Me puse en contacto con Kari Kriikku por correo electrónico e inmediatamente aceptó la entrevista para Clariperu. Me propuso que lo buscara después de un ensayo. Mi primera impresión al escucharlo fue su seguridad y maestría con el clarinete. Su sonido es de una gran dulzura y pulcritud. Su musicalidad me cautivó en pocos segundos y sentí que estaba al frente de un gran artista.
Esta conversación se llevó a cabo el 5 de febrero del 2003 en un restaurante en el centro de Bruselas. Su carisma y sentido del humor se hizo notar desde un principio. Nervioso, me confesaba, mientras buscábamos el lugar ideal para comer, que tenía miedo al público belga, ya que el concierto de Hakola ha sido un gran éxito en los países escandinavos, pero no estaba seguro que en Bélgica iba a sufrir la misma suerte.
* Empecemos hablando sobre el concierto para clarinete de Kimmo Hakola que vas a presentar ahora. Esta obra fue escrita especialmente para ti. ¿Cómo así nace tu relación con el compositor?
Nosotros nos conocemos desde hace un buen tiempo atrás, de la época en que éramos estudiantes en la Academia Sibelius. Ya en ese entonces, Hakola hablaba sobre su interés de escribir para el clarinete. La primera obra que escribió fue un magnífico dúo para clarinete bajo y cello titulado Capriole. Esta obra ganó el primer premio del Concurso Internacional de Composición Rostrum. Es una hermosa pieza de ocho minutos que yo estrené. Luego escribió la obra Loco para clarinete y bombo, una obra para un solo instrumentista que dura veinte minutos. Sigue Diamonds Streets, composición de siete minutos para clarinete solo. Su última creación es su Concierto para clarinete.
A Hakola y a mi nos gusta oír música klezmer y balcánica, particularmente, me atrae mucho la música del este europeo, por eso, como pasatiempo, toco esta música. De ahí que este concierto está influenciado por este lenguaje. Es la música de Hakola, pero se puede oír el estilo klezmer claramente.
* ¿Te identificas en especial con algún movimiento de la obra?
El primer movimiento es el antiguo Hakola, el que yo conozco muy bien, pero el segundo movimiento creo que es mi preferido. Es una gran melodía que parece no tener fin, infinita, y disfruto mucho tocarla. El clarinete es tonal mientras la orquesta acompaña en un gran contraste moderno. La entrada del arpa es inesperado y hermoso. Creo que toda la obra es un gran drama, y Hakola sabe escribir dramas.
Por cierto, si escuchas bien este movimiento, puedes reconocer claramente una canción de Sting, Shape of my heart. La armonía y el ritmo son citas textuales mientras el clarinete sigue con la melodía del concierto. El resultado es mágico. Este concierto dura cuarenta minutos y, en momentos claves, hay dramatismo extremo así como sorpresas para el oyente. Uno no siente que la obra es larga.
* Lo cual es un buen síntoma. A menudo, en conciertos con obras modernas, uno desea irse después de unos minutos.
Exacto, de ahí su habilidad para mantener la atención del oyente. Yo lo considero un buen compositor. Me gusta mucho esta obra en particular.
* Del punto de vista técnico, ¿existe algún pasaje que te ha significado un gran reto?
Esta pieza tiene de todo: en el primer movimiento, la interpretación es muy violenta, ya que el solista compite con la orquesta. La cadencia, en el sentido técnico tradicional, es bastante difícil. Hay muchos saltos rápidos en staccato y algunas escalas que deben ser muy claras y rápidas (se ríe mientras mueve sus dedos en el aire). Creo que lo más difícil de todo es el liderar el concierto. El clarinete es líder y punto principal todo el tiempo y, hacerlo, por cuarenta minutos, es una labor que requiere mucha fuerza y concentración.
* Hablemos un poco sobre Finlandia, sobre la tradición de interpretación del clarinete. Te menciono el nombre de Sven Lavela.
Se puede decir que, en épocas anteriores, todos los instrumentistas de viento salían de las bandas militares. Jóvenes músicos participaban en las bandas y solo algunos iban a la orquesta sinfónica. El sistema de ahora, hablamos de una persona que estudia música en el colegio y luego continúa en el Conservatorio, es bastante reciente. Yo mismo soy parte de esta tradición de bandas militares. Quizás sea el último, ya que todo el sistema ha cambiado ahora.
Creo que actualmente tenemos una buena escuela, pero hay problemas. En la Academia Sibelius no tenemos a un maestro principal de clarinete, y como consecuencia, no hay una clase de clarinete. Eso no es bueno. Yo por ejemplo, tengo solo dos estudiantes y los alumnos saltan de profesor a profesor muy a menudo. En mi época militar uno tenía un maestro con el cual uno trabajaba por años, ahora es tan diferente.
* Por tu discografía, uno nota que eres un músico muy versátil. ¿Consideras recomendable para los clarinetistas dedicarse tanto a la música clásica tradicional como a la moderna contemporánea?
Bueno, si no deseas tocar música moderna no tienes por qué hacerlo. Karl Leister se dedica a obras románticas/clásicas y está bien. Pero yo me pregunto por qué un clarinetista desea tocar un repertorio tan limitado. Arnold Shoenberg dijo que el clarinete era el mejor instrumento de viento, ya que posee un amplio registro y en cada registro uno puede tocar en cualquier dinámica, además que contamos con tradición folclórica, de jazz, todo. Me sorprende mucho que un clarinetista decida tocar solo algunas obras clásicas. Es todo un misterio para mí el que alguien decida interesarse por cierto periodo antiguo del repertorio, pero no en la música de su propio tiempo, que digan "me gusta la música hasta aquí". No lo entiendo. En teatro o en artes visuales, ellos nunca podrían pensar de esa manera, y si alguien así lo hace, creo que debería considerar otra profesión.
