Por coincidencia, me tocó presentarme en un tremendo centro cultural en Munich, el famoso Gasteig. Luego de un primer ensayo y de conocer al equipo que estaba involucrado en mi concierto, salí de la sala Black Box para dar una inspección al edifico, y para sorpresa mía, el prestigioso Concurso Internacional de Clarinete se realizaba a escasos metros del lugar donde me presentaría. Que buena suerte pensé. Además de presentarme voy a tener algo de tiempo para escaparme y escuchar a algunos de los concursantes. Y así lo hice.
Mi primera misión: tratar de conocer a los dos clarinetistas brasileños Daniel y Tiago, a Marcos (España) y a Carmen Teresa (Venezuela). Tuve un éxito a medias, ya que por más que trataba de buscarlos por los alrededores, no tuve la suerte de conversar con Marcos. Carmen se presentaba el viernes 5 a las 4.00pm, y yo tenía que despedirme de Alemania a las 2.00pm para empezar el regreso a casa. Me perdí la oportunidad de escuchar a Carmen, de quien sé lo suficiente por medio de Figuras de Iberoamérica. Hoy día he leído que Carme ha sido calificada para la segunda ronda de este tremendo concurso. Un gran mérito y motivo de orgullo para Venezuela, para mí como músico del mismo continente y quizás también para ustedes quienes leen estas líneas. Mil felicitaciones Carmen y espero tener pronto la oportunidad de conocerte.
Aqui van mis impresiones sobre el concurso como "visitante de un día". Primero que nada, tuve la oportunidad de hace un recorrido a fondo del edificio, guiado por Andreas Merz, encargado de la parte electrónica/técnica del centro Gasteig. Una maravilla visitar los estudios de grabación, ver los sistemas de sonido, video y acústica que poseen y claro, entrar en la sala principal donde la Filarmónica de Munich ofrece sus conciertos de temporada.
Pero al entrar en la sala Carl Orff donde se efectuaba el concurso, lo primero que me llamó la atención fue un sonido grave que negaba todo silencio. Creo que provenía del sistema de alumbrado interno de la sala. También para mi sorpresa, mientras uno de los concursantes estaba en plena ejecución de la obra "Clair" de Donatoni, un miembro de jurado empezó a hacer comentarios en voz alta, y a tal grado que el presidente del jurado tuvo que hacerlo callar dos veces. No entendí cual era su afán de hacer un comentario tan audible mientras un concursante está en plena actividad, concentrado en la música - y en este caso en una obra bastante complicada. El público también tuvo su parte: una señora sentada en primeras filas roncaba a libertad durante la presentación de otro clarinetista.
Por otro lado, si pude escuchar a Tiago, y honestamente me gustó mucho lo que escuché. Con quien conversé por largo tiempo mezclando inglés con castellano y portugués fue con Daniel. Lamentablemente él se presentó temprano, justo el día que yo llegaba a Munich. Eso sí, los concursantes con quienes tuve la oportunidad de intercambiar opiniones me mencionaban la excelente organización del concurso. Quizás algo muy característico de la cultura alemana.
Al final de mi aventura en Munich me encuentro muy satisfecho: tuve una bonita presentación, pude conocer a Daniel, escuchar a Tiago (y estrechar brevemente su mano), y pude saborear este afamado concurso. Nada mal, ¿no creen?