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6 de mayo de 2021

Entrevista al clarinetista Thomas Friedli. CLARIPERU



El clarinetista suizo Thomas Friedli nos abandonó trágicamente el 14 de abril de 2008. Durante su última visita a Venezuela, este extraordinario músico conversó en exclusiva con Valentina Palma para Clariperu. Esta es la última entrevista realizada al maestro Friedli. 

La traducción ha sido hecha por Eloy Salgado y Marly Santamaría. Las fotografías han sido tomadas por Guillermo Marín. 


Hace menos de un año y poco más de seis meses, luego de una larga jornada de clases magistrales de este maravilloso maestro, tuvimos el privilegio de hacer esta entrevista y compartir y disfrutar de la peculiar amabilidad y sencillez que lo caracterizaba, un hombre sabio y gentil, que tras unos meses de su visita a Venezuela y luego del prestigioso y afamado Concurso de Ginebra, hoy cumple un mes de su lamentable y dolorosa desaparición.
Aquí les presentamos sus palabras más sinceras y esperamos que al leer esta entrevista, reciban el soplo de su personalidad, un hombre valioso para los que amamos el clarinete y que hoy recordamos con respeto y afecto.

Valentina Palma, mayo 2008.


• Maestro, cuéntenos un poco acerca de usted. ¿Cómo llegó a ser clarinetista?
¿Cómo llegué al clarinete? (el primer encuentro). Yo tocaba flauta dulce y flauta traversa y como los resultados no eran muy buenos, mi padre me dijo: "vas a tener que dejar la música o te cambias de instrumento, porque no estudias lo suficiente".

Luego escuché otros instrumentos y hubo dos que me llamaron la atención: el clarinete y el corno. Yo escogí el clarinete; eso fue a los catorce años.

• ¿Recuerda algún momento, una anécdota que fue determinante para que se decidiera a ser músico?
Evidentemente cuando yo era pequeño no pensaba en ser músico profesional, más bien pensaba en convertirme en explorado. Me llamaba mucho la atención la geografía pero se dio la oportunidad de ir a un concierto de estudiantes en el conservatorio y, entonces, escuché el tercer movimiento del segundo Concierto para clarinete de Weber (la Polaca) y eso fue así ¡uffff! Una revelación. Después, en la radio, escuché el Dúo concertante de Weber y me dije: "qué música tan bella, esto es extraordinario". Inmediatamente me dieron deseos de tocar esa música, de tocar con orquesta.

• ¿Qué maestro lo ha influenciado más en su carrera?
Bueno, es claro que el maestro más importante es siempre el primero. Ese maestro tocaba el clarinete solista antes que yo ocupara la plaza en la orquesta de Lausana. Se trata de un clarinetista francés de origen polaco, se llama Robert Kemblinsky, de hecho mantengo un buen contacto con él y pienso que las cosas más importantes las aprendí de él. 
Cuando terminé mis estudios en Suiza, me fui por dos años a París y estudié con Jacques Lancelot y esa fue una experiencia maravillosa, me encantó. Era alguien que tocaba de una manera completamente diferente a la mía, fue muy interesante porque me dijo: "No es muy convincente lo que tu haces y hasta que no logres convencerme, es mejor que toques como yo". 

El clarinetista Thomas Friedli en concierto en Venezuela. Música de cámara. Comunidad Clariperu
Friedli en Venezuela
Se daba el caso que tocaba los primeros compases de una obra y el maestro me interrumpió diciendo ¡no! y entonces comenzaba de nuevo y otra vez me repetía ¡no!, sin dejarme continuar. Durante dos años solo pude estudiar Schumann, Mozart, Debussy, y claro está, aparte de eso era necesario aprender obras nuevas de compositores franceses, hasta que finalmente me dijo " yo nunca tocaría estas obras de la manera como las tocas, pero está muy bien". ¡Lo había logrado!

• ¿Qué diferencias ha observado usted entre los clarinetistas de su generación y los de ahora?
Digamos que, cuando yo era joven, se tocaba bien el clarinete, sobre todo en Europa, es decir, en Francia, Alemania con las diferencias del caso. También podías encontrar buenos clarinetistas en Italia, pero en los concursos, cuando la gente venía digamos, de Finlandia o Rusia, había una gran diferencia de nivel y actualmente en todas partes del mundo se toca bien el clarinete y eso es extraordinario. 
Hay magníficos clarinetistas de primera clase en Venezuela como en Finlandia, Suecia, Italia, Portugal, o España. Definitivamente, la gran diferencia es que evidentemente gracias al trabajo de gente como Valdemar Rodríguez, el clarinete se ha desarrollado enormemente.

Incluso en China, tengo un alumno que es magnífico. Hace treinta años, los alumnos que venían de China no tenían ese nivel. En el caso de los japoneses, decíamos "bueno, no está mal". Pero actualmente son magníficos, son clarinetistas que tocan las sonatas de Brahms como si hubiesen pasado toda su vida en Alemania; para mí esa es la gran diferencia entre los clarinetistas de hace treinta años y los de ahora. 
Igualmente en aquella época, encontrábamos clarinetistas con una técnica solvente, que les permitía tocar sin equivocaciones, digamos el Concierto n°2 para clarinete de Weber. Mi primer profesor me decía: "si puedes tocar el final de El Pastor sobre la Roca de Schubert, entonces tienes una técnica fabulosa".  Actualmente, la mayoría de los clarinetistas en el mundo tienen buena técnica.

