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Marie Curie |
Durante nuestro constante avance y crecimiento intelectual, es inevitable vivir periodos de dudas e incluso desesperación. Todos los grandes artistas han pasado por momentos realmente oscuros. Pero incluso cuando todas las circunstancias casi nos convencen que fracasaremos, hay personas que se levanta y con una asombrosa determinación, salen adelante - a la luz. Les comparto esta historia de una ejemplar mujer: Marie Curie.
Nacer en 1867 con una gran pasión por las ciencias, en un país sin libertad, en una sociedad donde las mujeres empezaban a penas a luchar por igualdad y por tanto estudiar en una universidad era muy complicado, vivir una vida no libre de escándalos públicos y tener una auténtica preocupación por tu familia, es una receta que te puede llevar fácilmente a la desesperación.
Marie Sklodowska, natural de Polonia, tuvo desde temprana edad inclinación hacia el ambiente intelectual y científico. Al ser su padre despedido del trabajo y perder todos sus ahorros en una pésima inversión, Marie parecía condenada a una vida sin aprendizajes universitarios, ya que la familia no contaba con los medios para asegurarle educación alguna y la universidad local estaba cerrada para las mujeres. Quería estudiar matemáticas y física en París. "Había oído que unas pocas mujeres habían logrado seguir ciertos cursos en Petrogrado o en países extranjeros, y estaba decidida a prepararme yo sola para seguir su ejemplo", escribió en una carta la inquieta Marie. Pero no sólo decidió quedarse a cuidar a su padre: su hermana Bronia viajó a París para estudiar medicina, y ambas hicieron un pacto para ayudarse mutuamente. Marie aceptó quedarse en Polonia para trabajar y enviarle dinero y costearle sus estudios.
Y así lo hizo. Trabajó de niñera, aguantando injusticias y malos tratos. En sus cartas describe su desesperación y la falta de esperanza para alcanzar sus sueños. Cuando su hermana contrae matrimonio, la invita finalmente a viajar a París. Marie le escribe: "He sido tonta, soy tonta y seguiré siendo tonta durante todos los años de mi vida". Y añade: "había soñado con París como la redención, pero desde hace mucho la esperanza del viaje me ha abandonado."
Pero su pasión nunca la abandonó. Mientras trabajaba, no olvidaba que "estaba decidida a prepararme yo sola" y se levantaba temprano para estudiar y aprovechar su tiempo al máximo. En una carta a su prima Henrietta, escrita en diciembre de 1886, le describe lo que su voluntad le dictaba hacer:
"He adquirido la costumbre de levantarme a las seis de mañana, para poder trabajar más, pero no puedo hacerlo siempre. Leo en este momento:
I. La física de Daniell, de la que he leído el primer tomo.
II. La sociología de Spencer, en francés.
III. Las lecciones de anatomía y de fisiología de Paul Bers, en ruso."
Es impresionante la determinación que mostraba desde temprana edad, y esto la llevaría a ingresar a los 24 años a la Universidad Sorbona, y formar parte del 3% de la población femenina en ese periodo. Resultado: sólo terminaron dos mujeres la carrera de ciencias, y Marie Curie fue una de ellas y con el primer puesto. Cuando se graduó en matemáticas en 1894, fue una de las cinco mujeres que terminaron satisfactoriamente sus estudios universitarios.
Luego de una doble titulación y seguida por una maestría, su espíritu científico la llevó a descubrió la radiactividad y dos nuevos elementos químicos: el Polonio (Po), llamado así en nombre de su país natal; y el Radio (Ra). Sus aportes no pasaron por alto en un mundo dominado por los hombres y fue así que recibió el Premio Nobel de Física en 1903 y en 1911 obtuvo el Premio Nobel en Química, convirtiéndose no sólo en la primera mujer en recibir tan prestigiosa distinción, sino en el primer científico en recibir premios Nobel en dos campos distintos.
Marie pudo haber renunciado en sus momentos de mayor desesperación, incluso pensar en ella primero y dejar a su familia a su suerte. Hizo lo que sentía que era correcto y nunca dejó que las circunstancias doblegaran su determinación y disciplina por el aprendizaje. Se esforzó muchísimo y en vida se reconoció su dedicación y logró muchas cosas que ninguna mujer había logrado antes - no quiero dejar de mencionar que fue la primera mujer en dictar clases en la universidad Sorbona, un puesto ganado por sus méritos.
Si piensas que todo está en contra tuya, que no puedes dominar las circunstancias y el destino desea hacerte creer que no puedes salir adelante, piensa en Marie Curie: una mujer que tenía muchas cosas en contra, desde haber nacido mujer, y que nunca dejó que su pasión se apagara a pesar de las difíciles vivencias. Ella nos dice con su ejemplo que si no dejas de persistir, se puede triunfar.