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20 de noviembre de 2012

Entrevista a Kari Kriikku - Clariperu

Entrevista al clarinetista Kari Kriiku de Finlandia. Músico en conversación con Marco Mazzini. Clariperu

Por Marco Antonio Mazzini.

Me puse en contacto con Kari Kriikku por correo electrónico e inmediatamente aceptó la entrevista para Clariperu. Me propuso que lo buscara después de un ensayo. Mi primera impresión al escucharlo fue su seguridad y maestría con el clarinete. Su sonido es de una gran dulzura y pulcritud. Su musicalidad me cautivó en pocos segundos y sentí que estaba al frente de un gran artista.

Esta conversación se llevó a cabo el 5 de febrero del 2003 en un restaurante en el centro de Bruselas. Su carisma y sentido del humor se hizo notar desde un principio. Nervioso, me confesaba, mientras buscábamos el lugar ideal para comer, que tenía miedo al público belga, ya que el concierto de Hakola ha sido un gran éxito en los países escandinavos, pero no estaba seguro que en Bélgica iba a sufrir la misma suerte. 


* Empecemos hablando sobre el concierto para clarinete de Kimmo Hakola que vas a presentar ahora. Esta obra fue escrita especialmente para ti. ¿Cómo así nace tu relación con el compositor?
Grabación del concierto para clarinete Hakola por Kari Kriikku. Clariperu
Nosotros nos conocemos desde hace un buen tiempo atrás, de la época en que éramos estudiantes en la Academia Sibelius. Ya en ese entonces, Hakola hablaba sobre su interés de escribir para el clarinete. La primera obra que escribió fue un magnífico dúo para clarinete bajo y cello titulado Capriole. Esta obra ganó el primer premio del Concurso Internacional de Composición Rostrum. Es una hermosa pieza de ocho minutos que yo estrené. Luego escribió la obra Loco para clarinete y bombo, una obra para un solo instrumentista que dura veinte minutos. Sigue Diamonds Streets, composición de siete minutos para clarinete solo. Su última creación es su Concierto para clarinete.

A Hakola y a mi nos gusta oír música klezmer y balcánica, particularmente, me atrae mucho la música del este europeo, por eso, como pasatiempo, toco esta música. De ahí que este concierto está influenciado por este lenguaje. Es la música de Hakola, pero se puede oír el estilo klezmer claramente.

* ¿Te identificas en especial con algún movimiento de la obra?
El primer movimiento es el antiguo Hakola, el que yo conozco muy bien, pero el segundo movimiento creo que es mi preferido. Es una gran melodía que parece no tener fin, infinita, y disfruto mucho tocarla. El clarinete es tonal mientras la orquesta acompaña en un gran contraste moderno. La entrada del arpa es inesperado y hermoso. Creo que toda la obra es un gran drama, y Hakola sabe escribir dramas.

Kari Kriiku, clarinetista de finlandia. Solista. Recording artist.
Por cierto, si escuchas bien este movimiento, puedes reconocer claramente una canción de Sting, Shape of my heart. La armonía y el ritmo son citas textuales mientras el clarinete sigue con la melodía del concierto. El resultado es mágico. Este concierto dura cuarenta minutos y, en momentos claves, hay dramatismo extremo así como sorpresas para el oyente. Uno no siente que la obra es larga.

* Lo cual es un buen síntoma. A menudo, en conciertos con obras modernas, uno desea irse después de unos minutos.
Exacto, de ahí su habilidad para mantener la atención del oyente. Yo lo considero un buen compositor. Me gusta mucho esta obra en particular.

* Del punto de vista técnico, ¿existe algún pasaje que te ha significado un gran reto?
Esta pieza tiene de todo: en el primer movimiento, la interpretación es muy violenta, ya que el solista compite con la orquesta. La cadencia, en el sentido técnico tradicional, es bastante difícil. Hay muchos saltos rápidos en staccato y algunas escalas que deben ser muy claras y rápidas (se ríe mientras mueve sus dedos en el aire). Creo que lo más difícil de todo es el liderar el concierto. El clarinete es líder y punto principal todo el tiempo y, hacerlo, por cuarenta minutos, es una labor que requiere mucha fuerza y concentración.

* Hablemos un poco sobre Finlandia, sobre la tradición de interpretación del clarinete. Te menciono el nombre de Sven Lavela.
Se puede decir que, en épocas anteriores, todos los instrumentistas de viento salían de las bandas militares. Jóvenes músicos participaban en las bandas y solo algunos iban a la orquesta sinfónica. El sistema de ahora, hablamos de una persona que estudia música en el colegio y luego continúa en el Conservatorio, es bastante reciente. Yo mismo soy parte de esta tradición de bandas militares. Quizás sea el último, ya que todo el sistema ha cambiado ahora.

Creo que actualmente tenemos una buena escuela, pero hay problemas. En la Academia Sibelius no tenemos a un maestro principal de clarinete, y como consecuencia, no hay una clase de clarinete. Eso no es bueno. Yo por ejemplo, tengo solo dos estudiantes y los alumnos saltan de profesor a profesor muy a menudo. En mi época militar uno tenía un maestro con el cual uno trabajaba por años, ahora es tan diferente.

* Por tu discografía, uno nota que eres un músico muy versátil. ¿Consideras recomendable para los clarinetistas dedicarse tanto a la música clásica tradicional como a la moderna contemporánea?
Bueno, si no deseas tocar música moderna no tienes por qué hacerlo. Karl Leister se dedica a obras románticas/clásicas y está bien. Pero yo me pregunto por qué un clarinetista desea tocar un repertorio tan limitado. Arnold Shoenberg dijo que el clarinete era el mejor instrumento de viento, ya que posee un amplio registro y en cada registro uno puede tocar en cualquier dinámica, además que contamos con tradición folclórica, de jazz, todo. Me sorprende mucho que un clarinetista decida tocar solo algunas obras clásicas. Es todo un misterio para mí el que alguien decida interesarse por cierto periodo antiguo del repertorio, pero no en la música de su propio tiempo, que digan "me gusta la música hasta aquí". No lo entiendo. En teatro o en artes visuales, ellos nunca podrían pensar de esa manera, y si alguien así lo hace, creo que debería considerar otra profesión.

* ¿Me equivoco al decir que existe mucha música contemporánea en Finlandia?
Claro que no te equivocas. Los jóvenes clarinetistas de hoy en día están abiertos a nuevos retos, y existe mucha relación entre ellos y jóvenes compositores. Aquí en Europa del centro, la música contemporánea está bloqueada y limitada exclusivamente para los ensambles modernos y los conciertos contemporáneos. En Finlandia existe una saludable situación: el público espera escuchar una obra moderna, incluso rara en cada concierto, y asisten con mucho entusiasmo. Realmente aprecian la música contemporánea.

* ¿Qué opinas sobre el sistema actual de grabaciones? Es común realizar una producción donde se hacer cortes y varias tomas, para buscar perfección.
Es verdad, se arregla demasiado hoy en día las grabaciones, y creo que por eso son, en su mayoría, muy aburridas, no hay vida. Yo quisiera escuchar algún disco compacto donde me quede sin aliento y escuche algo nuevo. Muy raro. Claro que también existen las grabaciones "en vivo", que también son manipuladas y corregidas. Eso no es honesto y es muy artificial. 
Yo creo que hoy en día somos muy inseguros y tenemos miedo a equivocarnos, además que todo debe ser perfecto, vivimos preocupados pensando en eso. Los grandes intérpretes del pasado -si escuchamos atentos sus grabaciones- cometían errores garrafales, pero la música estaba siempre ahí. 
¿Sabes lo que pienso? si vas a manipular la grabación una, dos o tres veces, ¡hazlo mejor cincuenta veces! Te explico: yo grabé en un estudio una obra para clarinete solo, a un tiempo exageradamente lento, y sin ningún efecto. Luego de la toma, empezamos a acelerarla aquí y allá, a agregarle efectos en algunos momentos. El resultado fue tremendo. Lo que te quiero decir es que, si vas a poner una mano extra a tu grabación, pon las dos, diviértete, experimenta. El resto queda en la conciencia de cada uno.

* En 1998 formaste parte del jurado en el prestigioso concurso de Munich. ¿Cómo fue esa experiencia?
Bastante interesante. El ambiente es muy cálido y fraterno, pero igual pasan cosas que no son muy claras. En realidad, nosotros los miembros del jurado, no estamos permitidos hablar sobre el evento. Igual te comento que hay cosas que podrían ser mejor. No entiendo por qué algunos clarinetistas pasan a fases finales cuando la mitad del jurado no lo ha aceptado. Te confieso que en esa oportunidad, nadie estuvo contento con el resultado. Incluso nadie obtuvo el segundo premio. El ganador, Nicolas Baldeyrou, se llevó el tercer premio. Siento que la musicalidad no tiene mucha importancia entre los miembros del jurado. Están más pendientes de los errores, lo cual es correcto, pero no lo es todo. Igual me parece complicado tener diez jueces que tienen gustos tan diferentes.

* Si tuvieses la oportunidad de pedirle una obra para clarinete a un compositor contemporáneo, ¿A quién escogerías?
Sin duda alguna, a Ligeti. Me gusta mucho sus composiciones, y en especial lo que ha escrito para vientos. Creo que sería muy interesante un concierto para clarinete escrito por sus manos.

* Y si viajaras al pasado, ¿a qué compositor le pedirías un concierto?
Mmm....vaya pregunta. Me sorprendiste. Enescu. ¡Me fascina su música!

* Para concluir con esta conversación, deseo preguntarle cómo desarrollas la musicalidad en tus alumnos, de ahora y del futuro.
Bueno pregunta, y difícil de contestar. Una vez mas te debo hacer una confesión: si soy honesto, creo que lo que hago es decirle al alumno "toca así", ya que yo sé que de esta o esa manera es bueno, pero pienso que no es lo mejor. Me parece que se debe cuestionar al alumno sobre su concepto de la obra, presionarlo a sumergirse más en la música.