• ¿Cómo ve el panorama musical en Latinoamérica?
Pienso que el modelo venezolano es absolutamente extraordinario, y es de esperar que todos los países del mundo, incluso los de la vieja Europa, repliquen este tipo de modelo que, por el momento, es único. Tengo entendido que algunos países de Latinoamérica como Perú y Colombia ya lo están implementando.

• En su experiencia docente, ¿como cree usted que se puede ayudar a un alumno a desarrollar su musicalidad?
Yo pienso que la primera cosa en la que hay que insistir es que tocar las notas está bien, es muy importante, pero, no lo es todo. En nuestra época, nosotros tocábamos las notas y ya eso era suficiente, no se discutía mucho.
Yo diría que desde la iniciación de los alumnos principiantes, en lugar de tocar una escala de manera estúpida y mecánica, se debería ejecutar de múltiples maneras, digamos: lenta, expresiva, haciendo énfasis en el sonido, la delicadeza de la articulación y de esta forma despertar la sensibilidad en el alumno. Claro, es evidente que no todos tenemos el mismo gusto, pero es importante estimular al alumno para que exprese sus sentimientos y sus propias ideas musicales.

Uno puede dar indicaciones técnicas, trucos, sugerencias para tocar mejor, pero finalmente eres tú quien debe tener musicalidad. Y el profesor debe ayudar a que su alumno haga más y dé más; yo podría, por ejemplo, tocar una melodía y decirle en el momento "es así, toca como yo", pero de esa manera no iremos muy lejos porque no se trata de copiar; es como cuando se trabaja la memoria, se debe tener confianza en sí mismo y cuando a uno le gusta la música, la ama, en el momento de tocar es bueno decirse ahora me toca a mí interpretar esta música con confianza y sobre todo expresar los sentimientos y emociones a través de ella.

• ¿Dentro de la gran diversidad de su repertorio, tiene alguna preferencia en particular?
Si, desde hace tiempo y cada vez más siento preferencia por Brahms. Me siento muy cerca de Brahms y de Mozart evidentemente. En mi juventud, más bien me gustaba Weber, sus piezas virtuosas, pero ahora estudiar y tocar las sonatas de Brahms, el quinteto y sus sinfonías me encanta.


• ¿Cómo se siente el maestro Thomas Friedli, en este momento de su vida, después de una fructífera carrera?
(Después de un gran suspiro el maestro responde). Un poco melancólico, porque luego de 61 años uno se pregunta: ¿cuánto tiempo podré continuar tocando? Porque es claro que la carrera de un instrumentista de viento termina antes o más temprano que la de otros ejecutantes, pianistas o incluso un instrumentista de cuerda. 
Hubo años en que estuve muy afectado por el asma, eso fue quizás hace diez o doce años, y casi me retiro, porque no lograba mantener un nivel de respiración adecuado. Actualmente, todo marcha bien pero uno nunca sabe cómo va a estar la salud, la memoria o el funcionamiento mecánico de las manos. Pienso ahora en un colega que sufre de las articulaciones, los dedos se le inflaman. Tengo otros dos colegas con parálisis facial. Quiero decir con esto que nunca se sabe cómo estaremos y las cosas pueden ocurrir de un día para otro.
Me encantaría tener la edad de ustedes, ser joven pero claro, lo bueno de mi edad es que tengo una cierta experiencia, que puedo compartir con ustedes y puedo ofrecerles algo que puede servirles para mejorar su desempeño como clarinetistas.

• ¿Cuál fue el hecho mas importante en su vida profesional?
El hecho más importante de mi vida profesional fue ganar el Concurso de Ginebra, ya que eso me abrió muchas puertas. Todavía en aquella época, cuando se ganaba un concurso, recibías muchas ofertas y contratos para tocar como solista, ahora, cada año se llevan a cabo muchos concursos, tenemos cinco primeros premios en cinco concursos diferentes, entonces las oportunidades se distribuyen entre más clarinetistas y como el nivel del instrumento se ha elevado tanto, encontramos que en muchas orquestas sinfónicas hay al menos dos clarinetistas que pueden tocar muy bien los solos o actuar como solistas.

Si bien existen tres o cuatro solistas internacionales como Martín Frost, Sabine Meyer o Paul Meyer que tocan todo, también es cierto que en cada orquesta encontramos solistas solventes que se desempeñan muy bien en sus ámbitos de trabajo, sin necesidad de traer a alguien del exterior.

Antes no era así. Había pocas personas que podían tocar el Concierto para clarinete de Jean Françaix o el de Nielsen y esos pocos virtuosos, eran contratados para tocar con las orquestas que los programaban. Ahora no. Tú lo acabas de interpretar en la orquesta donde trabajas en Caracas. Valdemar también lo ha tocado con su orquesta y así tantos otros en Venezuela.

• ¿Qué consejo ha sido el que más le ha servido en su vida?
¡Estudiar!

• ¿Cómo se le revela el amor por enseñar que usted nos ha permitido conocer en estas clases?
Primero que todo, me gusta comunicarme con la gente y, además de eso, tengo una instrucción pedagógica, ya que fui maestro de escuela y claramente algo quedó. Pero reconozco que siento y percibo verdaderamente donde están los problemas de los alumnos, a veces estoy en lo correcto y a veces me equivoco; en el fondo, saber enseñar no es muy diferente que tocar la música, se parece mucho, lo más importante es la inspiración.

