29 de abril de 2008

Niños prodigio


Si hablamos de grandes solistas del violín, del violonchelo o del piano, muchos de ellos fueron niños prodigio, a mi mente vienen ahora nombres como Vengerov, Chang, Kissin, sin dejar de mencionar al gran Wolfie.

Hablar de pequeños talentos fuera de estos tres instrumentos parece difícil, pero hoy en día no es así, al menos en el clarinete; todavía recuerdo el furor que causó la aparición de un pequeño de once años –Julian Bliss- en el concierto “clásico” por el jubileo de Isabel II en los jardines del castillo de Buckingham (2002), y si leemos la biografía de Alessandro Carbonare, uno de los súper solistas del clarinete actual, nos enteramos que comenzó con el pequeño clarinete en mi bemol a los cinco años.

¿Y a qué viene esto de los niños prodigio, de Bliss y Carbonare? A que hace apenas unos días me encontré con dos pequeños que, gracias al famoso buscador de videos por Internet, están en boca de todos: Louis, hoy de 6 años, y el coreano Han Kim, de 11.

Louis (quien tiene videos desde 2006) es un pequeñito que vive en el pueblo de Oxford, en el estado de Ohio (USA), una comunidad en la que la mayoría de sus habitantes son los alumnos de la Miami University, a la que este talentoso niño asiste a clase con Michelle Gingras, de quien ya había hablado aquí al presentar un extracto de su libro Clarinet Secrets: 52 performance strategies for the advanced clarinetist.



Y es que más allá de lo obvio hay varias cosas que me tienen impresionado: que haya empezado a los 4 años por elección propia a estudiar el clarinete, que tenga más musicalidad y sentido del ritmo que muchos de los clarinetistas que por ahí se anuncian, pero sobre todo la seriedad, con la gracia e inocencia que solo un niño de su edad tiene, con la que asume el fenómeno musical.

Si Paquito D’Rivera se emocionaba con la magia y espíritu de los jóvenes que formaban la Youth Orchestra of Americas que le acompañó en Bellas Artes (Ciudad de México, 2003), qué dirá de la forma en que Louis aborda al clarinete.

Por el otro lado, del mundo, de la música, del cómo se asumen estos prodigios, está Michael Han Kim, un jovencito del que uno puede ver el recital completo de su debut en el Khumo Hall de Seúl (diciembre, 2007) a la edad de 11 años.

En la serie de videos, uno puede ver al joven Kim tocando por igual (es decir, sin ninguna diferencia estilística) el Homenaje a Falla de Kóvacs, el Grand Duo Concertante de Weber, el Solo de Concours de Rabaud, entre otras cosas, además de lo que parece haber sido el bis de la noche: el Oblivion de Piazzolla.




Y aquí también hay cosas que me tienen impresionado. Sí, el niño es un prodigio y un virtuoso, tiene una técnica impecable. ¿Pero saben qué me falta? El ánimo, la gracia, eso que no tiene nombre pero que al ver los videos de Louis uno dice “este chico se esta divirtiendo”, pareciera que Michael Han no lo disfruta; y eso sin mencionar que algunos de sus tempi son extremadamente más rápidos de lo que la música requiere por sí misma (compárese el Homenaje que hace el coreano con el del español Martínez-Forteza para saber qué es Falla.)

Quienes recuerden el video que hizo famoso a Julian Bliss –aquel del concierto a la reina- me darán la razón al decir que quizá Kim lo haya superado técnicamente, pero que quien va en el mismo camino que el inglés para convertirse en el próximo Carbonare es Louis. ¿O ustedes qué opinan?