24 de mayo de 2011

La música es también paciencia


Cuando tengo la oportunidad de dictar clases tanto en el Perú como en el extranjero, a veces me llama la atención como algunas ideas y conceptos básicos pueden sorprender a un estudiante. Es una sensación muy parecida a cuando un amigo realiza un gran truco de magia. Le preguntamos ¿cómo haces eso? y cuando nuestro amigo se ve casi en la obligación de confesar el secreto, nos reímos y ofrecemos un rostro único que dice "por supuesto, que simple". Un rostro muy parecido suelo apreciar cuando menciono a jóvenes clarinetistas que un músico debe ser paciente. Es como si les hubiese revelado un gran secreto, y a lo mejor lo es, ya  que ellos me confiesan que esa palabra no la escuchan en clase - en realidad, no se han puesto a pensar lo importante que es tener paciencia durante nuestra formación.

Dentro de nuestra educación musical, lo que todo músico busca y debe alcanzar es control de su instrumento, ya que es este control que nos permitirá expresarnos musicalmente. Es muy frustrante cuando un clarinetista quiere tocar, decir algo musicalmente, cantar por medio de su instrumento pero sus limitaciones técnicas se lo impiden. Por eso pasamos varias horas al día estudiando, para obtener el mayor control de nuestro instrumento - sonido, digitación veloz, dominio de todo el registro del clarinete, matices contrastantes, y un largo etc.

Sólo a través de práctica constante podemos mejorar, no hay otro camino. Pero esta práctica tiene que ser bien orientada, para sacar provecho al máximo de nuestro tiempo. Los estudiantes comenten con frecuencia la "infracción" de repetir el error, es decir, no enfrentar aquellos pequeños pasajes borrosos, a veces dos notas que no salen claras sino con un ritmo defectuoso. He aquí donde usamos la palabra mágica: paciencia.

Debemos en primer lugar, identificar el problema. ¿Porqué esta escala no me sale fluida? Seguro que la escala la puedes tocar bastante bien, salvo algunas notas que impiden que se escuche tu escala de manera natural. Entonces, debes identificar qué pasaje o notas son aquellas que te causan problemas. Concentrare en ellas. ¿Estas alzando muchos los dedos? ¿No envías suficiente aire en ese determinado pasaje? ¿Sientes que tus dedos no te responden, o se mueven sin control? Es aquí donde desde un principio tu maestro debe orientarte, para enseñarte a identificar esos problema técnicos. Si ya tienes experiencia en tu práctica, entonces viene la segunda parte - luego de tener claro cual es el problema: mucha práctica. Y esto quiere decir....mucha paciencia.

El pasaje que te causa problemas debes desmenuzarlo, desintegrarlo hasta detectar exactamente lo que debes mejorar (controlar un dedo en particular por ejemplo). Y una vez que observas claramente tu problema, debes adiestrar tu cuerpo para que corrija esa anomalía, y esto quiere decir que debes repetir el pasaje varias veces, a lo mejor muy lento y con un buen mf para que todo se escuche claro (como pro-nun-ciar bien una palabra). Pero la clave es esa: repetir, practicar, insistir, perseverar y ver como poco a poco el pasaje funciona, se desenreda. Esto no se logra si carecemos de paciencia, que por cierto, se puede desarrollar - por eso creo que la música nos beneficia tanto en nuestro crecimiento como personas.

La paciencia evita que perdamos la calma y que de alguna manera reneguemos de lo "incapaces" que somos. Todos tenemos la capacidad de mejorar, pero no todos tenemos paciencia, y eso marca una gran diferencia. ¿No conoces a músicos que anuncian en voz alta "no me saleeee" o un "no puedoooo"? Muchos nos convencemos que no podemos, y eso ya nos bloquea incluso antes de estudiar. Recuerda: ten paciencia, mucha calma y estudia poco a poco esos pequeños problemas que, luego de resueltos, harán que tus interpretaciones sean impecables y por sobre todo, te mostrarán lo capaz que eres de mejorar, si tienes mucha paciencia.

Marco Antonio Mazzini