Cuando toco bien es cuando me siento inspirado y de la misma manera, cuando enseño hay gente que me inspira, que me motiva como la música de Brahms. Desde el momento que alguien activa en mi esa motivación, entonces la comunicación se hace fluida y directa. Por el contrario, cuando alguien no me convence, entonces tengo que reflexionar, pensar y entonces comienzan las dudas y todo se hace más lento.

• Usted tiene un talento especial para enseñar, ¿es algo natural, nació con eso?
Clase maestra de Thomas Friedli en Venezuela. Guillermos Marin. Clariperu
La verdad, antes de ser músico ya tenía condiciones para enseñar, quizás sea un talento heredado porque mi papá era profesor de escuela, mi mamá era profesora y por lo menos cuatro o cinco tíos y tías eran maestros de escuela. También uno de mis abuelos eran pedagogos así que estoy seguro de que eso está un poco en la familia.

• ¿Algún recuerdo que desee compartir de su experiencia como solista?
La mejor experiencia es la colaboración con grandes directores de orquesta como Wolfgang Sawallisch o Charles Dutoit. Son momentos que marcan. Se aprende mucho de esa gente y evidentemente a posteriori uno puede transmitir eso a los alumnos y al público.

• ¿Qué consejo nos deja a la comunidad de clarinetistas y a los asiduos lectores de Clariperu?
Mi mensaje es que, en mi opinión, todo lo que he escuchado es de un excelente nivel. Sobre todo hay que evitar los falsos complejos de inferioridad con respecto a los Estados Unidos y Europa, porque aquí hay clarinetistas con iguales dotes musicales y técnicos, con un nivel tan bueno como el de Europa.

Nunca se debe pensar que "bueno, como vivo en la Tierra del Fuego (por no citar un país específico) nunca podré ser un buen clarinetista". Mi consejo es que deben creer en sus capacidades . Y por último, ¡hay que estudiar mucho!


Video: Thomas Friedli interpreta el primer movimiento del Concierto para clarinete de Krommer.



30 de julio de 2020

Entrevista a la clarinetista uruguaya Mónica Díaz. CLARIPERU


Como parte del ciclo de entrevistas a los maestros que apoyan el Coro Iberoamericano de Clarinetistas, nuestro director Marco Antonio Mazzini conversa en vivo con la destacada clarinetista Mónica Díaz, quien sostiene una interesante actividad musical y pedagógica en Tala, Uruguay.

¡Que disfruten la entrevista!





29 de julio de 2020

Entrevista al clarinetista mexicano Manuel Hernández. CLARIPERU

Entrevista en vivo al clarinetista Manuel Hernández de México. CLARIPERU


El maestro Manuel Hernández ha desarrollado una exitosa carrera, tanto como intérprete así como maestro.
Como parte del ciclo de entrevistas a los clarinetistas que apoyan el Coro Iberoamericano de Clarinetistas, nuestro director Marco Antonio Mazzini conversa en vivo con Manuel Hernández, quien con humor nos cuenta sus inicios en la música y comparte algunos consejos a la comunidad.

¡Que disfruten la entrevista!




28 de julio de 2020

Entrevista a la clarinetista ecuatoriana Diana Gallegos. CLARIPERU



Diana Gallegos es parte extendida de nuestra familia. Frecuentemente nos apoya en nuestros proyectos y es además una destacada solista que turna muy bien sus actividades docentes.

Como parte del ciclo de entrevistas a los maestros que apoyan el Coro Iberoamericano de Clarinetistas, nos conectamos en vivo para dialogar con ella, para que nos comparta sus inquietudes musicales.

¡Que disfruten la entrevista!




27 de julio de 2020

Entrevista al clarinetista paraguayo José Cabrera. CLARIPERU



Como parte del ciclo de entrevistas a los maestros que apoyan el Coro Iberoamericano de Clarinetistas, nos conectamos en vivo para dialogar con el destacado clarinetista José Cabrera, inquieto músico responsable del movimiento clarinetístico actual de su país.

¡Que disfruten la entrevista!




24 de julio de 2020

Entrevista al clarinetista Osvaldo Lichtenzveig - CLARIPERU


Como parte del ciclo de entrevistas a los maestros que apoyan el Coro Iberoamericano de Clarinetistas, nos conectamos con Argentina para dialogar con el destacado clarinetista Osvaldo Lichtenzveig, quien nos comparte anécdotas y valiosos consejos musicales.

¡Que disfruten la entrevista!







23 de julio de 2020

Entrevista al clarinetista peruano Marco Antonio Mazzini. CLARIPERU


Los invitamos a escuchar esta amena entrevista a nuestro director, el clarinetista peruano Marco Antonio Mazzini, quien conversa con Dan Palomino, miembro del equipo de Clariperu.

Esta transmisión en vivo forma parte del ciclo de entrevistas a los maestros que apoyan el Coro Iberoamericano de Clarinetistas, nuestro proyecto educativo y artístico.

Para ver la entrevista, solo pulsa el video de abajo.  



3 de diciembre de 2014

Entrevista a Sabine Meyer - CLARIPERU



El 7 de noviembre de 2003 en el auditorio del Conservatorio de Bruselas, se presentó la famosa clarinetista alemana Sabine Meyer. Ofreció un programa bastante atractivo: la Sonata para clarinete de Camile Saint Saens, Scaramouche de Dario Milhaud, Cuatro Piezas de Alban Berg y la Sonata n°1 de Johannes Brahms. Una hora antes de su recital, Marco Antonio Mazzini conversó con Sabine en exclusiva para Clariperu.