* ¿Crees en el talento?
Si, pero es algo que también es muy diferente en nuestros días. Soy un creyente que en el pasado, si deseabas ser un músico, era más difícil que hoy en día. Tenías que estar muy comprometido con lo que hacías, amar la música. Ahora, es bastante común ver gente en el escenario que están técnicamente muy preparada, pero que al escucharlos, no hay vida, no existe música en lo que hacen. Ahora cualquiera puede tocar un instrumento. Se necesita pasión, eso sí.

* Mucho gusto en conocerte, ¡gracias por tu tiempo y te deseo muchos éxitos!
Gracias a ti por la interesante conversación. Me voy ahora a practicar y a escoger una mejor caña.

Kari Kriikku se presentó con un éxito inesperado. Tuvo que salir cinco veces al escenario para agradecer los grandes aplausos del público. Cuando me despedí de él en su camerino, me permitió observar la partitura del concierto de Hakola. Noté con cierto asombro que varios compases tenían notas escritas - incluso frases - opcionales en lápiz. Le pregunté, "el compositor te ha escrito algunas opciones en el concierto", y me respondió con voz de cómplice "shhh...eso lo escribí yo, pero él hasta ahora no se ha dado cuenta."



8 de noviembre de 2012

Entrevista a Louis Sclavis - CLARIPERU

Siempre con un cigarrillo en la boca y de carácter calmado, el clarinetista francés Louis Sclavis ofrece esta entrevista exclusiva para Clariperu. Músico dedicado al jazz y a la improvisación libre, Sclavis ha llamado siempre la atención del público y de los medios especializados por su originalidad y su experimentación con el clarinete y el clarinete bajo. Su presentación en el Festival Mundial de Clarinete en Tokyo fue uno de los momentos cumbres de este evento.
La presente entrevista se llevó a cabo el 4 de agosto del 2005 en el Monasterio de Royaumont en Francia. Por Marco Antonio Mazzini. 
 

• ¿Cuál es su memoria de la música en su infancia? ¿Recuerda algo en particular que llamara su atención hacia la música?
Sin duda recuerdo la música que mis padres solían escuchar en casa, esto es, música popular francesa, música vieja bailable, ya que a mis padres les encantaba bailar. Se oían también tangos, ‘musettes’ y mambos. Lo que recuerdo que me impresionó mucho fueron las bandas callejeras, lo que nosotros llamamos ‘fanfare’. Fue en ellas que experimenté la música en vivo, y la primera impresión que tuve de un músico fue en la calle. Pero la música la sentí desde siempre, desde un principio. Creo que nací para la música.

• Siempre sintió ese apego...
Si, desde muy temprana edad. Solía intentar hacer música con juguetes, con una guitarrita de plástico, con tamborcitos... luego aprendí la armónica.

• ¿Su educación musical empezó en algún conservatorio?
No, primero en mi distrito de Lyon. Existía una banda, y me involucré en ella ya que quería hacer música, quería aprender algún instrumento – cualquiera. Ahí adquirí mis primeras nociones sobre música, ya que impartían clases de teoría a los miembros de esa agrupación. Cuando llegué, el encargado era un clarinetista, así que me dijeron que podía estudiar clarinete, y acepté. Si hubiese sido trombón, trompeta o cualquier otro instrumento igual hubiese aceptado. Empecé a estudiar entonces el clarinete y pronto me sentí cómodo con este instrumento, y me sentí afortunado de haberlo escogido – en realidad, que haya caído en mis manos. Varios años después ingresé al conservatorio, donde mi maestro fue muy estricto conmigo.

• Y evidentemente aprendió ahí el repertorio académico. ¿Cómo siente esta música, que dista tanto de la suya?
Me gusta mucho la música clásica, principalmente por que no es mi música. Me gusta practicarla pero no es mi camino. He practicado mucho y obtenido cierta técnica para poder hacer lo mío. No necesito la música clásica. Conozco a muchos colegas que aman esta música, y yo la he experimentado por lo cual la conosco muy bien, pero es simplemente diferente a lo mío, es otra historia.

• Y su aproximación al jazz, a la música experimental, ¿Cómo sucedió?
Estamos hablando de finales de los sesenta y principio de los setenta. Fue en este periodo que empecé a toca jazz, improvisación libre y a trabajar conjuntamente con bailarines, teatro...en esa época todo estaba muy mezclado, unido. Era el auge de la música pop, salían nombres como Pink Floyd, Sun Ra, Living Theater... todo esto me motivó a tocar, a improvisar, experimentar y a reunirme con compañías de teatro y de danza. Con un amigo mío solíamos tratar de tocar todo, cualquier tipo de música, y empecé a disfrutar esto. Poco a poco me ví involucrado en este movimiento. Conocí en Lyon a algunos músicos de la banda “Workshop de Lyon” quienes me invitaron a tocar con ellos...así comenzó todo.

• Para entonces ya tenía algo de experiencia
Si, ya que además había trabajado con cantantes, muchas bandas, compañías... podría decir que a los 22 años ya era profesional, y desde entonces he vivido íntegramente de la música.

• Me comentó que el clarinete bajo lo optó por curiosidad, ya que cuando decidió comprarse uno, jamás había escuchado este instrumento...
Exacto, en realidad ¡ni siquiera lo había visto! Escuché que existía un clarinete que podía tocar una octava más grave que los clarinetes en Sib, y el solo imaginar el sonido me provocó ir a comprarme uno. Me pareció interesante. Cuando lo obtuve, empecé inmediatamente a usarlo como instrumento principal, y luego poco a poco empecé a investigar sobre otros clarinetistas bajos, nombres como Eric Dolphy. Pero como sabes, en Francia existe una gran escuela de clarinete bajo, nombres como Jacques DiDonato y Michel Portal. Con ellos aprendí mucho, ya que pronto empecé a tocar a la par con ellos. Creo que este instrumento es perfecto para mí, tengo una relación muy natural con él...

• ¡Eso lo noté desde un primer momento!
Me siento muy cómodo con el clarinete bajo, siempre fue así. Yo tomé algunas clases en el conservatorio para obtener algo de técnica básica, pero como te comenté anteriormente, yo usé este instrumento inmediatamente en mis presentaciones de teatro y de improvisación libre, lo aprendí más en acción. Solía tocarlo junto con percusión y de ahí desarrollé un sonido grande.

• El ambiente lo obligó a desarrollar su sonido
Claro, ¡pronto aprendí a soplar duro! (se ríe) ... ¡si no casi no se me escucharía!

• ¿Y el saxofón viene después?
Lo aprendí cuando era joven, a los 14 años. Me conseguí primero un saxo soprano, ya que admiraba a Sidney Bechet y quería tocar ese tipo de música. Lo uso muy seguido ya que también me gusta mucho este instrumento. Luego aprendí a tocar saxofón tenor y barítono. En mi música uso mucho el saxo soprano.

• Hablemos un poco sobre sus grabaciones. ¿Existe algún esquema/proceso que sigue para sus proyectos de grabación?
Un proceso...normalmente escribo primero la música y empiezo a ensayar mucho con mis músicos. Luego esta música la tocamos por un año o dos en público, y cuando escucho que estamos listos, que hemos trabajado lo suficiente como para tener la música clara y precisa, grabamos. Nunca grabo un disco en el cual la música no la he tocado en vivo, aunque existen algunas excepciones.

• Siente que debe experimentar primero la música en vivo
Definitivamente. Tocarla y desarrollarla, ya que gran parte de la música es compuesta durante los conciertos, es ahí donde hallamos el mejor material. Necesitamos los conciertos para encontrar la música.

• A mis oídos, su música es muy distintiva: color instrumental, las formas de sus líneas melódicas... ¿Usted es consciente de esto?
¿Algo así como si tengo un estilo consciente? Creo que no, y me parece que si eres consciente vas a detener bastante tu capacidad de exploración. No sé si tengo un estilo y no me importa tener uno, y creo también que yo no soy el indicado de mencionar esto. Es la gente quien podría decir que yo tengo un estilo reconocible. Ahora que lo pienso, creo que es importante tener un estilo, pero uno no decide tenerlo, viene por sí mismo.

• ¿Alguna anécdota que me pueda compartir? Quizás algo que sucedió durante un concierto...
Mmm....no soy muy bueno contando historias...déjame pensar...una vez - creo que fue en los ochenta - durante un concierto en uno de esos cafés alternativos de París, me tocaba un gran solo de clarinete. Normalmente, cuando toco, cierro mis ojos. Para mi sorpresa, cuando accidentalmente abro mis ojos, noto que poco a poco la gente se iba, y no cinco individuos, te hablo de casi todo el local. Pensé “Dios mio, debo estar tocando horrible, que porquería estoy haciendo!”. Lo que en realidad pasó es que alguien había puesto una pequeña bomba lacrimógena, y la gente irritada de la vista abandonó el local. Yo estaba con mis ojos cerrados y en escenario, por eso no sentí nada. ¡Pero fue una terrible sensación ver a la gente levantarse y salir en medio de mi solo!

• Sobre su experiencia, ¿usted recomienda que los instrumentistas experimenten la improvisación?
Claro que sí, sea este su campo profesional en el futuro o no. Al improvisar uno asume muchas responsabilidades: debes tener comando de tu instrumento, te conviertes en compositor, eres parte de un ensamble y en segundos más, solista, y estas obligado a ver la música a través de tus ojos, no por los de un compositor o director. Debes poner tu creatividad al máximo. Hoy en día muchos músicos académicos están interesados y sumergidos en la improvisación, aunque no se vayan a dedicar a ella, y eso es muy positivo. Por ejemplo, Jacques DiDonato tiene un departamento especial en Lyon en donde enseña improvisación a sus alumnos de clarinete. Antes de graduarse deben componer e improvisar. Todos los alumnos que le conozco tienen trabajo, ya que tocan muy bien el repertorio clásico y contemporáneo, y son capaces de componer e improvisar para trabajar en producciones de teatro o en compañías de danza. Improvisar es bueno, por lo menos intentar. Te ayuda a entender y disfrutar más la música.

