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29 de julio de 2020

Entrevista al clarinetista mexicano Manuel Hernández. CLARIPERU

Entrevista en vivo al clarinetista Manuel Hernández de México. CLARIPERU


El maestro Manuel Hernández ha desarrollado una exitosa carrera, tanto como intérprete así como maestro.
Como parte del ciclo de entrevistas a los clarinetistas que apoyan el Coro Iberoamericano de Clarinetistas, nuestro director Marco Antonio Mazzini conversa en vivo con Manuel Hernández, quien con humor nos cuenta sus inicios en la música y comparte algunos consejos a la comunidad.

¡Que disfruten la entrevista!




28 de julio de 2020

Entrevista a la clarinetista ecuatoriana Diana Gallegos. CLARIPERU



Diana Gallegos es parte extendida de nuestra familia. Frecuentemente nos apoya en nuestros proyectos y es además una destacada solista que turna muy bien sus actividades docentes.

Como parte del ciclo de entrevistas a los maestros que apoyan el Coro Iberoamericano de Clarinetistas, nos conectamos en vivo para dialogar con ella, para que nos comparta sus inquietudes musicales.

¡Que disfruten la entrevista!




27 de julio de 2020

Entrevista al clarinetista paraguayo José Cabrera. CLARIPERU



Como parte del ciclo de entrevistas a los maestros que apoyan el Coro Iberoamericano de Clarinetistas, nos conectamos en vivo para dialogar con el destacado clarinetista José Cabrera, inquieto músico responsable del movimiento clarinetístico actual de su país.

¡Que disfruten la entrevista!




24 de julio de 2020

Entrevista al clarinetista Osvaldo Lichtenzveig - CLARIPERU


Como parte del ciclo de entrevistas a los maestros que apoyan el Coro Iberoamericano de Clarinetistas, nos conectamos con Argentina para dialogar con el destacado clarinetista Osvaldo Lichtenzveig, quien nos comparte anécdotas y valiosos consejos musicales.

¡Que disfruten la entrevista!







23 de julio de 2020

Entrevista al clarinetista peruano Marco Antonio Mazzini. CLARIPERU


Los invitamos a escuchar esta amena entrevista a nuestro director, el clarinetista peruano Marco Antonio Mazzini, quien conversa con Dan Palomino, miembro del equipo de Clariperu.

Esta transmisión en vivo forma parte del ciclo de entrevistas a los maestros que apoyan el Coro Iberoamericano de Clarinetistas, nuestro proyecto educativo y artístico.

Para ver la entrevista, solo pulsa el video de abajo.  



3 de diciembre de 2014

Entrevista a Sabine Meyer - CLARIPERU



El 7 de noviembre de 2003 en el auditorio del Conservatorio de Bruselas, se presentó la famosa clarinetista alemana Sabine Meyer. Ofreció un programa bastante atractivo: la Sonata para clarinete de Camile Saint Saens, Scaramouche de Dario Milhaud, Cuatro Piezas de Alban Berg y la Sonata n°1 de Johannes Brahms. Una hora antes de su recital, Marco Antonio Mazzini conversó con Sabine en exclusiva para Clariperu.

Sorprendí a Sabine en el momento en que estaban afinando el piano. Ella, vestida completamente de negro, estaba siguiendo atentamente el proceso. Con una gran sonrisa, Sabine Meyer me confirmó que con todo gusto accedía a la entrevista para Clariperu. En su camerino no se ve mucho: el estuche abierto de sus dos instrumentos, su clarinete en sib sobre la mesa, cañas y partituras. Sin dejar de mostrarme una sonrisa, respondió a mis preguntas que espero ayuden a conocerla un poco más.

* Estimada Sabine, quisiera que me cuentes cómo aparece el clarinete en tu vida.
Bueno, mi padre era músico, profesor y pianista, además tocaba el clarinete en una banda (big band). Cuando tenía cinco años empecé a estudiar piano, luego el violín…(sonríe) y cuando cumplí los ocho años empecé con el clarinete. Mi hermano, que es cinco años mayor que yo, también toca el clarinete, así que creo que era normal que yo también tocara este instrumento, ¡estaba en la familia!

* Tu padre¿qué tipo de música solía tocar en la banda?
Él era profesor de clarinete, digamos clarinete académico, pero en la banda tocaba mucho jazz, le gustaba improvisar. ¡Sí que era buen músico!