Sorprendí a Sabine en el momento en que estaban afinando el piano. Ella, vestida completamente de negro, estaba siguiendo atentamente el proceso. Con una gran sonrisa, Sabine Meyer me confirmó que con todo gusto accedía a la entrevista para Clariperu. En su camerino no se ve mucho: el estuche abierto de sus dos instrumentos, su clarinete en sib sobre la mesa, cañas y partituras. Sin dejar de mostrarme una sonrisa, respondió a mis preguntas que espero ayuden a conocerla un poco más.

* Estimada Sabine, quisiera que me cuentes cómo aparece el clarinete en tu vida.
Bueno, mi padre era músico, profesor y pianista, además tocaba el clarinete en una banda (big band). Cuando tenía cinco años empecé a estudiar piano, luego el violín…(sonríe) y cuando cumplí los ocho años empecé con el clarinete. Mi hermano, que es cinco años mayor que yo, también toca el clarinete, así que creo que era normal que yo también tocara este instrumento, ¡estaba en la familia!

* Tu padre¿qué tipo de música solía tocar en la banda?
Él era profesor de clarinete, digamos clarinete académico, pero en la banda tocaba mucho jazz, le gustaba improvisar. ¡Sí que era buen músico!

* Actualmente, ¿tienes alguna rutina como clarinetista?
Para mí, rutina es una mala palabra si haces arte. Te explico: yo toco muy seguido el concierto de Mozart, pero si subo al escenario, cada vez es como si fuera la primera vez, siempre me presento con ese sentimiento, de tal manera que así la música es nueva y fresca. No tengo rutina de interpretación.

* Y cuando practicas, ¿no sigues una rutina? Digamos notas largas, escalas…
No, ya no soy tan seria. Muchos años atrás sí tenía que practicar mucho, por largas horas. Ahora depende de la obra que esté trabajando. Si es una composición nueva y de gran dificultad, pues a estudiar mucho. Por otro lado, si quieres tocar la Sonata n°1 de Brahms, tienes que entender más que practicar, ¡no hay mucho que practicar ahí!

* En el libro de Pamela Weston Los Clarinetistas Virtuosos del Presente hay una frase en donde la autora menciona que te tomas tu trabajo muy en serio. ¿Qué tan serio trabaja Sabine Meyer?
Seria con la música o,  que trabajar conmigo es…

* ¡Me refiero a la música!
Bueno, creo que tienes que ser muy serio en lo que tocas. Digamos que quieres tocar el concierto de Mozart: pues tienes que saber exactamente lo que está pasando en la orquesta, todo. Pasemos a la sonata de Brahms: cada vez que la leo es como leer un libro, es la suma y combinación de dinámicas, articulaciones, emociones. Eso es lo que hago siempre, saber todo lo que sucede alrededor del clarinete, y me lo tomo muy en serio.

* Ya que mencionas la Sonata para clarinete de Brahms, ¿cómo Sabine Meyer abarca esta obra?
Para mí, y considero que para cualquier clarinetista, es muy importante saber la parte de piano, conocerla, de otra manera no puedo tocar en conjunto y entender la obra. Por otro lado, toma mucho tiempo el realmente entender la música. Yo he recorrido un largo camino para llegar a tocar como lo hago hoy, y esa madurez me da la sabiduría de poner mi personalidad en la música, respetando a la vez lo que Brahms quiso y pensó al escribir esta obra.

* ¿De qué manera consideras que ayudas a tus alumnos a desarrollar su musicalidad?
Creo que el tener musicalidad es el resultado de muchas cosas, todas ellas importantes, como tener un buen comando del instrumento. Cómo los ayudo…mmm…. Creo que eso viene de manera natural, como un cantante que canta grandes frases, con claras articulaciones. Una vez más tomo de ejemplo la Sonata para clarinete de Brahms: si haces las articulaciones correctas, entenderás entonces la música. No es solamente legato de aquí a allá sino mucho más.

* ¿Crees que para llegar a ser un buen músico se necesita talento?
Claro que sí, ¡definitivamente! Lo que hago con mis alumnos es darles una buena base, saber emitir un sonido cálido y sólido, control de los dedos, respiración. Con talento y una buena base puedes llegar muy alto.

* Recuerdo que cuando te conocí en 1999 te pregunté de manera inocente cómo hacías para obtener ese sonido tan bello, y me contestaste de manera coloquial, "bueno, escojo buenas cañas".
¡Sí! (Sonríe por largo rato). ¿Sabes qué tengo aquí? (me enseña una caja negra grande que contiene en su superficie un controlador de temperatura), ¡cañas! (Debo haber visto unas quince en su interior). Todas estas cañas las fabrico yo.

* ¿Fabricas tus propias cañas?
Sí, y me toma mucho tiempo no solo confeccionarlas sino, además, prepararlas. Espero poder tocar bien con una de ellas esta noche. Creo que uno debe trabajar en las cañas, no solo sacarlas de la caja y decir  "funciona, no funciona". Hay que retocar la caña, variarla a nuestra necesidad para obtener mejores resultados.

* ¿Has intentado tocar un clarinete de sistema Boehm?
¿Te refieres a un clarinete francés? Sí,  sí he probado los clarinetes franceses y puedo tocar en ellos, no perfectamente, pero de manera decente. Como sabrás, tengo muchos estudiantes que tocan en sistema Boehm, por lo que he tenido que aprender el sistema francés para poder ayudarlos mejor. Me agrada, pero prefiero los míos.