• ¿Usted cree en el talento?
Claro que sí, sé que no es suficiente pero todo empieza con el talento. No creo en Dios, pero si creo que nacemos con algún talento. Lo que sucede con algunas personas es que creen tener talento para algo, cuando en realidad su talento está en otra área. Creo que el talento marca en el arte esa diferencia entre algo mediocre y algo realmente bueno. Primero es el talento, y luego tu decisión de lo que haces con él. Puedes tener mucho talento en música, y dedicarte a la "música comercial" ya que prefieres el dinero, y no optas por desarrollar tu potencial.

• ¿Tiene algún sueño?
No, creo que no. Cuando empiezo algún proyecto, es porque conocí algún músico que me motivó, o porque alguna oportunidad aparece. No tengo sueños específicos porque en realidad no sé exactamente que es lo que quiero. Cuando la vida me da una idea o una oportunidad, la tomo. Si me dices “usted tiene todo y toda la libertad de hacer lo que quiera” no sé lo que haría... por ahora no quiero nada. Me gusta más la motivación, la curiosidad, esa energía que te impulsa a hacer cosas, a descubrir. No me interesa la libertad total. Mi sueño es cuando hago música, cuando estoy rodeado de músicos. Antes de es, no tengo sueños, no los necesito.

• Su música lo ha llevado a soñar en escenarios de varios países...
Si, he viajado mucho, y me sería más sencillo mencionarte los países que no he visitado. En tu continente, no he pisado aún Argentina, Brasil y Chile... a veces mis visitas son muy breves, y es por que creo que uno debe viajar, ya que así la gente te conoce, así introduces tu arte.

• Lo deben extrañar mucho en casa...
Si, pero así soy, un nómada, siempre lo he sido. A veces pienso que no necesito un hogar, ya que me siento feliz en cualquier parte... soy ahora abuelo y aún así me gusta mucho tocar y viajar.

• Su agenda parece estar siempre bastante saturada. ¿Le parece que hoy en día es más difícil tener la oportunidad de ofrecer conciertos, viajar?
Me parece que sí. En la época que me desarrollé había mucho apoyo y movimiento, aquí en Francia y también en Alemania. Hoy, con los nuevos gobiernos, hay menos dinero destinado a la música, sobre todo en Francia. En Alemania me parece que sucede lo mismo, cada vez hay menos dinero para la música. Hoy debemos luchar un poco para mantener lo que somos. Un músico joven debe luchar para tener un buen concierto y no mal pagado. Pero es algo por lo cual vale la pena apuntar y disparar nuestra energía, siempre sucede así: hay épocas buenas y otras no tan buenas, y aún así durante el periodo difícil, algo positivo nace. Nunca todo es negativo. Si quieres ser un artista, debes de tomar este riesgo y no quejarte si es difícil.

• Respiro un aire positivo en su persona...
Si, y debo serlo. Ser positivo es ser claro y calmo. Soy positivo con mi música, con los músicos que invito. No creo en Dios como te dije pero si tengo un aire positivo. Por otro lado, no soy tan optimista con la raza humana. Mi optimismo disminuye cuando veo lo que sucede en África e incluso aquí en Europa, donde cada vez mas veo gente pobre, desempleada y sin un lugar donde vivir. ¿Cómo será la situación social en 20 años? Pero en mi trabajo, si soy positivo.

• Es una bella profesión la que tenemos
Si, casi siempre lo es. Creo que uno debe compartir lo que hace, y lo puede hacer empezando con sus amigos. Uno puede compartir su música a cuatro personas, no necesitas un auditorio con dos mil personas para empezar a compartir, ya que esas cuatro personas son también importantes.

27 de julio de 2012

CLARIPERU: Entrevista a Guy Deplus

Un nombre leyenda en el mundo del clarinete es sin duda el del clarinetista francés Guy Deplus, un hombre que ha dedicado su vida a la música así como a la interpretación y enseñanza del clarinete. Deplus fue profesor principal del afamado Conservatorio de París y su vida está relacionado con grandes compositores como Stravinsky, Boulez y Stockhausen.

A sus 81 años de edad, Marco Mazzini conversó en exclusiva con Guy Deplus para Clariperu. Entrevista realizada el 25 de julio del 2005 en Tokio, Japón, en el marco del Festival Mundial de Clarinete.




Sumergiéndonos un poco en las memorias de sus inicios musicales y para empezar con esta entrevista, ¿Cómo así se involucra con el clarinete? ¿Recuerda algún momento en particular cuando descubrió este instrumento?
La verdad que no, no lo sé. Verás, en mi casa todos tocaban un instrumento musical, mi padre tocaba flauta, una de mis hermanas tocaba piano y la otra flauta; uno de mis abuelos tocaba la tromba, y mi otro abuelo el saxofón.

Una familia muy musical
Sí, pero todos ellos eran solo aficionados. En la parte norte de Francia teníamos muchas bandas y era bastante común que los niños se inicien en la música tocando en las bandas locales. Yo empecé así con el clarinete, y no recuerdo exactamente por qué decidí por él. Tuve que escoger, de eso estoy seguro, ya que nadie me obligó a tocar el clarinete o algún otro instrumento. Ahora que recuerdo, empecé tocando piano y luego pasé al clarinete. Tenía ocho años cuando cogí por primera vez un clarinete y luego de dos años pasé a formar parte de una banda. Hoy en día me parece que es diferente, y tengo la impresión que es más difícil involucrar a los niños en las bandas, en la música, ya que ahora tienen tantas otras alternativas modernas. En mi época era normal formar parte de alguna agrupación musical. También sucedía que pasabas a formar parte de otra banda, y luego otra, e incluso te llamaban de bandas de otros pueblos. Luego de familiarizarme con el clarinete empecé a estudiar para formarme como maestro de música de escuela, no escuela de música, si no escuela primaria o secundaria regular. En una de ellas conocí a mi esposa, quien dirigía uno de estos centros educativos.

• ¿El clarinete lo dejó de lado en este periodo, por sus estudios pedagógicos?
No, siempre me mantenía practicando y estudiando. Mis primeras clases formales las tomé en un conservatorio de un pueblo cercano (Valenciennes), en donde aprendí cursos generales y música. Mi meta era prepararme bien para ingresar al conservatorio de París, pero mi madre me insistió en culminar primero mis estudios de pedagogía. “Uno nunca sabe” me dijo, “Si no te va bien en la música, tendrás trabajo como maestro”. Le hice caso, ya que la comprendía por la situación propia de mi hogar: mi padre falleció a los 41 años, y la estabilidad de mi familia se vio muy afectada. Fueron momentos muy difíciles . Aún así, pude viajar a París e ingresar al conservatorio y no sabía que esa era mi única oportunidad para postular, ya que tenía 20 años ¡y esa era la edad límite! Ahí estudié armonía, dos años de clarinete (para obtener el primer premio), y uno más de música de cámara. Todo esto sucedió luego de la guerra.

• Me imagino entonces que la situación social era bastante frágil, inestable durante esa época de conflicto.
Y difícil. No tenía dinero suficiente, y para resolver este problema, ingresé a la banda naval, ya que ésta se encontraba en París, lo cual fue una excelente coincidencia. Este trabajo no sólo me ayudaba económicamente, si no también me sumergía un poco en el mundo de la interpretación, del ‘tocar para ganarse la vida’, y de establecerme en la capital. Cuando la guerra con Alemania terminó definitivamente, teníamos la opción de anular nuestros contratos, y así lo hice, ya que la banda naval se mudaba lejos de París, por eso renuncié.
Lo que hice entonces fue integrarme a otra banda en París, la banda de la policía, pero sólo por uno meses ya que para ellos, yo no era lo “suficientemente serio”.
El maestro interpreta  el quinteto de Weber en Japón

• ¿No lo consideraban serio por algún antecedente o por su comportamiento en su nuevo ambiente policial?
Lo que sucedió es que yo tocaba eventualmente en teatros, esto lo empecé antes de ingresar a la banda de la policía, y en varias oportunidades salía tarde de la función y no llegaba a tiempo a mi nuevo trabajo, y por eso... me dijeron que no toleraban esta situación, así que me retiré.

• ¿Qué decidió hacer luego de su breve visita laboral en la banda policial?
Bueno, tomé parte de la audición para formar parte de la Garde Repubiqué, que es una banda con una gran reputación internacional, y fui aceptado. Es en este periodo que empecé a involucrarme con la música contemporánea, junto a Pierre Boulez, ya que ambos estuvimos juntos en el Conservatorio. Pertenecemos a la misma generación y fluía cierta amistad. Con él comenzamos lo que se conocería como “Domaine Musical ”, una pequeña orquesta dedicada a la música contemporánea.

• ¿ Y cómo sucedió su colaboración con Pierre Boulez?
Él era más un amigo, sucedió que lo conocía y por eso trabajamos juntos. El siempre estuvo involucrado con música contemporánea. Ahora ha cambiado, veo que dirige obras menos modernas. Él es un hombre con mucha convicción en su trabajo. Un hombre muy inteligente que sabe todo sobre la literatura musical, sobre arte... así lo conocí, joven, inteligente, severo y convencido de su arte. Luego de este periodo con este ensamble fui a la Opera de París. Esto no sucedió inmediatamente, ya que antes de ingresar a la ópera, fui lo que se llama ‘freelance’, tocaba aquí y allá.

• Con lo que me cuenta, es fácil deducir que ha tocado de todo un poco...
Si, y en esa época era posible ganar regular dinero en los estudios de grabación de París, con cantantes principalmente. Te llamaban frecuentemente a última hora: “estas libre mañana, necesitamos un clarinete”. Y así acudía a grabar cuando me necesitaban.

