9 de marzo de 2017
Con gusto presento a toda la comunidad de clarinetistas un artículo sobre el clarinete en la escena popular de Venezuela escrito por Demian Martínez, clarinetista venezolano de amplia trayectoria en el ámbito académico y popular. Espero lo disfruten y aprecien el trabajo de este gran colega y artista con su agrupación ENCAYAPA por medio del link que se comparte al final del texto. Felicitaciones Demian y gracias por compartir esta información con todos nosotros.
El clarinete, el solista popular mejor guardado de Venezuela
El clarinete en
Venezuela, según reseñan algunos estudiosos, llegó a estas tierras, a mediados
del siglo XIX, a sumarse a las bandas militares y a algunos conjuntos de música
sacra. Pareciera que ese fue el único destino de este noble instrumento y que
extrañamente, no pasó a formar parte del stock
de instrumentos usados para recrear las tradiciones sonoras venezolanas.
Es curioso que en
un país con tantas formas musicales y en donde no ha habido ningún prurito de
tomar, usar y apropiarse de sonidos extranjeros para perpetuarlas, el clarinete
no tenga un historial amplio de ejecutantes dedicados a estas músicas. Al
parecer, esta faceta del instrumento, no ha tenido la misma cobertura que la de
su consabida fama de instrumento de banda y de orquesta.
A pesar de que
estas historias musicales, se hayan perdido para siempre, han quedado grabadas
para la posteridad algunas referencias que nos hablan de una historia muy
diferente. Uno de estos hitos es sin duda el «Cuarteto Caraquita», ensamble
dedicado a la música popular venezolana y que tenía como líder al músico Alberto
Muñoz, clarinetista y compositor de algunas obras que son estándar actualmente
en la música popular venezolana, como lo son El porfia'o y La guachafita. En
este punto, no puedo dejar de preguntarme si
este grupo es un fósil del clarinete en la música popular. Realmente, es
increíble, que no haya más referencias del uso del instrumento en otras
agrupaciones, máxime, si ha sido la columna vertebral de las bandas militares
que están presentes por toda la geografía nacional. El mejor repertorio del
«Cuarteto Caraquita», fue recogido en un álbum titulado «Clásicos de oro».
Asimismo, el
infatigable viajero Lionel Belasco, pianista nacido en la isla de Trinidad,
conformó un cuarteto con piano, bajo, cuatro y clarinete llamado «Cuarteto
típico venezolano», que aunque anterior al «Cuarteto Caraquita», no goza entre
los clarinetistas de la misma popularidad que el grupo de Muñoz. Tal vez porque
su paso por la escena musical venezolana, no quedó registrado en una grabación.
En este cuarteto típico, se interpretaba música criolla al estilo de Belasco,
en donde destacan los temas Juliana, Luna de Maracaibo, San José y Miraflores.
Otro hito, lo fue
la llamada «Guerra de los clarinetes» que se dio en la ciudad de Maracaibo a
finales del siglo XIX y principios del XX, en dónde los clarinetistas se
retaban públicamente para demostrar sus cualidades como instrumentistas. En
esta «guerra», se compusieron temas emblemáticos de la música nacional, como El
diablo suelto de Heraclio Fernández, Los potes de San Andrés de Trinidad
Rosales y El Alacrán de Ulises Acosta. Además se desarrolló un importante
número de intérpretes dedicados a las formas populares y tradicionales
venezolanas, entre los que destacan:
Castor Villalobos, Adalberto
José Padrón, Tubarcaín Pirela, Francisco Pirela, entre otros. Es
posible que en esa época, el clarinete llegara a las costas del sur del Lago de
Maracaibo y se quedara para siempre venerando a San Benito de Palermo, como
instrumento melódico en la gaita de tambora.
No obstante que
los cuartetos con clarinete fueron muy populares a finales del siglo XIX, y se retomaron con gran fuerza en la década
de los 30 del siguiente siglo, no hay documentos extensos en los que se muestre
al clarinete como un instrumento utilizado ampliamente en el ámbito popular.
Especulo que la escuela «formal» del clarinete venezolano, por estar dedicada
completamente a la música «erudita» los obvió deliberadamente por no asumir de
entrada que este repertorio, no aportaba nada a mejorar la técnica del
instrumento. En lo personal, interpretar música popular venezolana, me ayudó a
entender, tiempo después, a qué se referían mis maestros con lo de la
flexibilidad del sonido, cuando estudié las sonatas de Brahms.
En los años 70,
empezó un auge de la música instrumental venezolana y empezaron a surgir grupos
con formaciones varias y que contaban con solistas de distintos instrumentos,
siendo los que tenían una flauta como instrumento melódico principal, los que
lograron captar la atención de la mayoría del público.
Extrañamente, no
hubo ningún ensamble venezolano con un clarinete como solista en esa época y
solo apareció un grupo hasta el año 1996, llamado «Caracas Sincrónica» en donde
el clarinetista era Alessandro García. En el año 1998, el clarinetista Alan Troudart, hizo su aporte
musical incluyendo al clarinete en su producción musical «El Paito».
Asimismo, José Alberto Requena «Chebeto», fue el clarinetista del Ensamble 4,
grupo que editó un disco en el año 1999 titulado «Dulce y sala'o». En el
año 2004, se formó el ensamble «Encayapa», agrupación a la que
pertenecí y con la que di mis primeros pininos en la música venezolana.
Quizás ahora que
Venezuela es una potencia en Latinoamérica como bastión de clarinetistas,
podamos reconstruir esta historia y
darle difusión, pues sin duda, muchas de nuestras formas musicales, encontraron
en el clarinete la voz clara y diáfana para hacerse un espacio en el imaginario
de los venezolanos.
Demian Martinez/ Clarinetista.