* Escuché tu grabación donde interpretas  la obra Cantos  del compositor Toru Takemitsu. El disco es un excelente trabajo musical. ¿Cómo se siente Sabine Meyer al interpretar obras modernas?
Yo interpreto muchas obras modernas, sobre todo en música de cámara. Muchos compositores han escrito para mi Octeto y para el Trio di Clarone. Hace unas semanas un compositor amigo mío escribió un concierto para mí, muy difícil por cierto, pero muy buena obra (vuelve a sonreír).

* No tienes entonces ningún prejuicio, no te consideras una clarinetista clásica en el sentido que solo interpretas obras tradicionales.
No, para mí es muy importante la variedad.

* Como tu disco Tributo a Benny Goodman.
Tú lo has dicho. Me gusta tocar varios estilos y, personalmente, creo que es importante interpretar música contemporánea, música de hoy en día, de nuestro tiempo. No solo las sonatas de Brahms. Un buen programa para mí es el que combina música moderna con repertorio tradicional.

* Para el recital de esta noche, ¿con qué pieza te identificas más? ¿Tienes alguna favorita?
Claro que sí, ¡Alban Berg!

* ¡Pensé que ibas a decir la Sonata de Brahms, ya que la has mencionado varias veces!
No, Alban Berg, definitivamente: Esa combinación de música, sonido, ideas en piezas tan breves es maravilloso. Extraordinaria música con cautivante atmósfera.

* Muchas gracias por tu tiempo, y te deseo muchos éxitos.
El gusto es mío y gracias por venir. ¡Espero que disfrutes la música esta noche! Hasta la próxima.


Sabine Meyer se presentó ante un auditorio lleno, y ante la insistencia del público por un “bis”, repitió el último movimiento del Scaramouche, esta vez agregándole improvisaciones con tintes de jazz.

11 de febrero de 2014

Entrevista a Paquito D' Rivera - CLARIPERU

Don Paquito tiene mucho que decir. Un extraordinario músico que no conoce la frontera del sonido y que ha conmovido a millones de personas de todo el mundo con su música y su creatividad al improvisar.
A través de su fino humor nos comparte su opinión sobre música, músicos y mucho más. ¿Qué opina Paquito sobre los músicos clásicos? Entérate con este ameno texto.
La reproducción de la siguiente entrevista ha sido autorizada por la Secretaría Regional Latinoamericana de Uruguay, y fue realizada por Rubén Yizmeyián. Gracias a ellos por su amable permiso y colaboración con Clariperu. (Entrevista realizada en el año 2004)



En Cuba se zambulló, desde niño y junto a su padre, en lo mejor de la música clásica y popular. Clarinetista y saxofonista de excepción, prolífico compositor de cámara y de jazz, con 56 años está celebrando en 2004 sus 50 años en la música. Ganador de seis Premios Grammy y con un sin fin de distinciones su nombre se inscribe entre los mejores exponentes del arte contemporáneo.



*
¿Cuál es el balance de su medio siglo en la música y qué sensaciones cobran vida en su memoria?

osé Martí dijo que un hombre para ser completo tenía que tener un hijo, escribir un libro y plantar un árbol. Yo he hecho todo eso. Escribí dos libros, tengo un hijo (Franco) y he plantado unos cuantos árboles, así que por lo menos con Martí estoy bien, uno de los personajes que más admiro.
En cuanto a las sensaciones lo primero que me viene a la mente es mi padre. Él fue quien me inició en esta carrera por lo cual le estaré eternamente agradecido. Fue quien me enseñó a leer. Cuando llegué a la escuela ya sabía leer perfectamente bien. El primer libro que puso en mis manos fue Sandokan, El Tigre de la Malasia de Emilio Salgari, después vino Julio Verne, José Eustacio Rivera, y muchos otros. También le debo mi vocación de escribir, mi padre escribía bien a pesar que solamente hizo hasta sexto grado de escuela. A él le debo todo lo que soy.


*
En su música confluyen el mundo clásico y lo popular, lo latino y lo anglosajón, ¿cuál es la explicación?

Mi padre fue un saxofonista clásico pero le gustaba mucho la música de jazz, entonces crecí escuchando todo tipo de música. Me daba lo mismo. A él le gustaba mucho oír cantar a Mario Lanza y escuchar a la orquesta de Duke Ellington. Ponía en el tocadiscos cualquier cosa. Hasta que tuve 12 o 13 años no supe la diferencia que había entre Mozart y la orquesta de Pérez Prado. Me daba lo mismo una cosa que otra.


*
Eso le ha dado mucha riqueza y solidez.

Como decía Ellington: hay solamente dos tipos de música: buena y mala. Y todo lo que yo escuchaba era muy bueno.


*
Habiendo sido uno de los fundadores del Grupo Irakere, ¿podría decirse que dicha agrupación era una síntesis perfecta de varias corrientes musicales?

Éramos un grupo de músicos que habíamos hecho muchos géneros musicales y tratamos de fundirlos en un solo grupo. Irakere es el resultado de una serie de experiencias de un grupo de músicos que tocábamos todo.


*
¿Mantiene contactos con Arturo Sandoval? ¿Han vuelto a tocar juntos?

Al poco tiempo que él llegó a Estados Unidos grabamos un disco que se llama “Reunión”. Luego de eso no hemos vuelto a vernos ni a tocar.


*
¿Las relaciones entre ustedes no son buenas?