• ¿Existen entonces grabaciones suyas de música popular?
¡Si, muchas! Los arreglos en los que yo tomaba parte eran muy buenos, estaban realizados por serios compositores. Hermosa música que contrastaba con lo que hacía con Boulez, pero como vez, hice de todo un poco.

• ¿Considera usted importante que un músico se involucre en esta variedad, en este ‘de todo un poco’ que menciona?
Claro que si, para mí fue muy positivo tocar cosas diferentes... y la música popular que interpretaba no era ‘mala’ para nada, por el contrario, muy bien escrita pero diferente de aquella que tocaba en las salas de conciertos. En los estudios de grabación debes tocar correcto a la primera, mayormente leíamos la parte una vez y a la segunda, “piiii”(imitando el sonido de una alarma), ya teníamos que grabar la música. Esta demanda de precisión es muy buena, lo fue para mí.

• Luego de todas estas aventuras musicales con bandas, cantantes, Pierre Boulez y la Opera de París, ¿hay algo más en la música que me pueda compartir?
Si, no me puedo olvidar del Octeto de París, que estaba conformado por un quinteto de cuerdas con clarinete, corno y fagot. El repertorio consistía mayormente del “Octeto” de Schubert, el “Septeto” de Beethoven, más todas las otras posibilidades: quinteto de clarinete (Mozart, Brahms, Reager, Weber), quintetos para corno y fagot Fuimos por todo el mundo, menos Australia. Yo he estado dos veces con el Octeto en Latinoamérica. Esto habrá sucedido a mitad de los setenta. Pero luego de un tiempo nos separamos, ya que cada uno de los miembros adquiría nuevas responsabilidades: un violinista fue nombrado director de una escuela de música, el primer violinista obtuvo una plaza en una orquesta, etc. Por eso decidimos disolver el Octeto de París. A este punto, yo había sido nombrado profesor en el Conservatorio de París. Primero como maestro de solfeo, luego como maestro de música de cámara, y sólo después que el profesor Ulysse Delecluse se retirara del puesto de profesor principal de clarinete, tuve la oportunidad de postular para obtener esa plaza. Muchos candidatos se presentaron.

• Me imagino la gran cantidad de interesados que debieron haberse presentado. ¿En qué consistió su entrevista, alguna audición o clase pública?
No, todo estaba basado en reputación, en logros artísticos. Como te comentaba yo estuve con Boulez, Garde Repubiqué, luego en la Opera y por último en el Octeto. Y como sabrás, fui aceptado.

• ¡Usted ha sido un hombre muy ocupado!
¡Si, es verdad! Pero nada sencillo, ya que por ejemplo, cada vez que tenía que viajar con el Octeto de París, debía solicitar permiso a la Opera de París por una, dos o a veces tres semanas. No siempre decían que sí, ¡y esto complicaba mis días! Debo decir que, aunque fue muy gratificante tocar con el Octeto, fue un alivio para mí cuando este ensamble se disolvió.

• ¿Y cuándo sucedió su retiro del Conservatorio de París?
Muy simple, cuando cumplí 65 años. Si trabajas en una institución estatal en Francia, uno debe retirarse a esa edad, no es como en otros países en donde, si uno tiene aún energía y ganas por trabajar puede mantener su puesto. En Francia no sucede así. Llegas a los 65 y debes retirarte. Y así lo hice. Pero continué por cinco años más en la Opera, y luego.... nada.

• Pero su pasión por la enseñanza no terminó ahí, si no me equivoco.
Lo que hice más tarde fue integrarme a una escuela de música privada a las afueras de París. En entidades no estatales es posible trabajar más allá de los 65 años. Y hasta hoy en día enseño en la “Escuela Normal de Música de París”, y oficialmente no lo hago en ninguna otra institución. Lo que si mantengo es mi trabajo como intérprete, me presento como solista o en música de cámara, pero como maestro me desempeño sólo en la Escuela Normal. Muy a menudo recibo también estudiantes privados aquí en París, ya que muchos clarinetistas extranjeros me llaman para tener una o dos clases conmigo cuando tienen la oportunidad de estar en Francia. También viajo muy seguido, y a veces mis ex-alumnos que tienen el puesto de maestros en alguna institución musical, me invitan a que imparta clases maestras. Hace poco estuve en Croacia, y aquí en Japón tengo muchos ex-alumnos, ya que durante mi carrera visité este país muy seguido, tanto así que en el verano abrían una academia para clarinete exclusivamente para mí.

• Es decir, ¿usted era el único maestro de clarinete?
Así es. Las clases duraban dos o a veces tres semanas, y por mis manos han pasado muchos clarinetistas japoneses. También sucedía que ellos me consultaban si era posible enviar alumnos a París, y he recibido algunos en la Escuela Normal o de manera privada. Esto no ocurre muy frecuente ya que como comprenderás, el viaje, la Escuela Normal (privada) y todos los demás pormenores salen muy costosos. Aún así, noto que los jóvenes se movilizan más que antes. Esto es muy positivo.

• Regresando un poco a su desarrollo con el clarinete y musical , ¿Qué me puede contar sobre sus maestros?
Mis maestros... el primero que debo mencionar es el profesor de la banda en la cual me inicié. Era muy estricto y serio: “debes estudiar mucho”, siempre me decía. En esa época empezábamos con solfeo, y luego con el instrumento, no ambos paralelamente.

• Que curioso, no lo sabía.
Solo si habías aprobado solfeo, podías empezar con tu instrumento. Y luego de un par de años, si tu avance había sido bueno, te enviaban a la banda. Más adelante, cuando fui al conservatorio en Valenciennes, mi maestro fue Henry Dubois. Fue él quien me animó a viajar a París y postular al Conservatorio de dicha ciudad. Uno de los grandes amigos de este maestro era Pierre Lefébvre, un excelente clarinetista con quien tuve algunas clases también. Ya en el Conservatorio estuve en la clase del profesor Auguste Périer.
Pero en París fue en realidad Pierre Lefébvre mi primer maestro, un hombre muy serio, y con mucha razón: había sido clarinetista solista de la Garde Repubiqué, luego primer solista de la Opera Cómica de París, también miembro del Trío de París (clarinete oboe y fagot), y era el clarinetista principal de Concerts Lamoureux, una orquesta en París. A veces me decía “cuando falte un clarinete en la orquesta, tu vienes a tocar conmigo”, y así me convertí esporádicamente en su segundo colega.

• ¿Alguna anécdota que me pueda compartir sobre esta nueva experiencia en la orquesta junto a Lefébvre?
Claro que sí. Sucedió más de una vez que en los ensayos, justo antes de empezar a interpretar una obra, él se dirigía a mí y me anunciaba: “hoy tocas tú el solo”, y yo trataba de darle excusas: “pero maestro, yo he estudiado la parte de...”, “No, toca el primer clarinete”. Y creo que así empecé a ser más protagonista y seguro de mi mismo.

• Y de todos sus maestro que han sido parte de su formación, ¿quién cree que lo ha influenciado más?
En el clarinete debo decir Pierre Lefébvre, pero musicalmente estuve muy influenciado por Louis Cahuzac, a quien curiosamente no lo conocía. En esa época el sonido francés era bastante frágil, muy transparente y claro. Cahuzac sonaba diferente, y la primera vez que lo escuché fue sólo en la radio, y pensé para mi mismo “oh, no, ese sonido grande no es para mí”. La segunda vez lo volví a escuchar en la radio, y ahora pensaba que su sonido era interesante. La tercera vez él estaba probando clarinetes en la fábrica de Buffet, y por coincidencia yo estaba ahí para reparar mi instrumento. Estaba un poco emocionado ya que yo era bastante joven y él era ya un nombre importante. Al escucharlo en vivo, quedé impresionado, ¡qué hermoso sonido!

• ¿Es posible que me describa en qué consistía esa diferencia en el sonido?
Su sonido era muy lleno, muy rico, cálido, en contraste con aquel sonido que yo venía escuchando y cultivando. Un amigo mío tocaba en un orquesta que ofrecía conciertos diarios para la radio. Estos conciertos se transmitían en vivo al medio día y consistían en obras ‘clásicas ligeras’. Un día, este colega mío tuvo un compromiso y no podía asistir a una de estas transmisiones, y me pidió que lo reemplazara. Para mi sorpresa, el primer clarinetista era Louis Cahuzac.

• Que hermosa experiencia debe haber sido tocar al lado de él. Le pido también que me comparta alguna historia que recuerde en esta aventura radial junto a Cahuzac.
El fue muy amable conmigo en todo momento. Recuerdo que él me preguntó: “por favor, dime que campana suena mejor”. Ya en ese tiempo él sabía que cada campana ofrecía diferentes resultados. El cargaba consigo creo que cinco campanas diferentes, y me preguntó cuál prefería yo. Recuerdo claramente que le respondí muy respetuosamente “Señor Cahuzac, discúlpeme, pero me considero muy joven como para ayudar a un músico como usted”. Me dijo muy amable, “no, no, ¡tú decides!”. Y así lo hice, ya que luego de escucharlo probar sus campanas, decidí por una. “Muy bien, tocaré con esta entonces”, y así lo hizo, tocó en la radio con la campana que le escogí. Luego de este episodio ensayamos por poco más de una hora, y luego a tocar directamente en vivo para la radio. Aquí noté que su embocadura era muy flexible, y tocaba con lo que se denomina ‘labios dobles’.

• Esto último que me explica influía mucho en la calidad del sonido del maestro Cahuzac.
Si, de hecho. Hasta ese momento sólo conocía cuatro clarinetistas en París que tocaban con labios dobles, que es la manera original francesa de tocar el clarinete. Cahuzac nunca impuso a sus alumnos a tocar a la manera como él lo hacía. Un clarinetista que también tenía esta embocadura era Gaston Hamelin.

