25 de febrero de 2006

Talisker de Luc Brewaeys

Compositor Luc Brewaeys
En el museo Smak de la cuidad de Gante en Bélgica, se presentó el pasado viernes 24 de febrero, un concierto que involucró a toda la clase del clarinetista Eddy Vanoosthuyse, profesor del Conservatorio Real de Gante. Esta velada fue la última fecha de la "Semana de la música contemporánea" que el Conservatorio organiza cada año en el mes de febrero.

La obra que se interpretó en dicha noche fue 'Talisker' del compositor belga Luc Brewaeys. La pieza demanda la siguiente instrumentación: doble coro de clarinete (dos grupos de clarinetes que incluía cada uno pícolo, sopranos, altos, bajos, y un clarinete contrabajo del cual fui responsable), cinco percusionistas ( a cargo de una surtida bandeja sonora), y cinco solistas:

- Eddy Vanoosthuyse (clarinete)
- Marc Kerkhof (clarinete contrabajo)
- Dries Geeraert (corno)
- Wim Konink (percusión)
- Gert D'Haese (percusión)

Solistas en plena presentación

La dirección estuvo a cargo de Filip Rathé, director y fundador del Spectra Ensemble y también profesor del conservatorio de Gante.


La obra está concebida para ser interpretada en un espacio con mucho eco, ya que los sonidos deben mezclarse mucho naturalmente en el medio ambiente. Las partes de clarinete de cada ensamble demandaban muchos multifónicos, que dejaban oir segundas menores, cuartas, quintas y otros intervalos más amplios. Las melodías, que eran tocadas a veces simultáneamente al unísono en cuartos de tonos, fueron escuchadas con una sonoridad muy rica e interesante. Esta obra se puede quizás incluir dentro de la corriente "espectral" que la música de Grisey Gérard iniciara.


los solitas en percusión

Los solistas estaban ubicados en una gran sala, mientras que un ensamble de clarinete se ubicaba en otra, bastante alejada del segundo ensamble de clarinete que se encontraba junto con los cinco percusionistas. En total, los músicos invadían tres espacios separados.

uno de los grupos de clarinete. Ahi me ven con el clarinete contrabajo!


El público podía movilizarse entre las salas y seguir el sonido que deseaba. Habían grandes momentos en donde la percusión invadía totalmente las instalaciones del museo, siempre con un mágico sonido. La obra tuvo bastante acogida, especialmente por el público joven. Casi al final de la obra, cinco clarinetistas debían movilizarse hacia cinco timbales, repartidos estratégicamente en el museo, para crear un efecto bastante común: tocar un Mi grave en fortíssimo muy cerca al timbal, y mover a la vez el pedal de afinación del mismo, para crear una distorción del sonido.

Clarinetista Karolis de Lituania



Un noche entretenida, en donde el clarinete tuvo definitivamente un rol protagonista, y en donde cada uno de nosotros nos divertimos en esos treinta minutos de creación musical.