Él vive en Miami y yo en Nueva York.


*
Dos grandes de la música como Bebo y Chucho Valdés, ambos amigos suyos, tomaron caminos distintos. Bebo se exilió y nunca más volvió a Cuba, Chucho, su hijo, en cambio, decidió quedarse. ¿Qué reflexión le merece esta situación de seres tan próximos a usted?

Eso tiene un nombre: comunismo, y es lo que provoca ese distanciamiento, esas separaciones por motivos políticos. En un reciente reportaje Diego El Cigala, que junto con Bebo Valdés grabó el año pasado el disco Lágrimas Negras alcanzando éxito mundial, decía: “Después del éxito que obtuvimos con un ciudadano ilustre como Bebo Valdés alrededor del mundo, cuando fui a su propio país se me recomendó que ni siquiera mencionara su nombre. Toqué con su hijo, Chucho, quien lo sustituyó en el piano, y no pude mencionar a su padre”. Y eso no lo dije yo, lo dijo un gitano que nada tiene que ver con la política.

*
En lo estrictamente musical, ¿le gustan Los Van Van?

Sí, a pesar de que no es mi género de música favorita, es indiscutible que Juanito Formell creó una gran cosa. Los dos grupos cubanos contemporáneos más importantes son: primero, Juan Formell con Los Van Van, y después Irakere. Fueron los dos grupos que modernizaron la música. Desde allí parte todo el movimiento de lo que ahora llaman “Timba”, y que está muy influida por el jazz y el rock.


*
Las influencias que procesaron y aplicaron básicamente al son cubano, Changuito (José Luis Quintana) en la percusión y Formell en el bajo, lograron una sonoridad muy sabrosa. Cuando tocan hasta las mesas bailan.

A Changuito le gustaba tocar rock and roll y empezó a mezclar todo eso en una batería. Al principio sin platillos, con una cajita china sola, y crearon una forma distinta de tocar. Formell es un tipo muy creativo para la música popular. En el otro extremo Irakere, con su “metalería” que sale de Blood, Sweat and Tears, al mezclarse con la música afrocubana y con los tambores batá, nació ese estilo de música muy creativa. Hay mucha gente que me pregunta porqué no me he dedicado a la música de baile y yo digo: porque ya eso lo hice muy bien. Eso es un arte, el arte de pegar en el público. Es un arte y una esclavitud también.


*
No entiendo lo del arte y la esclavitud. Los tipos cantan lo que está en boga en la calle, en la esquina, en el barrio, son esencialmente populares.

Eso es lo que es. Con ese tipo de orquesta hay que estar constantemente en la calle escuchando los dichos populares, estar en la moda, y eso es una esclavitud, yo hago lo que me da la gana, no lo que me diga el pueblo que haga, ¿no? (risas)



*
La música y el humor fluyen de usted constantemente, ¿de qué otra manera manifiesta su “cubanía”?

Por lo menos comiendo frijoles negros tres o cuatro veces por semana. Así siente uno la “cubanía”. No sé, hay tantas cosas que simbolizan el carácter cubano, y eso se agiganta con la distancia. Cuando uno está lejos de su país, lejos de donde nació, es como dijo la gran folklorista Lydia Cabrera cuando salió exiliada hacia París en el año 60: “Yo descubrí a Cuba a orillas del Sena”, una frase muy bonita que lo define todo.


*
¿El desarraigo hace que la identidad se potencie a pleno?

Es increíble, en Cuba casi no escuchaba música cubana, como que eso estaba en el ambiente, estaba en la atmósfera. Allá, yo decía que la mejor orquesta típica era la de Count Basie y que el mejor cantante de son montuno era Joe Williams.


*
Pese a que usted en su segundo libro, “¡Oh, La Habana!”, habla de sus innumerables encuentros en la tienda musical de su papá con Ernesto Lecuona, Benny Moré, Cachao López y otros pioneros de la música popular cubana.

Conocí muchísima gente allí, además de los que tu nombraste, Chico O'Farrill, Pedrito Knight (esposo de Celia Cruz) y Chocolate Armenteros, que era el amigo más elegante que tenía mi papá, todos ellos iban a comprarle trompetas. Cachao una vez le compró un contrabajo.


*
Tito Puente creó 400 composiciones y unos 2.000 arreglos musicales, ¿usted lleva la cuenta?

No tengo ni la menor idea. Yo escribo música, y a la música se la lleva el viento.


*
¿Cuál es su técnica para componer? ¿Lo hace a partir del saxo?

No, no hay nada, es todo imprevisto. No tengo un método para hacerlo. A veces sale solo y a veces hay que forzarlo. Ahora mismo tengo que escribir una pieza para un quinteto de vientos y debo entregarla en tiempo porque es una comisión, tengo la obligación de sentarme a escribirla. Entonces, a veces es por inspiración y a veces porque el trabajo obliga. Eso es lo que hace un músico profesional, también. Y compongo a partir del piano, me siento al piano y toco.


*
¿Qué cambió en usted a partir de su salida de Cuba en 1980?

Siempre quise vivir en Nueva York porque esta ciudad es multicultural, hay gente de todos lados y he absorbido de todas esas multinacionalidades. Por ejemplo, soy loco por los bandoneones y no tuve que mudarme a Buenos Aires, aquí he podido aprender y conocer algunos bandoneonistas, tocar con ellos y trabajar con ese instrumento.

*
¿Piazzolla o Troilo?