• Hamelin fue un maestro con gran reputación, ¿verdad?
Guy Deplus durante su recital en Tama, 2005
Si, un hombre famoso. Fue el primero en grabar en Francia la ‘Rapsodia’ de Debussy – y por cierto tengo una copia en casa. Con él solíamos discutir sobre el lugar donde se debería respirar en la Rapsodia. Cuando Hamelin llegó a París, Debussy todavía estaba vivo, y de alguna manera él era como un ‘documento’, ya que en algún momento él debió haber tocado esta obra para Debussy. Si escuchamos, en todo el mundo tocan la Rapsodia con esta respiración , pero a mí esto no me convence. En una oportunidad me pidieron que ofreciera algunas clases en Alemania sobre la Rapsodia, y ahí empecé a sugerir que esta es una mejor opción. Encuentro esta última más expresiva, y después de que yo empezara a sugerir esta nueva respiración, Hamelin también la cambió, y respiraba ahora en donde yo pensaba era el mejor lugar para hacerlo.

• Usted ha tenido mucha experiencia como maestro, y ya que hablamos de música, ¿Qué diferencias interpretativas observa en las nuevas generaciones, si las comparamos con sus alumnos de hace veinte o treinta años atrás? ¿No cree que la importancia que se le da a la “precisión técnica” es mayor hoy en día?
Creo que tienes razón, y te explico lo que veo: en mi tiempo, no estábamos muy concentrados en lo que denominamos ‘técnica’ o en mover muy rápido los dedos. Era más calmado, más musical. Hoy en día la música es técnica y todo rápido, como que si, entre más rápido, mejor. Observo lo mismo con los directores, cada vez quieren ir más rápido. Por esto me siento obligado a exigirles a mis alumnos a tocar algunas cosas más rápidas de lo que considero deberían ser, y usar doble staccato, ya que en varias orquestas el tempo es tan acelerado, que es imposible tocar ciertos pasajes en staccato simple. Yo no estoy de acuerdo con esto, pero debo adaptarme y preparar a mis alumnos, ya que si ellos desean tomar parte de una audición para obtener trabajo, les van a pedir un tempo rápido, eso lo sé.
Incluso en algunas audiciones te piden tocar algunos pasajes más rápido de lo que harían en un concierto, para simplemente probar al postulante. Esto no me gusta y no concuerda conmigo: entre más rápido toques, menos música tienes. No hay tiempo para desmenuzar y embellecer la música si esta sucede en un segundo. Tienes que darle a la música tiempo para vivir y respirar. Pero la realidad es otra. No estoy de acuerdo, y supongo que debe ser esto una evolución.

• Lo que me comenta me es familiar. Dígame ¿cree saber el porqué de esta ‘evolución’ en el tempo musical?
Bueno, está en nuestras vidas cotidianas. Hemos cambiado tanto, siempre estamos apurados, y esto se plasma en la música. Veo que muchos jóvenes quieren hacer varias cosas, y cuando les preguntas para hacer música no tienen tiempo. En mi época sí teníamos tiempo.

• En su experiencia, ¿cómo cree que se puede ayudar a un alumno a desarrollar su musicalidad?
Ah, interesante. Recuerdo que un director en mi país me dijo justo cuando había terminado mi último examen en el conservatorio: “Muy bien, pero ahora no sabes nada. Ahora debes escuchar todo tipo de música, no sólo el clarinete, sino música, y así te desarrollarás más como músico, que es muy importante”. Es importante escuchar mucha música, ya que la diversidad te ayuda a despertar el músico dentro de cada uno de nosotros. Esto es lo que transmito.

• Dentro de la gran diversidad de su repertorio, ¿Tiene alguna preferencia musical?
Hay obras que nunca dejaré de amar, como las sonatas para clarinete de Brahms, pero me obligué a mi mismo a escuchar, entender y disfrutar otras cosas, ya que la música para clarinete no es suficiente. La música es toda, no sólo donde suena un clarinete. Así uno descubre hermosa música sin clarinete. La música popular es necesaria también. Me parece que en la actualidad es también más difícil discernir, ya que la música con la que nos bombardean a través de las radios no es siempre la mejor, seamos honestos, pero la gente escucha sólo ese tipo de música, y esto no me parece bueno. Esa música radial no es suficiente.
¿Qué podemos hacer? En las escuelas de música los maestros orientan a sus estudiantes en este sentido, pero esto sucede en un espacio que alberga futuros músicos profesionales. ¿Y el resto de la gente? En Francia, la música en las escuelas normales no se ha desarrollado.

• Esa es una imagen común en varios países, y es un tema delicado, ya que también hay que considerar que en las escuelas, al ofrecer un interesante programa musical, se está a la vez formando un público.
Exacto! Y sin esos programas a los músicos profesionales los juzgan de manera errónea e injusta. Tengo conocidos que cuando conversamos sobre música, muestran cierto apego y aprecio hacia cierta clase de música, incluso obras específicas. Cuando les menciono que existe música paralela en estilo y mucho más interesante, ninguno de ellos conoce algo más. Es una lástima.

• Viajando un poco a la historia de su carrera, cuénteme un poco sobre esta relación que tiene su nombre con el del compositor Igor Stravinsky.
Stravinsky atendió uno de los conciertos de la orquesta Domaine Musical con Pierre Boulez, y así fue como lo conocimos. Boulez me pidió grabar las “Tres Piezas para clarinete solo” de Stravinsky y así lo hice, dentro del marco de una producción de Domaine Musical. El día de la grabación el compositor no estuvo ahí, pero días después él se acercó al estudio a escuchar mi grabación, y Boulez me dijo que estuvo muy satisfecho con mi versión. En su libro “Memorias y comentarios”, él dijo algo así como: "los virtuosos aún existen, ellos son los instrumentistas excepcionales, el flautista en Roma (Gazzelloni), el clarinetista en París (ese era yo), y otros, quienes han logrado nuevos poderes musicales e instrumentales en sus interpretaciones de la música nueva. Ellos son desconocidos, pero su valor en la música es mayor a la de sus colegas famosos”. Con Boulez solíamos buscar nuevas posibilidades en el clarinete, un periodo muy bello.

• Desde el comienzo de su carrera, su interés por la música moderna estuvo presente...
Si, es verdad, pero también era un poco más simple, ya que era el comienzo del clarinete moderno, de su repertorio. No había tanta nueva música. Hoy en día es tan complicado, tanta música nueva, y a veces estas obras son vacías, sólo para mostrar lo que el clarinete puede hacer. También hay obras que no son para escuchar, si no para leer, ya que en el papel se ven hermosas, pero el resultado sonoro es terrible. El público no siempre está interesado en esta clase de música, y esto es peligroso, ya que si no escogemos un buen repertorio moderno, la gente se va a alejar de las salas de conciertos. Ayer por ejemplo, escuché a tres clarinetistas japoneses, ex-alumno míos, quienes interpretaron sólo música contemporánea. Al costado mío se encontraba el director de la firma Vandoren. Él no es músico pero le gusta mucho la música. El me confesó “esta música no me interesa, es demasiada complicada para mí”. Algunas obras modernas son buenas para tocarlas en el conservatorio, y para desarrollar un poco más nuestra técnica, pero hay que tener mucho cuidado cuando se toca para un público general. Debemos entender que muchos compositores de hoy no saben realmente cómo componer, ya que considero que con nuestro sistema tradicional, es complicado componer algo interesante. Casi todo ya se ha escuchado.
Pero si nuevos instrumentos son creados, en hora buena que nazca música para esa nueva herramienta sonora! Obras que exploten el potencial del instrumento, que lo dignifiquen. A veces me pregunto porque exigirle a un clarinete algo mucho más allá de su naturaleza. ¿Es realmente más interesante?

• Ya que hablamos de música nueva, de los últimos conciertos que se han compuesto, ¿tiene alguno preferido, uno que usted pueda señalar como una "buena obra"?
He tocado tantos, y hay buena música... diría el concierto de Charles Chaynes. El era el director musical de la radio de París. Este concierto no es conocido, es para clarinete y orquesta, y en su lenguaje mezcla muy bien lo que llamamos ‘música difícil’ con algo de jazz y hermosas melodías. Lo que me gusta de esta obra es que, es posible para cualquier amante de la música de escuchar y disfrutarla.

• ¿Cómo se siente luego de toda su fructífera carrera, y a este punto de su vida?
No lo sé.... me duele ver esta evolución que te comentaba, sólo por la técnica. Esto es un problema. Un colega mío, solista de una orquesta francesa conversaba conmigo ayer durante la comida, y me mencionaba lo mismo: se habla mucho de concursos, competencias, velocidad... y ambos concordamos que no nos gusta este cambio. ¡ A veces debo consultarles a mis propios alumnos sobre el ambiente actual! Una estudiante japonesa me necesitaba para trabajar en uno de los conciertos de Spohr, era para presentarlo en una audición. Durante la clase le decía: “mira, según la tradición, la obra es de esta manera”. Y luego debí aconsejarla no por la tradición, sino para su audición. Esto es diferente, en líneas generales, tocar más rápido y efectivo. Años atrás no le hubiese dicho esto a nadie, pero debo adaptarme, sin perder y dejar de enseñar lo que considero correcto y verdadero. Incluso el público a veces me cuestiona, ¿porqué tocó esta obra tan lenta?” y yo respondo, “bueno, la obra es así, fue escrita de esa manera”.

