. Una de las ideas más claras que me comparte es la del entramado de situaciones, del submundo que “se pretende ver como que no existe, (pero que) existe y lo hace de una manera exagerada” en el universo del arte: padrinazgos, política, relaciones y traiciones, “un montón de cosas que a veces son ingratas y feas”; es decir, todo aquello que sale a flote en el ser humano cuando se trata de juegos de poder. Un tema que, espinoso o no, resulta siempre fascinante.

Fijaciones personales aparte, esta charla sobre la vida de un mexicano en la escena operística internacional, me lleva a repasar cuatro casos de clarinetistas y su relación con los grupos de poder, las fraternidades secretas, su cercanía con las más altas esferas de las sociedades de su tiempo y, por supuesto, el legado que pudieron dejar gracias a ello.

El primero es, evidentemente, Anton Stadler (1753-1812), cuya relación de amistad y fraternidad dentro de la masonería con Wolfgang Amadeus Mozart, llevó al segundo a dedicarle al clarinete no solo obras capitales como el Concierto K. 620, sino copiosas líneas dentro de su música masónica (la escrita expresamente para las logias y otras de importante simbolismo, como las tres últimas sinfonías), al grado que musicólogos como Michel Parouty llamen al clarinete “el instrumento masón por excelencia”.

Aunque no existe mayor información sobre el paso de Stadler por las logias como sí la existe de Mozart, se sabe que el clarinetista ya era masón cuando conoció al compositor y que juntos ingresaron a la llamada “Beneficencia” el 14 de diciembre de 1784, desde la que escalaron grados y logias hasta la conocida como “Concordia verdadera”, la más elitista de la Viena aristocrática.

Dentro de las orquestas de ópera de la Italia del bel canto, quienes mayor influencia tenían al interior eran sus clarinetistas; verdaderas divas a quienes había que darles trato de solistas y que muchas veces al término de la función, subían también a proscenio. Su influencia fue más allá y el nombre de Gaetano LaBanchi (1829-1908), primer clarinete de la Ópera de San Carlo, ensombrecido en la historia del clarinete italiano por el virtuosismo de Ernesto Cavallini, debe ser más conocido en el ámbito de la ópera, pues fue gracias a sus labores diplomáticas con el Khedive de Egipto que Giuseppe Verdi pudo estrenar en El Cairo su ópera Aida en 1871.

En México, quien trascendió su labor como clarinetista a las esferas políticas y revolucionarias, dejando frutos artísticos, fue José López Alavés (1889-.974). Músico y amigo de Álvaro Obregón, fue gracias a los viajes patrocinados por la presidencia de éste, que en Estados Unidos se le reconoce a un mexicano haber introducido el clarinete a las bandas de jazz de Nueva Orleans o, a su regreso, haber traído el fox-trot a México. Aunque su nombre no suene conocido, pocos podrán no haber escuchado su obra más entrañable: la Canción Mixteca.

A pesar de ser anterior en cronología, esta ojeada a los frutos de sus relaciones no podría terminar sin el caso más fascinante y exitoso de relaciones públicas, el de Richard Mühlfeld (1856-1907). Clarinetista y amigo íntimo de Johannes Brahms, de vivir en nuestros tiempos estaría hoy en cualquier portada de revista del corazón. Un verdadero socialite que supo mantener afinidades con todos los personajes poderosos del ambiente musical, incluso cuando entre ellos las enemistades fueran más allá de lo estético.