Bueno, Piazzolla sale de Troilo, pero los dos me gustan mucho. A mí también me fascina la música brasileña, siempre digo que la mitad de mi corazón es brasileño.


*
En su música se aprecia esa influencia muy claramente.

Aquí hay muchísimos brasileños y he aprendido mucho de ellos, así como de los portorriqueños y de los músicos clásicos. Aquí hay gente de todo el mundo, por eso he querido vivir en Nueva York. Viviendo acá he podido vivir en todos lados, Nueva York es como estar en todos lados.


*
En su caso se aplica aquello de “Cuba y Puerto Rico son de un pájaro las dos alas...”; su esposa, Brenda Feliciano, es boricua.

Mi es esposa es portorriqueña y es una gran soprano. Esa frase pertenece a la poetisa Lola Rodríguez de Tió. “Cuba y Puerto Rico son de un pájaro las dos alas, reciben flores y balas en un solo corazón.” Lola nació en Puerto Rico, se casó con un cubano y murió en Cuba.

* Usted cuenta una anécdota muy jocosa referida al divorcio que existe entre músicos clásicos y de jazz que muchas veces interfiere en su trabajo.
¡Uff! ¡Qué trabajo les cuesta a los clásicos entender la síncopa, qué “gallegos” son, mi madre! A veces me pongo a escribir cosas para quinteto de vientos o cuarteto de cuerdas, y cuando les llevo las partes me miran como a un extraterrestre y me dicen: “¿Qué es esto? ¿Es pianissimo o mezzo forte?” ¡Qué carajo importa, tócalo a tiempo y ya! No hay forma con ellos.
Claro, si se pasan escuchando a Bach y no conocen a Celia Cruz ni de nombre, nunca lo van a entender. Y a los de jazz, mientras tanto, tú le hablas de una fuga y te dicen: “¿Qué? ¿Quién se escapó?” Eso es muy limitante, y también aburrido. No creo en el aprendizaje de la música de oído, eso es un disparate. Pero no poder tocar de oído es otro disparate. He escuchado un chiste que me suena muy real: ¿cómo haces para que un guitarrista popular baje el amplificador? Ponle una partitura delante. ¿Y cómo logras que un guitarrista clásico deje de tocar? Sácale el papel. Es una gran verdad. Los músicos de jazz están perdiendo siglos de tradición musical y de disciplina y la figura de la música clásica; el jazz es un género joven, tiene sólo 100 años. Y por otra parte los músicos clásicos se están perdiendo de la espontaneidad de un género joven. En el Cono Sur específicamente hay grandes problemas rítmicos. Para la gente que nacimos en el Caribe o los músicos estadounidenses de jazz, no hay muchos ritmos por allí abajo, con excepción del candombe de Uruguay. La música es música y más ná, y se debe tratar de entenderla. Mientras más uno sepa de los distintos géneros mejor uno los toca. 

* ¿Qué significan las pérdidas de Celia Cruz y Tito Puente?
Eso es irreparable. No hay forma de suplir a esa gente, ni desde el punto de vista musical ni personal. Son personajes que salen cada mil años. Celia y Tito fueron gente muy especial. Esa gente regó felicidad por el mundo. La última fiesta que tuvo Celia fue en mi casa, ella vivía muy cerca de aquí, y ya se notaba que estaba herida. Inclusive empecé a cantar para provocarla un poco y se paró, cantamos a dúo Caramelo a Kilo, pero no duró ni 10 segundos la pobre. Cuando ella murió escribí un artículo que se llamó La Reina y su Caballero, porque el apellido de su esposo (Knight), en inglés significa caballero, y lo publicaron en el Miami Herald en inglés y en español. Ella decía: “Yo soy una persona alegre que me gusta cantar, así quiero que me recuerden”, y el artículo era un poco triste, pero como ella quería que la recordaran con alegría, sobre el final escribí una anécdota. En Colombia, una vez, bajando del escenario, un borracho, pero muy borracho, muy sudado, le dijo: “Ven mi reina, voy a darte un beso”, y Celia le respondió: “¡Ay no mi negrito, que ahora estoy de prisa, mira, dáselo a Pedro que viene ahí detrás!”

* Usted manifiesta estar en constante aprendizaje, en superación permanente. ¿Cuántas horas le dedica a la práctica del saxo y del clarinete?

Hago tantas cosas hoy día que el tiempo no me da. En mi caso hay una muy buena formación. Desde niño mi padre me obligaba a estudiar y él estudiaba conmigo, 8, 9, 10 horas diarias. Hoy entreno cuando tengo que tocar en eventos especiales. Hace pocas semanas participé de un festival de música de cámara en Utah, el Moab Festival. Con motivo de la celebración de mi 50 aniversario tuve que tocar el Trío de Brahms para clarinete, violoncello y piano, lo elegí en homenaje a mi padre a quien le gustaba mucho Brahms, y para tocar esa pieza, que es sumamente difícil, sí me entrené. Ahora hace como tres días que no estudio ni toco una nota porque estoy escribiendo un trabajo contratado que debo entregar. Pero, hay que estar encima del instrumento, sobre todo cuando uno es joven, los muchachos jóvenes deben buscar una buena formación. 