• Yo recuerdo que presenté la Rapsodia de Debussy en una clase maestra con un profesor de Estados Unidos, y en cierto pasaje me indicó: “esto es más rápido” y al preguntarle el porqué, su respuesta fue, “bueno, así se toca hoy en día”.
Esa no es una buena razón. En otras palabras, toca rápido porque todos la tocan rápido. En el comienzo de la Rapsodia, Debussy escribió “Lento, como un sueño”, y eso es muy ignorado... como un sueño. Stravinsky escribió en la partitura de sus “Tres Piezas para clarinete solo” que debes respetar los tiempos y las respiraciones. Todo está escrito, debes interpretar lo que está en la partitura, punto. Ese es Stravinsky. Pero en las nuevas ediciones, esta importante anotación ya no está incluida. ¿Te das cuenta? A menudo, cuando escucho interpretada la tercera pieza es muy rápida, cuando en la partitura el tempo es otro, bastante calmado. Si lo tocas muy rápido no tendrás tiempo para ofrecer todos los detalles de la obra, pero si sigues las indicaciones de Stravinsky, lo tendrás. Siento también que no hay respeto por los compositores, pero ojo, no todos son iguales. Algunos de ellos no saben exactamente lo que quieren, y está en nuestras manos recrear un mundo sonoro que el compositor apruebe.

Regresando al punto sobre mi vida... mi carrera es como una droga... si le pregunto a mi esposa sobre ella, me responde sin titubear, “para, ya no sigas, ya ha pasado mucho tiempo”. Y mi respuesta es que, yo siento que debo seguir compartiendo algo, mi experiencia, compartir mi pasión por la música ... ella a veces me cuestiona, ¿Y por qué?, ¿no ves que el mundo musical ha cambiado? ¿Cómo vas a luchar contra todo esto? Yo digo, “aún no lo sé, pero seguiré intentando”.

1 de junio de 2012

Entrevista al clarinetista Martin Fröst


Una joven figura en el mundo del clarinete que brilla por sus dotes musicales y programas muy originales es sin duda Martin Fröst, un músico sobresaliente que nos cuenta en exclusiva sobre su vida y proyectos.
En el presente texto podrá también apreciar dos videos de este clarinetista: el concierto Peackock Tales de Anders Hillborg, y el anuncio del concierto para clarinete del compositor Kalevi Aho.
Esta entrevista exclusiva es fruto de la colaboración de Clariperu con los miembros de Clariforo, quienes nos enviaron sus preguntas para Martin, como parte de un proyecto colaborativo en Internet. Le agradecemos a cada uno de los participantes por su interés y sus distintas preguntas. La entrevista se realizó vía telefónica con Marco Mazzini el 22 de agosto de 2006.

Un agradecimiento especial a Jennifer Spencer, manager de Martin Fröst, por proporcionarnos los videos para ser reproducidos aquí en Clariperu.

• Estimado Martin, empecemos por conocer tus inicios musicales. ¿Me puedes contar cómo así te involucraste con la música?
La música comenzó en mi vida con el violín, que lo empecé a estudiar a la edad de seis años, y a los nueve me inicié con el clarinete.

• ¿Y el estudio del clarinete empezó en alguna escuela de tu país, o quizás de manera autodidacta?
Lo aprendí en un centro musical. Yo vengo del norte de Suecia y ahí asistí a una escuela de música. Fue cuando tenía quince años que me mudé a la Academia de Música de Estocolmo. Era bastante joven cuando sucedió este cambio y fue una vida un poco difícil.

• Para complementar tu educación viajaste a Alemania y tuviste como maestro al clarinetista alemán Hans Deinzer. ¿Cómo fue esa nueva experiencia?
El encuentro con Hans Deinzer en Hannover fue de mucha importancia para mí. Fue un gran maestro, y me condujo de una manera muy profunda al repertorio principal del clarinete. Nunca había experimentado ese grado de compromiso con una obra, con cada obra.

• ¿Podrías decir que Deinzer fue una gran influencia en tu persona?
Él era un maestro de alto nivel. Tenía muy claro los conceptos sobre música y sonido, y en eso nos concentramos. Y como influencia, no dudo en decir que sí, él ha sido una invalorable influencia que me cambió la vida. Hasta el día de hoy mantenemos contacto.

• Durante este caminar en la música, ¿destacaste entre tus compañeros clarinetistas desde niño, o fue al final de tu carrera cuando realizaste ese salto sobresaliente?
Como te mencionaba, cuando llegué a la escuela de música de Estocolmo fui bastante joven y egresé bastante joven - ingresé a los quince y a los dieciocho ya estaba afuera – y toqué mucho repertorio en este periodo. Cuando llegué a las manos de Deinze me desarrollé mucho pero desde otro punto de vista, ya que dedicábamos mucho tiempo para una obra. En dos años solo estudié los conciertos de Mozart, Weber, las sonatas de Brahms... no alcancé a ver todo el repertorio obligatorio. Por ejemplo, no estudié las conocidas obras de concurso francesas, ya que él no deseaba hacerlas. Fue un desarrollo muy profundo que tuve con Hans entre los años 1990 y 1992. Todo esto fue un salto muy importante, ya que aprendía a entender la música, la volví a descubrir. No creo que haya sobresalido antes entre mis compañeros.

• En esos primeros años de aprendizaje con el clarinete, ¿sentiste en algún momento que el clarinete no fue tu mejor opción?
Creo que mucha gente duda en ciertos momentos sobre lo que hace. Mi momento de gran duda se dio cuando empecé a estudiar con Hans. Sentí que tenía muchos problemas y dudaba mucho. Temía tocar en conciertos y pensaba que a lo mejor debería hacer algo más. No estaba seguro de que todo esto era para mí pero, una vez más, Hans me convenció que debería apostar por la carrera de solista. Él me inspiró una gran seguridad, lo cual fue muy importante.

• Sabemos que tienes una agenda bastante ocupada y que tu experiencia en el escenario es muy amplia. Aun así, ¿sientes muchos nervios antes de enfrentar al público?
Bueno, siento varios tipos de nerviosismo. Por ejemplo, hace dos días me presenté aquí en Estocolmo con la Orquesta Sinfónica de la Radio Sueca, lo que fue una noche importante y bonita. El precedente es que no he tocado hace ya mucho tiempo en mi país y, en especial, en Estocolmo. Sentí este nerviosismo de “regresar a casa”, muy contento, pero nervioso. Por otro lado, cuando me presento fuera de mi país, me siento mucho más relajado, ya que este es mi trabajo, mi vida. Cada semana me presento en un lugar diferente y en esta situación siempre me siento tranquilo. Pero debo decirte que me siento igual de nervioso con cada pieza que interpreto. No me sucede que, ya que he tocado el Concierto para clarinete de Mozart varias veces, me siento sereno en cada interpretación de dicha obra. Siempre me siento entusiasmado y positivamente nervioso, ya que esto lo necesito como motivación para prepararme y ofrecer lo mejor de mí, siempre.

• Y cuando sientes este nerviosismo necesario que comentas, ¿cómo lo enfrentas?
Lo que hago es previo: me preparo mucho. Cuando has tocado una obra de concierto tantas veces, es normal que domines la pieza y, si deseas, la puedes revisar un día antes del concierto. Yo no procedo de esa manera. Yo me preparo mucho más que eso. Si voy a tocar el Concierto para clarinete de Mozart, lo practico mucho, incluso a sabiendas que la obra la puedo tocar sin mucha necesidad de práctica, pero me gusta siempre prepararme bien, ya que si quiero mantener el nivel que deseo, debo estar bien preparado. También imagino durante mi práctica que estoy ya al frente de la orquesta, del público, y de alguna manera puedo experimentar ese sentimiento de nervio escénico, y así practico el dominio de mis nervios en el escenario, reforzado con mi preparación.

• Ya que mencionas la práctica en el clarinete, ¿cuál es tu proceso al abordar una obra por primera vez?, ¿sigues algún tipo de rutina o sistema?
En el caso de la música contemporánea el proceso es complejo. Esta música es difícil y siempre me siento como un novato ante una partitura nueva. Muy a menudo no comprendo a una primera vista lo que encierra el papel. Creo que no tengo una manera fija de actuar, pero lo que sí hago es estructurarla en partes para estudiarla, "de esta página a esta página voy a estudiar hoy, luego este movimiento mañana", etc. Intento también tener una visión clara de la obra en conjunto y no solo desde el punto de vista musical sino también de organización: debo aprender a calcular el tiempo que una obra nueva me va a demandar, ya que la planificación de mi tiempo es muy importante. Realizo un poco más de cien conciertos al año y esta agenda incluye mucha música nueva, por ejemplo, en setiembre estreno un nuevo concierto para clarinete de Sven-David Sandström, la semana pasada estrené un trío y en Praga acabo de estrenar una obra. Las obras nuevas siempre me toman mucho tiempo de estudio y por eso debo planificarlas bien, ya que el tiempo es aún un asunto difícil para mí (¡nunca dejo de aprender cómo dosificar mi tiempo!).

• En este proceso de estudio, digamos para el Concierto para clarinete de Mozart, ¿cómo tomas las respectivas decisiones interpretativas?
La manera cómo interpreto, cómo veo la música y mi lenguaje es convincente. Al estudiar una obra siempre tengo una idea sobre ella, de lo que quiero hacer. Para esto vivo, esto es mi gran inspiración, no soy el tipo de persona que interpreta una obra hoy y la toca igual el día de mañana. Me gusta indagar más y más en cada obra, descubrir la música, las intenciones del compositor. Esto me inspira mucho y es la dirección que he tomado. Si se trata de un compositor actual, trato de trabajar directamente con él y de entenderlo, y con esto debo decirte que soy muy selectivo en lo que toco.

• Me imagino que debes recibir muchas obras nuevas.
Sí, y no quiero tocar obras que no entienda o que no me provocan mayores sentimientos. Si la obra no captura mi espíritu, estoy seguro que no la tocaré. Esto lo trato de evitar en lo posible.