* Actualmente, ¿tienes alguna rutina como clarinetista?
Para mí, rutina es una mala palabra si haces arte. Te explico: yo toco muy seguido el concierto de Mozart, pero si subo al escenario, cada vez es como si fuera la primera vez, siempre me presento con ese sentimiento, de tal manera que así la música es nueva y fresca. No tengo rutina de interpretación.

* Y cuando practicas, ¿no sigues una rutina? Digamos notas largas, escalas…
No, ya no soy tan seria. Muchos años atrás sí tenía que practicar mucho, por largas horas. Ahora depende de la obra que esté trabajando. Si es una composición nueva y de gran dificultad, pues a estudiar mucho. Por otro lado, si quieres tocar la Sonata n°1 de Brahms, tienes que entender más que practicar, ¡no hay mucho que practicar ahí!

* En el libro de Pamela Weston Los Clarinetistas Virtuosos del Presente hay una frase en donde la autora menciona que te tomas tu trabajo muy en serio. ¿Qué tan serio trabaja Sabine Meyer?
Seria con la música o,  que trabajar conmigo es…

* ¡Me refiero a la música!
Bueno, creo que tienes que ser muy serio en lo que tocas. Digamos que quieres tocar el concierto de Mozart: pues tienes que saber exactamente lo que está pasando en la orquesta, todo. Pasemos a la sonata de Brahms: cada vez que la leo es como leer un libro, es la suma y combinación de dinámicas, articulaciones, emociones. Eso es lo que hago siempre, saber todo lo que sucede alrededor del clarinete, y me lo tomo muy en serio.

* Ya que mencionas la Sonata para clarinete de Brahms, ¿cómo Sabine Meyer abarca esta obra?
Para mí, y considero que para cualquier clarinetista, es muy importante saber la parte de piano, conocerla, de otra manera no puedo tocar en conjunto y entender la obra. Por otro lado, toma mucho tiempo el realmente entender la música. Yo he recorrido un largo camino para llegar a tocar como lo hago hoy, y esa madurez me da la sabiduría de poner mi personalidad en la música, respetando a la vez lo que Brahms quiso y pensó al escribir esta obra.

* ¿De qué manera consideras que ayudas a tus alumnos a desarrollar su musicalidad?
Creo que el tener musicalidad es el resultado de muchas cosas, todas ellas importantes, como tener un buen comando del instrumento. Cómo los ayudo…mmm…. Creo que eso viene de manera natural, como un cantante que canta grandes frases, con claras articulaciones. Una vez más tomo de ejemplo la Sonata para clarinete de Brahms: si haces las articulaciones correctas, entenderás entonces la música. No es solamente legato de aquí a allá sino mucho más.

* ¿Crees que para llegar a ser un buen músico se necesita talento?
Claro que sí, ¡definitivamente! Lo que hago con mis alumnos es darles una buena base, saber emitir un sonido cálido y sólido, control de los dedos, respiración. Con talento y una buena base puedes llegar muy alto.

* Recuerdo que cuando te conocí en 1999 te pregunté de manera inocente cómo hacías para obtener ese sonido tan bello, y me contestaste de manera coloquial, "bueno, escojo buenas cañas".
¡Sí! (Sonríe por largo rato). ¿Sabes qué tengo aquí? (me enseña una caja negra grande que contiene en su superficie un controlador de temperatura), ¡cañas! (Debo haber visto unas quince en su interior). Todas estas cañas las fabrico yo.

* ¿Fabricas tus propias cañas?
Sí, y me toma mucho tiempo no solo confeccionarlas sino, además, prepararlas. Espero poder tocar bien con una de ellas esta noche. Creo que uno debe trabajar en las cañas, no solo sacarlas de la caja y decir  "funciona, no funciona". Hay que retocar la caña, variarla a nuestra necesidad para obtener mejores resultados.

* ¿Has intentado tocar un clarinete de sistema Boehm?
¿Te refieres a un clarinete francés? Sí,  sí he probado los clarinetes franceses y puedo tocar en ellos, no perfectamente, pero de manera decente. Como sabrás, tengo muchos estudiantes que tocan en sistema Boehm, por lo que he tenido que aprender el sistema francés para poder ayudarlos mejor. Me agrada, pero prefiero los míos.

* Escuché tu grabación donde interpretas  la obra Cantos  del compositor Toru Takemitsu. El disco es un excelente trabajo musical. ¿Cómo se siente Sabine Meyer al interpretar obras modernas?
Yo interpreto muchas obras modernas, sobre todo en música de cámara. Muchos compositores han escrito para mi Octeto y para el Trio di Clarone. Hace unas semanas un compositor amigo mío escribió un concierto para mí, muy difícil por cierto, pero muy buena obra (vuelve a sonreír).

