Aaron Copland (1900-1990) es sin duda uno de los más grandes compositores de los Estados Unidos. Sus obras, que incluyen entre muchas otras Appalachian Spring, Billy the Kid y el Salón de México, son programadas frecuentemente en las grandes salas de conciertos del mundo.
Para los clarinetistas, Copland nos heredó un grandioso concierto. ¿Cómo así concibió la idea? ¿Qué pensaba el compositor de su propia obra? A continuación, podrás descubrir lo que Copland pensaba no solo sobre el concierto, si no sobre el clarinete y su primer intérprete. También podrás leer la opinión del clarinetista que estrenó la obra, Benny Goodman.
· Aaron Copland en sus palabras
Terminé finalmente el Concierto para clarinete después de la temporada de Tanglewood de 1948. Dura aproximadamente dieciséis y medio minutos y está dedicado a Benny Goodman.
Goodman encargó una obra a Bartók en 1938 y a Hindemith en 1947, el mismo año que me contactó. Yo nunca hubiese pensado en componer un concierto para clarinete si Benny no me hubiera encargado uno. ¡No puedo soplar una sola nota en el instrumento! Aparte de mi arreglo de la Short Symphony a Sexteto, en donde el clarinete es uno de los instrumentos protagonista, la única experiencia que tuve con el clarinete fueron las partes orquestales.
Por mucho tiempo fui un admirador de Benny Goodman y pensé que, si escribo un concierto con él en mente, eso me daría un punto de vista fresco.
Nosotros no trabajamos juntos mientras componía la obra, pero después que la terminé y la envié, Benny me escribió para agradecerme y decir: “con algunas pequeñas correcciones, yo sé que tendremos una buena obra”. Cuando leímos el concierto por entero, el clarinetista David Oppenheim estuvo a su alrededor como apoyo moral. Yo había escrito la última página demasiada aguda, así que tuve que bajarla.
Benny hizo otras pocas sugerencias - una de ellas involucraba una nota aguda en la cadencia (supe que Benny podría alcanzar esa nota ya que la había escuchado en sus grabaciones). Me explicó que, aunque pudiera alcanzarla cómodamente cuando toca jazz para una audiencia, quizás no sea capaz de obtenerla si la tiene que leer de una partitura o para una grabación. Por lo tanto, la cambiamos.
Manuscrito original de la primera página del Concierto para Clarinete de Aaron Copland
El primer movimiento del Concierto para clarinete es una canción lánguida compuesta en tiempo de tres cuartos, bastante excepcional para mí, pero el tema parecía así pedirlo. El segundo movimiento, una forma libre de rondo, es un contraste en absoluto de estilo, severo, y de sabor jazzístico. Los movimientos son conectados por un candencia, que le da al solista la oportunidad de demostrar sus virtudes mientras introduce al mismo tiempo los fragmentos del material melódico que serán oídos en el segundo movimiento.
La cadencia está escrita bastante cerca de lo que quise, pero es libre dentro de lo razonable - a fin de cuentas, ella y el movimiento siguiente están en idioma de jazz. No es ad lib como en cadencias de muchos conciertos tradicionales. Yo siempre sentí que hay suficiente espacio para la interpretación aún cuando todo fuera escrito.
Parte del material del segundo movimiento representa una fusión inconsciente de elementos obviamente relacionados a la música popular de Estados Unidos y Sudamérica: ritmos de Charleston, Boogie Woogie y los aires brasileños populares. La instrumentación es clarinete solista con acompañamiento de cuerdas, arpa y piano; no conté con gran variedad de percusión para lograr los efectos de jazz, así que utilicé slaps en los bajos y sonidos grandes de arpa para simularlos. El Concierto para clarinete termina con una coda bastante elaborada en do mayor que la concluye con un glissando.
Asumí que Benny planificaría un concierto poco después que yo terminara la obra, pero casi un año más tarde, el 14 de febrero 1949, me escribió: “Me siento terriblemente desilusionado por no ser capaz de realizar el concierto el 10 de mayo, pero obviamente con mi actual situación sería tonto de mi parte tomar un trabajo tan importante en este momento. (Goodman contrajo una infección y cambiaba también de representante.) Estoy ansioso por tocar el concierto en público y le dedicaré mucho trabajo junto con Ingolf Dahl en Los Ángeles; mientras tanto, me mantendré en contacto con usted hasta que encontremos el momento oportuno para realizarlo.” Hice una grabación con el score para dos pianos y se la envié a Benny. El estreno del concierto finalmente sucedió el 6 de noviembre de 1950, Fritz Reiner dirigiendo la Orquesta Sinfónica de los estudios de NBC.
· Benny Goodman
No hice demandas en lo que Copland debía escribir. Tuvo completa libertad, con la condición que yo debería tener una exclusividad de dos años para interpretar la obra. Pagué dos mil dólares y eso sí es dinero.
En aquel momento, no habían muchos compositores norteamericanos de los cuales escoger, personas de la estatura de Hindemith y Bartok. Recuerdo que Aaron vino a escucharme cuando estaba grabando con Bartok. Copland tenía una gran reputación también. No lo escogí porque algunos de sus trabajo fueran inspirados en jazz.
En mi mente, el Concierto para clarinete estaba relacionado al ballet por el compás de tres cuartos del primer movimiento. Nunca tuvimos muchos problemas aparte de una pequeña riña en una sección antes la cadencia donde él había escrito una repetición de alguna frase. Yo me inclinaba por que la parte sea retirada - era la sección cuando la viola es eco para dar la entrada al clarinete. Pienso que Aaron finalmente la retiró. El trabajo es difícil para los intérpretes, especialmente los ritmos. Fuimos afortunados de contar con Fritz Reiner para hacer el estreno. Aaron y yo interpretamos el concierto en repetidas ocasiones con él dirigiendo, e hicimos dos grabaciones.
Nuestra primera grabación fue para Columbia con la Orquesta de Cuerdas de Columbia, pero la segunda grabación que hicimos en los sesenta es la mejor. Una vez, cuando estuve en Roma en los cincuenta, toqué el concierto de Aaron Copland con un amigo suyo en el piano. ¡El niño me sorprendió por lo instruido que era en jazz! (Harold Shapero).
Muchos clarinetistas han tocado el Concierto para clarinete de Copland, los mejores, y por todo el mundo. De los conciertos que he comisionado, el de Copland es el que más se toca. Es una obra muy popular. Aaron y yo la interpretamos fuera de la ciudad, pero no en Nueva York hasta 1960 en el Carnegie Hall (17 noviembre). ¡Eso sí que fue algo! Nosotros lo tocamos con la Orquesta de Cleveland (1968) y Los Ángeles en los setenta. Siempre me sentí contento por haber encargado esta obra y de tocarla con Aaron Copland en la batuta.