• Tu carrera artística se hace muy distintiva por el uso que haces de coreografía, pantomima y luces. ¿Cómo integraste este recurso corporal? ¿Por una búsqueda propia o porque la obra así lo requería, como el concierto de Anders Hillborg?
En realidad esto también viene de Hans Deinzer, ya que él me mostró algunas obras que requerían movimiento, piezas que él mismo ha interpretado que así lo requerían, como Domains de P. Boulez, y Harlekin de K. Stockhausen que incluyen movimientos. Tenía amigos compositores que querían escribir con esta receta y así realicé dos piezas de esta naturaleza para clarinete solo. En una de ellas interpreto a una marioneta y salgo al escenario con cuerdas que están atadas a diferentes partes de mi cuerpo. Luego de esta experiencia, conocí al compositor Anders Hillborg y decidimos profundizar en esta nueva dirección. Así nació todo un concierto para clarinete con coreografía. Fue una maravillosa experiencia trabajar con artistas de otras áreas, como coreógrafos y diseñadores de luces. Aprendí mucho de todo esto y sentí que estaba creciendo como músico.





• Como instrumentista, tienes un repertorio bastante amplio que abarca prácticamente todo el historial del clarinete. Dime, ¿qué disfrutas más tocar, obras clásicas, románticas o contemporáneas?
En realidad me gusta mucho la variedad, un poco de todo. Es por eso que cada año trato de mantener tres espacios: en cada temporada estreno uno o dos conciertos nuevos que comisiono – no más – luego mantengo el repertorio tradicional del clarinete y también realizo un proyecto especial. Este año realizo mi proyecto Voices and Winds, que es una presentación de la música de Schumann y Messiaen junto con obras menos conocidas, todo esto con coreografía y juego de luces. Otro proyecto que presentaré otra vez es Beyond All Clarinet History (BACH), en donde interpreto arreglos especiales de la música de Bach con sabor a jazz, todo para clarinete solo. ¡Todo esto me inspira y me gusta por igual!

• ¿Tienes alguna predilección por el jazz, ahora que lo mencionas?
Bueno, me gusta mucho y lo estoy aprendiendo. Toco cosas como el Concierto para clarinete de Artie Shaw, pero por lo demás soy cuidadoso con lo que toco. ¡Sé que existen muchos músicos que pueden tocar jazz mucho mejor que yo!

• Esta pregunta es bastante clarinetística: ¿Cuál es tu opinión sobre los materiales que usamos, llámese boquillas, abrazaderas, cañas?
Soy consciente que las cosas están cambiando, pero cuando uno está involucrado en tantos conciertos, no queda mucho tiempo para preocuparse tanto por esto. Al final, todo cambia tan rápido. Yo llevo conmigo unas doce cañas que considero eficientes y cuando viajo de un país a otro algunas de ellas funcionan mejor que las otras, por eso tengo varias de ellas.

• Las cañas siempre son un tema importante para los clarinetistas. Dime, ¿trabajas en tus cañas?, ¿cuánto te puede durar una de ellas?
Sí, las retoco, especialmente cuando siento que empiezan a cambiar. Por ejemplo, cuando viajé de Canadá a Nueva Zelandia - hace dos semanas - todas mis cañas se endurecieron, quizás porque en Nueva Zelandia estaba en altura, no lo sé, pero todas se sentían muy duras. Cuando esto sucede, lo que hago es sacar mi pequeño cuchillo y las trabajo un poco. Pero en general no las retoco mucho, las dejo libres para que respondan mejor y para esto las debo elegir muy bien. Eso sí, evito tocar con una sola caña todo el tiempo. ¿Y cuánto me duran? Te diría que dos semanas como promedio.

• Y tus clarinetes son Buffet Crampon.
Mi clarinete en la es Chadash, hecho a mano; mi clarinete en sib es Buffet, modelo Tosca, y mi clarinete de basseto es un viejo buffet que compré en el año 1992.

• Escuchando tus grabaciones es fácil darse cuenta del gran control técnico que tienes con el clarinete. Para Martin Fröst, ¿qué es técnica y cómo la desarrollaste?
La manera como he desarrollado mi manera de tocar viene de mi actitud de no comparar nada con nadie. Últimamente no escucho mucha música con clarinete, pero sí otra música que disfruto bastante. No comparo instrumentistas. Sobre la técnica, creo que debes desarrollar los aspectos en los que sabes que eres bueno, esas áreas en las que puedes decir “con esto me puedo expresar muy bien”, incluso sin considerar lo que la gente diga: si sabes que tienes algo especial, desarróllalo. Esto es tan importante como el desarrollo de las áreas en la que no eres tan bueno, como tu staccato, tu sonido, lo que sea. Esto es importante. Pero insisto que es de mucha importancia desarrollar tus áreas buenas. “Esta es mi onda, este soy yo”. Por ejemplo, a mí me gusta mucha música diferente porque siento una buena conexión con ella, y esta es mi misión. Claro que también conozco mis limitaciones. Todo esto es vital, sobre todo hoy en día, ya que, si estás bien desarrollado y preparado vas a inspirar a compositores, lo cual es muy positivo. No quiero tocar música compleja horrible que no tiene significado alguno para mí. Yo quiero provocar algo nuevo, importante, hermoso y con un fuerte mensaje. Esto, una vez más, me motiva como músico. Yo tengo la fortuna de mantener una saludable relación con varios compositores.

• El último concierto que estrenaste fue el escrito por el compositor finlandés Kalevi Aho, con quien trabajaste directamente. ¿Cuáles son tus sentimientos con esta obra?
Me gusta mucho y la acabamos de grabar. Saldrá pronto al mercado junto con el Concierto para clarinete de Carl Nielsen. En este proceso de grabar la obra, la he disfrutado aún más. Me encanta la belleza que esta obra ofrece.

• La crítica fue bastante opuesta con relación a este nuevo concierto.
Creo que muchos críticos y músicos consideran a Aho como un compositor convencional. Él viene de una generación ya “vieja" y tiene, sin duda, mucha conexión con el pasado, pero también se dirige al futuro. Personalmente, esa influencia que tiene del pasado me agrada, por eso lo escogí para que creara un nuevo concierto para mí. A veces cuando recibo obras de compositores jóvenes, estas carecen de esencia, de carácter. En este caso, creo que obtuve una buena obra, y siempre me gustó su música. Me siento contento de tener este nuevo concierto.



• En una reciente entrevista con la BBC comentabas que la obra te demandó mucha exploración en el clarinete, especialmente en los trémolos que Aho te pide.
Bueno, sí, y esto es parte de la obra, el reto interpretativo. El movimiento final requiere muchos multifónicos y no recuerdo qué tan bien salió durante el estreno, pero en la grabación que acabo de realizar uno puede escuchar qué especiales son, es como el canto de una ballena.

• La versión en vivo es bastante impresionante.
Y aún sigo creciendo en esta obra, ya que al comienzo - era en su mayoría - intocable para mí, muy difícil. Pero creo que en el estreno se escuchó casi todo como debería ser. En la grabación de estudio es diferente, ya que si en algún pasaje no estoy conforme con la música, lo puedo volver a hacer.

• Quizás ahora sea un buen momento para hablar de tus grabaciones. Dime, ¿te sientes satisfecho con ellas?
Bueno (se ríe...), nunca estoy satisfecho con mis propias grabaciones, por varias razones. Con algunas de ellas me siento contento, pero a menudo no lo estoy. Lo que me pasa es que las escucho la primera vez, y luego las olvido por un tiempo, hasta que las vuelvo a escuchar y me doy cuenta que no son en realidad lo que quería. Y como te decía, esto tiene que ver con otras razones.

• Deduzco que una de esas razones debe ser el tiempo, o mejor dicho la falta del mismo.
Sí, el tiempo es una de ellas. En una sesión de grabación tienes muy poco tiempo. Acabo de grabar los dos Conciertos para clarinete de C.M.von Weber junto con el Concertino y el Quinteto en versión con orquesta de cámara, grabaciones que serán lanzadas ahora en octubre, y esto es casi setenta minutos de repertorio. Para la grabación simplemente pasas una vez sobre ellas y listo. El resultado me parece bueno igual, y si hay algo positivo que me gusta de mis grabaciones es que trato de tocar y dejar plasmada la música como lo haría en vivo. No voy a lo seguro, sino que me arriesgo en mi interpretación, en otras palabras, no toco para la empresa discográfica sino para mi audiencia. Esto siempre lo tengo presente.

• Es una lástima que a veces no cuentes con el tiempo suficiente para recrear en una grabación algo que realmente quieres.
Tienes razón, pero eso escapa de mis manos. Las compañías discográficas te exigen un determinado repertorio en un determinado tiempo. Pero lo que ayuda es que organizan conciertos con el repertorio a grabarse con anticipación a la producción, de esta manera, la obra se prepara bien. Luego se ensaya un poco en el estudio y después, a grabar.

• Me acabas de mencionar que grabaste los conciertos de Weber en poco tiempo, por lo que puedo pensar que existe muy poco trabajo de edición en tus grabaciones. ¿Es así, o por el contrario, trabajas mucho en post-grabación en tus discos?
En el repertorio regular de clarinete siempre grabo en tomas grandes, siempre. Con la música contemporánea es diferente, ya que puedo hacer más cortes porque la música así lo permite. Depende de la música que vas a grabar. Por ejemplo, en la grabación del Concierto para clarinete de Mozart existen muy pocos cortes o trabajo de edición. Mi preferencia es hacer tomas sin cortes, ya que yo puedo escuchar un corte en una grabación fácilmente, y quiero evitar esto.

• ¿Y cuál es tu opinión sobre este método común que se usa hoy en día, el de hacer varios cortes durante una grabación?
El problema surge para mí cuando cortas una frase. En la grabación de los conciertos de Weber escuché las primeras horas de trabajo y no me sentí contento con ellas, y era porque la manera cómo tocaba no sonaba natural. Descubrí que se debía a la unión de dos tomas y, aunque uno no podía escuchar el corte en sí, era notoria esta manipulación en la obra. La música, mi interpretación, no era natural y comprensible en relación con lo que realmente toqué. Tuve que mencionar esto ya que para mí, ese corte en particular destruía la obra en ese pasaje en especial.