* ¿Me equivoco al decir que existe mucha música contemporánea en Finlandia?
Claro que no te equivocas. Los jóvenes clarinetistas de hoy en día están abiertos a nuevos retos, y existe mucha relación entre ellos y jóvenes compositores. Aquí en Europa del centro, la música contemporánea está bloqueada y limitada exclusivamente para los ensambles modernos y los conciertos contemporáneos. En Finlandia existe una saludable situación: el público espera escuchar una obra moderna, incluso rara en cada concierto, y asisten con mucho entusiasmo. Realmente aprecian la música contemporánea.
* ¿Qué opinas sobre el sistema actual de grabaciones? Es común realizar una producción donde se hacer cortes y varias tomas, para buscar perfección.
Es verdad, se arregla demasiado hoy en día las grabaciones, y creo que por eso son, en su mayoría, muy aburridas, no hay vida. Yo quisiera escuchar algún disco compacto donde me quede sin aliento y escuche algo nuevo. Muy raro. Claro que también existen las grabaciones "en vivo", que también son manipuladas y corregidas. Eso no es honesto y es muy artificial.
Yo creo que hoy en día somos muy inseguros y tenemos miedo a equivocarnos, además que todo debe ser perfecto, vivimos preocupados pensando en eso. Los grandes intérpretes del pasado -si escuchamos atentos sus grabaciones- cometían errores garrafales, pero la música estaba siempre ahí.
¿Sabes lo que pienso? si vas a manipular la grabación una, dos o tres veces, ¡hazlo mejor cincuenta veces! Te explico: yo grabé en un estudio una obra para clarinete solo, a un tiempo exageradamente lento, y sin ningún efecto. Luego de la toma, empezamos a acelerarla aquí y allá, a agregarle efectos en algunos momentos. El resultado fue tremendo. Lo que te quiero decir es que, si vas a poner una mano extra a tu grabación, pon las dos, diviértete, experimenta. El resto queda en la conciencia de cada uno.
* En 1998 formaste parte del jurado en el prestigioso concurso de Munich. ¿Cómo fue esa experiencia?
Bastante interesante. El ambiente es muy cálido y fraterno, pero igual pasan cosas que no son muy claras. En realidad, nosotros los miembros del jurado, no estamos permitidos hablar sobre el evento. Igual te comento que hay cosas que podrían ser mejor. No entiendo por qué algunos clarinetistas pasan a fases finales cuando la mitad del jurado no lo ha aceptado. Te confieso que en esa oportunidad, nadie estuvo contento con el resultado. Incluso nadie obtuvo el segundo premio. El ganador, Nicolas Baldeyrou, se llevó el tercer premio. Siento que la musicalidad no tiene mucha importancia entre los miembros del jurado. Están más pendientes de los errores, lo cual es correcto, pero no lo es todo. Igual me parece complicado tener diez jueces que tienen gustos tan diferentes.
* Si tuvieses la oportunidad de pedirle una obra para clarinete a un compositor contemporáneo, ¿A quién escogerías?
Sin duda alguna, a Ligeti. Me gusta mucho sus composiciones, y en especial lo que ha escrito para vientos. Creo que sería muy interesante un concierto para clarinete escrito por sus manos.
* Y si viajaras al pasado, ¿a qué compositor le pedirías un concierto?
Mmm....vaya pregunta. Me sorprendiste. Enescu. ¡Me fascina su música!
* Para concluir con esta conversación, deseo preguntarle cómo desarrollas la musicalidad en tus alumnos, de ahora y del futuro.
Bueno pregunta, y difícil de contestar. Una vez mas te debo hacer una confesión: si soy honesto, creo que lo que hago es decirle al alumno "toca así", ya que yo sé que de esta o esa manera es bueno, pero pienso que no es lo mejor. Me parece que se debe cuestionar al alumno sobre su concepto de la obra, presionarlo a sumergirse más en la música.
* ¿Crees en el talento?
Si, pero es algo que también es muy diferente en nuestros días. Soy un creyente que en el pasado, si deseabas ser un músico, era más difícil que hoy en día. Tenías que estar muy comprometido con lo que hacías, amar la música. Ahora, es bastante común ver gente en el escenario que están técnicamente muy preparada, pero que al escucharlos, no hay vida, no existe música en lo que hacen. Ahora cualquiera puede tocar un instrumento. Se necesita pasión, eso sí.
* Mucho gusto en conocerte, ¡gracias por tu tiempo y te deseo muchos éxitos!
Gracias a ti por la interesante conversación. Me voy ahora a practicar y a escoger una mejor caña.
Kari Kriikku se presentó con un éxito inesperado. Tuvo que salir cinco veces al escenario para agradecer los grandes aplausos del público. Cuando me despedí de él en su camerino, me permitió observar la partitura del concierto de Hakola. Noté con cierto asombro que varios compases tenían notas escritas - incluso frases - opcionales en lápiz. Le pregunté, "el compositor te ha escrito algunas opciones en el concierto", y me respondió con voz de cómplice "shhh...eso lo escribí yo, pero él hasta ahora no se ha dado cuenta."