A principios de este 2008 la Orquesta Sinfónica de Chicago, considerada por muchos la mejor del mundo –y en mi opinión sí, junto a las filarmónicas de Berlín y Viena-, inició su proceso de selección de quien será el sucesor de Larry Combs, el legendario clarinetista que después de treinta y cuatro temporadas en la orquesta (treinta de ellas como su principal) se retirará para dedicarse de tiempo completo a su labor de enseñanza en la DePaul University.
De ese proceso resultaron finalistas Ricardo Morales (principal en Filadelfia), los ya miembros de la orquesta Gregory Smith y John Bruce Yeh, Mark Nuccio (NY), Scott Andrews (Saint-Louis), Anthony McGill (Met) y Eugene Mondie (Sinfónica Nacional, EUA). De ellos, según se supo de manera extraoficial al día siguiente de la última ronda (Michael Rusinek finalmente no se presentó), el único que había recibido “los suficientes votos” del comité para poder ser invitado fue Morales, a quien invitaron para tocar en uno de los conciertos que la orquesta ofreció en el Carnegie Hall de Nueva York a finales de febrero; concierto cuya noche terminó con la invitación formal y oficial hacia el principal de la orquesta de Filadelfia para mudarse a la ciudad de los vientos, solo cinco años después de haber llegado a su actual posición, quince después del Met y algunos más después de Florida.
¿Tendrá en su mira Nueva York, donde el próximo otoño se elegirá al sucesor de Stanley Drucker? Para algunos cuestión de dinero, para otros el just for fun, para otros cosas de familia. Solo él lo sabe, ustedes opinen.