* ¿Qué representa para usted el doctorado en música que le otorgara la Universidad de Berkeley en 2003?
Eso fue como un sueño que se convirtió en realidad, porque la escuela Berkeley ha sido siempre un ejemplo para todos los músicos de jazz del mundo. Ahora mismo acaban de anunciarme que me van otorgar el Premio Nacional de las Artes, National Endowment of the Arts. Eso es muy fuerte porque con esa distinción están Wayne Shorter, Ella Fitzgerald, Sarah Vaughan, Dave Brubeck, y el único latino soy yo. También me da un poco de tristeza porque hay gente que lo merece más que yo. Pero, como dice Juan Formell, al que le tocó, le tocó... (cantando) 

* ¿Se ha perdido creatividad últimamente en la música?
No, siempre hay gente creativa aunque nunca abunda, en todos los tiempos ha escaseado. No hubo diez Beethoven en el siglo XIX, había solamente uno. En todos los tiempos ha habido gente olvidada porque no han sabido promocionarse, no han sabido vender su trabajo, en el buen sentido del concepto, pero el talento no abunda, no es un pescado que se consigue tirando una red y caen diez. Gente creativa hay la que hay, siempre ha sido así. Tito Puente no nace todos los días. 

* ¿Qué desafíos tiene en la música y en su vida?
En su vida y en bajada, como decía Cantinflas. Hago lo que me gusta, gracias a Dios y a mi padre. Escribir, escribir y tocar música, conocer gente, escuchar música también, me encanta. Esto es lo más parecido que puede haber a la felicidad. Pero hay muchas cosas que me entristecen tremendamente, como la esclavitud de mi tierra. A la gente que no está de acuerdo con “ese hombre” (Fidel Castro) se le considera ciudadano de segunda cuando realmente quien es un ciudadano de tercera es él. Me da más pena la situación de Raúl Rivero, que es un poeta cubano que cumplió 28 años de cárcel por escribir poemas, por hacer lo que hace Mario Benedetti. Es increíble, los cargos eran posesión de grabadora y de literatura subversiva; es lo mismo que hicieron Franco y Hitler. No hay forma de defender eso en nombre de las escuelitas y los hospitales. 

* Sé que a tocar volvería, pero, ¿volvería a vivir en Cuba?
¿A vivir allá? Me gustaría tener quizás una propiedad, un apartamento, sí. Lo que pasa es que me gusta mucho vivir en Nueva York por cuestiones culturales, pero cuando me aprieta el frío seguramente me iría para allá. 

* Si tuviera que armar una “Big Band” para tocar música afrocubana, ¿qué estructura tendría y quiénes la integrarían?

Bueno, estaría mi amigo Manuel Valera como primer saxofón, él tocaba con el grupo de Gonzalito Rubalcaba. Diego Urcola, mi trompetista, y Claudio Roditi, en el trombón Juan Pablo Torres. La sección rítmica sería la que tengo hoy día conmigo: Alon Yavnai en el piano, Oscar Stagnaro en el bajo, más un guitarrista que es un fenómeno llamado Romero Lubambo, que ha tocado varias veces en Lapataia de Punta del Este (Uruguay), y Mark Walker como baterista. Todos ellos son muy versátiles y eso me permite hacer rumba, tango y samba a la vez. Y en las congas me llevaría a “Mañenguito” (Giovanni Hidalgo).
* ¿Y cantantes?  

Eso no lo había pensado. Casi nunca trabajo con cantantes, pero quizás utilizaría a Willy Chirino, que también compone cosas muy bonitas. 

* ¿Qué opinión tiene de Rubén Blades y de su álbum Maestra Vida? 

Es una obra maestra, y los arreglos pertenecen a un gran amigo argentino, Carlos Franzetti. Sobre Rubén tengo el mejor concepto, el más alto. Rubén es una persona muy especial y un artista de primera. 


* ¿Y Oscar D' León?
Me encanta ese tipo, sobre todo como toca el bajo. Fuera de Cuba es la persona que yo he oído cantar la música cubana como nadie, la verdad. Los cubanos decimos que cuando ese hombre fue a Cuba en 1983 fue a bailar a la casa del trompo. Fue a Cuba a cantarle música cubana a los cubanos. Oscar es un grande. Tú sabes que el tipo quiso comprar el carro del Benny (Moré), su ídolo, que tenía un Cadillac convertible y convenció a su familia para que se lo vendieran, pero las autoridades no se lo dejaron llevar de Cuba. 

* La celebración de sus 50 años en la música tendrá su punto culminante en el majestuoso Carnegie Hall de Nueva York, el 10 de enero de 2005. ¿Qué se puede adelantar?
Se están preparando cosas bien lindas. Estará el violonchelista Yo-Yo Ma, el cuarteto New York Voices, con los que grabamos el disco Brazilian Dreams, mi esposa Brenda Feliciano, interpretará a George Gershwin, la Orquesta Juvenil de Las Américas, que es una tremenda orquesta integrada por los niños más talentosos de todo el continente, Las Hermanas Márquez y Bebo Valdés, y estamos gestionando al pianista Pablo Ziegler y a Chick Corea. Será una celebración muy linda y divertida. El evento se llama “Paquito D´Rivera, 50 años y 10 días”. En estos momentos la televisión española junto con la francesa están haciendo un documental que se denominará como mi primer libro: “Mi Vida Saxual”. 

* ¿Y después del Carnegie Hall se viene la décima edición del Festival de Jazz de Lapataia en Punta del Este?
Allí nos veremos. En esa oportunidad contaremos con la presencia estelar de Bebo Valdés para el cierre, el 16 de enero. Y a mis amigos uruguayos que me han recibido siempre con tanto amor y cariño, un saludo afectuoso.