• Tu discografía es bastante amplia e interesante. ¿Me podrías decir si tienes alguna grabación propia favorita?
(Titubea por un tiempo) No, ninguna en particular. Soy muy crítico conmigo mismo. Verás, a veces estoy satisfecho con mi interpretación, pero no con la orquesta, y otras veces es al revés. Eso sí, estoy muy contento con algunas obras grabadas, como la mayoría de obras que grabé en el disco de Schumann. Las Romanzas me agradan mucho. Pero en las obras donde uno debe ser muy exigente en la música, bueno, ¡soy muy crítico! También me influye mucho el sonido que el estudio al final produce, y esto a veces me impide en sí disfrutar mi grabación, porque ha pasado que el sonido en sí ya no me gusta.

• Una curiosidad, ¿puedes comentarme por qué decidiste grabar el Quinteto para clarinete Kv581 de Mozart con el clarinete en la y no con tu clarinete di bassetto?
Bueno, esto viene de mi propia idea, y es la siguiente: el clarinetista que trabajó con Mozart, Anton Stadler, estuvo de alguna manera involucrado con la experimentación en el clarinete, en cuanto a su construcción se refiere. El Quinteto para clarinete fue escrito antes que el Concierto, y como sabemos, Mozart empezó a escribir su concierto en la tonalidad de sol mayor, pero luego cambió su composición a la mayor, como ahora la conocemos. ¿Por qué? Lo que yo pienso es que Stadler le mostró a Mozart su nuevo instrumento, su clarinete di basseto, cuando él se encontraba concibiendo y escribiendo el concierto, y por esta razón Mozart cambió la tonalidad de su obra para adaptarla al nuevo instrumento que estaba afinado en la. Creo, entonces, que el clarinete di basseto no existía aún cuando Mozart escribió el Quinteto, o por lo menos Stadler no lo tenía todavía. Por eso decidí grabar esta obra con mi clarinete en la.

• Lo que me comentas tiene mucho sentido
Creo que sí, y si miras bien la partitura del Concierto para clarinete de Mozart, es muy obvio que fue escrito para un clarinete di basseto, pero no sucede así con el Quinteto. Existen pequeñas partes que puedes tocar con este instrumento, pero no se compara con el Concierto, en donde se encuentran varios pasajes donde se puede desplazar y lucir este instrumento. Claro, todo esto que te cuento es muy personal, conozco a muchos instrumentistas que han grabado el Quinteto con un clarinete di basseto, pero para mí el uso de un clarinete en la es más apropiado.

• Durante tu exitosa carrera, ¿qué consejo ha sido el que más te ha servido en tu vida como solista?
He tenido varios, y creo que los mejores han venido de Hans. Por ejemplo, él me presentó el clarinete di basseto, y también me aconsejó participar en un concurso internacional. Fue así que, animado por él, tomé parte del Concurso Internacional de Ginebra, el cual gané. Musicalmente, siempre me decía que debo ser muy leal a la música, y estudiar cuidadosamente las partituras. En Suecia también vi mucha música, repertorio francés, romántico, todo; pero la manera cómo abordamos la música en mi país es más sencilla.

• Me puedes compartir algo, ¿existe algún clarinetista actual que admires?
Existen muchos buenos clarinetistas que son excelentes de manera distinta. Pero debo mencionar primero a mi colega de Finlandia Kari Kriikku, ya que ha hecho muchas cosas interesantes para el clarinete moderno como, por ejemplo, motivar el nacimiento de conciertos para clarinete por Hakola y Lindberg. Él ha desarrollado la música finlandesa y ha sido siempre ambicioso en comisionar obras de sus compatriotas, y Finlandia tiene excelentes compositores. Su labor ha sido y es muy importante. Por contraste, admiro a Benny Goodman, no solo por sus dotes musicales sino también por su labor en el encargo de obras tan importantes, como los conciertos de Hindemith y Copland, la música de cámara de Bartok, etc. Incluso si escuchas la grabación que Bartok y Goodman realizaron, no está nada mal: una grabación histórica donde no hay cortes, ninguno. Y no te puedo dejar de mencionar lo importante que ha sido Hans Deinzer, a quien considero como el mejor músico.

• Comentabas un poco sobre la vida musical en Finlandia, pero ¿qué me puedes decir sobre Suecia? ¿Cómo ves la vida musical en tu país? ¿Crees que eres producto de tu medio ambiente, o quizás una excepción?
Diría que musicalmente Suecia ha sido bastante buena debido a las escuelas, en donde la música está bien considerada. Antes, todos empezábamos a estudiar música en el colegio, ya que era parte de tu agenda el estudiarla. El sistema funcionó muy bien, pero hoy en día esto se está reduciendo mucho por razones económicas. Yo fui parte de este programa. No me considero una excepción, ya que cuando viajé a Estocolmo para seguir estudiando, entré en una buena clase en donde tenía colegas muy buenos musicalmente. El nivel era alto.

• Martin Fröst tiene una agenda muy ocupada y una vida dedicada a la música. Cuéntame, ¿cómo afecta todo esto tu vida privada y familiar?
Bueno, te cuento que me acabo de comprometer y mi primer bebé está en camino. Lo que voy a hacer es actuar de manera más selectiva, y debo programarme a largo plazo. El siguiente verano voy a estar desocupado - quiero estar desocupado - y por eso voy a tocar menos. Para no extrañar a mi novia, he viajado mucho con ella en mis giras.

• Cada músico ofrece varios conciertos y muchos de ellos los recordamos con mucho cariño, por distintas razones. ¿Recuerdas algún concierto en especial?
Muchos, pero debo mencionarte los primeros conciertos que realicé, en donde integré luces y coreografía y que fueron un gran éxito. Este año, tocar el Concierto para clarinete de Mozart en el Concertgebouw de Amsterdam fue maravilloso. Tiene mucho que ver con el sentimiento de la presentación. No sé si he tocado el mejor concierto, pero sí me sentí muy feliz esa noche, esa es la memoria que guardo, ese sentimiento de alegría. A veces, la gente me menciona que toqué excelente, pero en realidad yo considero una mejor presentación el concierto que tuve semanas atrás, ya que me sentí muy bien, tranquilo, tuve una excelente colaboración con la orquesta y me trataron bien. Esto es lo que yo llamo una “buena noche”, incluso si no tocas perfecto.

• Con tantos viajes al exterior, debes haber vivido aventuras interesantes. ¿Alguna anécdota que me puedas contar, algo que sucedió en una de tus presentaciones?
Déjame recordar... sí, me sucedió algo un poco peligroso. Me iba a presentar con una orquesta, como primer clarinetista. Íbamos a interpretar la Sinfonía n°2 de Penderecki y yo estaba jugando con unos amigos detrás de escena y me sentía muy, muy tranquilo. Este concierto se realizó en una inmensa catedral en ruinas, muy antigua. Las escaleras metálicas que tenían para llegar al escenario no eran muy buenas que digamos. Cuando subía por esas escaleras, uno de mis zapatos quedó atrapado entre ellas y esto camino a tomar mi puesto en la orquesta. Caí sobre mis dos clarinetes y mis manos estaban sangrando y una parte de mi pantalón se rompió hasta la rodilla. Mis rodillas también estaban sangrando. El público se alarmó al instante. Cuando me levanté, no sabía si mis clarinetes aún iban a funcionar y justo esa obra empezaba con una cadencia para clarinete. Para mi suerte, los dos clarinetes estaban en buen estado. Al final, toqué en dicha velada y tuve que estar muy concentrado para no pensar en el accidente que había sufrido. Luego de esa noche, siempre subo esa escalera con sumo cuidado, ¡y todas las escaleras!

• Como exitoso solista que eres hoy en día, ¿cuál consideras que debe ser la visión y la formación de los estudiantes de música actualmente, en un mundo donde cada día las opciones de ser músico de orquesta son menos probables?
Primero, hay que ser conscientes que para dominar el clarinete toma mucho, mucho trabajo. Debes invertir en lo que llamo “trabajo normal” que es la práctica diaria, trabajar en tu técnica, sonido. Creo que un estudiante debe involucrarse en el lenguaje musical lo más pronto posible, porque al final, uno empieza a tocar porque le gusta la música, porque siente pasión por ella y no por el tecnicismo del instrumento. Si un estudiante quiere o tiene la meta de formar parte de una orquesta, algo diferente de lo que yo hago, entonces debe concentrarse en lo que este trabajo le va a demandar.

• Si pudieras dar un consejo a los estudiantes que van a leer esta entrevista, ¿cuál sería?
Déjame pensar...debes ser muy consciente de lo que practicas y entregarte a ello, cada vez más y más profundo, hasta llegar a la esencia de tu pasión por la música, por lo que tú sientes por ella. La música debe ser tu prioridad. Luego la concentración - que es la manera cómo vas a expresarte –, un buen sonido, una buena afinación, etc. Y ser creativos.

• Antes de despedirme, te tengo que preguntar algo, ¿sabes que estás considerado un sex symbol del clarinete, por muchas clarinetistas?
¿Quién, yo? (se ríe por largo tiempo), ¡Nooo, no lo sabía! Qué puedo decir... no está mal, ¿no crees?

• ¿Tiene Martin Fröst algún sueño?
Creo que muchos de ellos los estoy viviendo. Un sueño que aún persigo es encontrar un balance entre lo que hago y mi vida personal, como ya lo conversamos. También espero nunca perder esa inspiración que tengo por la música, ese hermoso sentimiento de perderme en ella, de buscar, de innovar. Quiero mantenerme curioso. A veces, cuando tocas algo una, otra y otra vez, puedes caer en la monotonía, en la rutina. Esto me asusta. Yo sueño con encontrar en cada concierto esos momentos mágicos que me dan más ganas de vivir.