* No tienes entonces ningún prejuicio, no te consideras una clarinetista clásica en el sentido que solo interpretas obras tradicionales.
No, para mí es muy importante la variedad.

* Como tu disco Tributo a Benny Goodman.
Tú lo has dicho. Me gusta tocar varios estilos y, personalmente, creo que es importante interpretar música contemporánea, música de hoy en día, de nuestro tiempo. No solo las sonatas de Brahms. Un buen programa para mí es el que combina música moderna con repertorio tradicional.

* Para el recital de esta noche, ¿con qué pieza te identificas más? ¿Tienes alguna favorita?
Claro que sí, ¡Alban Berg!

* ¡Pensé que ibas a decir la Sonata de Brahms, ya que la has mencionado varias veces!
No, Alban Berg, definitivamente: Esa combinación de música, sonido, ideas en piezas tan breves es maravilloso. Extraordinaria música con cautivante atmósfera.

* Muchas gracias por tu tiempo, y te deseo muchos éxitos.
El gusto es mío y gracias por venir. ¡Espero que disfrutes la música esta noche! Hasta la próxima.


Sabine Meyer se presentó ante un auditorio lleno, y ante la insistencia del público por un “bis”, repitió el último movimiento del Scaramouche, esta vez agregándole improvisaciones con tintes de jazz.

11 de febrero de 2014

Entrevista a Paquito D' Rivera - CLARIPERU

Don Paquito tiene mucho que decir. Un extraordinario músico que no conoce la frontera del sonido y que ha conmovido a millones de personas de todo el mundo con su música y su creatividad al improvisar.
A través de su fino humor nos comparte su opinión sobre música, músicos y mucho más. ¿Qué opina Paquito sobre los músicos clásicos? Entérate con este ameno texto.
La reproducción de la siguiente entrevista ha sido autorizada por la Secretaría Regional Latinoamericana de Uruguay, y fue realizada por Rubén Yizmeyián. Gracias a ellos por su amable permiso y colaboración con Clariperu. (Entrevista realizada en el año 2004)



En Cuba se zambulló, desde niño y junto a su padre, en lo mejor de la música clásica y popular. Clarinetista y saxofonista de excepción, prolífico compositor de cámara y de jazz, con 56 años está celebrando en 2004 sus 50 años en la música. Ganador de seis Premios Grammy y con un sin fin de distinciones su nombre se inscribe entre los mejores exponentes del arte contemporáneo.



*
¿Cuál es el balance de su medio siglo en la música y qué sensaciones cobran vida en su memoria?

osé Martí dijo que un hombre para ser completo tenía que tener un hijo, escribir un libro y plantar un árbol. Yo he hecho todo eso. Escribí dos libros, tengo un hijo (Franco) y he plantado unos cuantos árboles, así que por lo menos con Martí estoy bien, uno de los personajes que más admiro.
En cuanto a las sensaciones lo primero que me viene a la mente es mi padre. Él fue quien me inició en esta carrera por lo cual le estaré eternamente agradecido. Fue quien me enseñó a leer. Cuando llegué a la escuela ya sabía leer perfectamente bien. El primer libro que puso en mis manos fue Sandokan, El Tigre de la Malasia de Emilio Salgari, después vino Julio Verne, José Eustacio Rivera, y muchos otros. También le debo mi vocación de escribir, mi padre escribía bien a pesar que solamente hizo hasta sexto grado de escuela. A él le debo todo lo que soy.


*
En su música confluyen el mundo clásico y lo popular, lo latino y lo anglosajón, ¿cuál es la explicación?

Mi padre fue un saxofonista clásico pero le gustaba mucho la música de jazz, entonces crecí escuchando todo tipo de música. Me daba lo mismo. A él le gustaba mucho oír cantar a Mario Lanza y escuchar a la orquesta de Duke Ellington. Ponía en el tocadiscos cualquier cosa. Hasta que tuve 12 o 13 años no supe la diferencia que había entre Mozart y la orquesta de Pérez Prado. Me daba lo mismo una cosa que otra.


*
Eso le ha dado mucha riqueza y solidez.

Como decía Ellington: hay solamente dos tipos de música: buena y mala. Y todo lo que yo escuchaba era muy bueno.


*
Habiendo sido uno de los fundadores del Grupo Irakere, ¿podría decirse que dicha agrupación era una síntesis perfecta de varias corrientes musicales?

Éramos un grupo de músicos que habíamos hecho muchos géneros musicales y tratamos de fundirlos en un solo grupo. Irakere es el resultado de una serie de experiencias de un grupo de músicos que tocábamos todo.


*
¿Mantiene contactos con Arturo Sandoval? ¿Han vuelto a tocar juntos?

Al poco tiempo que él llegó a Estados Unidos grabamos un disco que se llama “Reunión”. Luego de eso no hemos vuelto a vernos ni a tocar.


*
¿Las relaciones entre ustedes no son buenas?

Él vive en Miami y yo en Nueva York.


*
Dos grandes de la música como Bebo y Chucho Valdés, ambos amigos suyos, tomaron caminos distintos. Bebo se exilió y nunca más volvió a Cuba, Chucho, su hijo, en cambio, decidió quedarse. ¿Qué reflexión le merece esta situación de seres tan próximos a usted?

Eso tiene un nombre: comunismo, y es lo que provoca ese distanciamiento, esas separaciones por motivos políticos. En un reciente reportaje Diego El Cigala, que junto con Bebo Valdés grabó el año pasado el disco Lágrimas Negras alcanzando éxito mundial, decía: “Después del éxito que obtuvimos con un ciudadano ilustre como Bebo Valdés alrededor del mundo, cuando fui a su propio país se me recomendó que ni siquiera mencionara su nombre. Toqué con su hijo, Chucho, quien lo sustituyó en el piano, y no pude mencionar a su padre”. Y eso no lo dije yo, lo dijo un gitano que nada tiene que ver con la política.

*
En lo estrictamente musical, ¿le gustan Los Van Van?

Sí, a pesar de que no es mi género de música favorita, es indiscutible que Juanito Formell creó una gran cosa. Los dos grupos cubanos contemporáneos más importantes son: primero, Juan Formell con Los Van Van, y después Irakere. Fueron los dos grupos que modernizaron la música. Desde allí parte todo el movimiento de lo que ahora llaman “Timba”, y que está muy influida por el jazz y el rock.


*
Las influencias que procesaron y aplicaron básicamente al son cubano, Changuito (José Luis Quintana) en la percusión y Formell en el bajo, lograron una sonoridad muy sabrosa. Cuando tocan hasta las mesas bailan.

A Changuito le gustaba tocar rock and roll y empezó a mezclar todo eso en una batería. Al principio sin platillos, con una cajita china sola, y crearon una forma distinta de tocar. Formell es un tipo muy creativo para la música popular. En el otro extremo Irakere, con su “metalería” que sale de Blood, Sweat and Tears, al mezclarse con la música afrocubana y con los tambores batá, nació ese estilo de música muy creativa. Hay mucha gente que me pregunta porqué no me he dedicado a la música de baile y yo digo: porque ya eso lo hice muy bien. Eso es un arte, el arte de pegar en el público. Es un arte y una esclavitud también.


*
No entiendo lo del arte y la esclavitud. Los tipos cantan lo que está en boga en la calle, en la esquina, en el barrio, son esencialmente populares.

Eso es lo que es. Con ese tipo de orquesta hay que estar constantemente en la calle escuchando los dichos populares, estar en la moda, y eso es una esclavitud, yo hago lo que me da la gana, no lo que me diga el pueblo que haga, ¿no? (risas)



*
La música y el humor fluyen de usted constantemente, ¿de qué otra manera manifiesta su “cubanía”?

Por lo menos comiendo frijoles negros tres o cuatro veces por semana. Así siente uno la “cubanía”. No sé, hay tantas cosas que simbolizan el carácter cubano, y eso se agiganta con la distancia. Cuando uno está lejos de su país, lejos de donde nació, es como dijo la gran folklorista Lydia Cabrera cuando salió exiliada hacia París en el año 60: “Yo descubrí a Cuba a orillas del Sena”, una frase muy bonita que lo define todo.


*
¿El desarraigo hace que la identidad se potencie a pleno?

Es increíble, en Cuba casi no escuchaba música cubana, como que eso estaba en el ambiente, estaba en la atmósfera. Allá, yo decía que la mejor orquesta típica era la de Count Basie y que el mejor cantante de son montuno era Joe Williams.


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Pese a que usted en su segundo libro, “¡Oh, La Habana!”, habla de sus innumerables encuentros en la tienda musical de su papá con Ernesto Lecuona, Benny Moré, Cachao López y otros pioneros de la música popular cubana.

Conocí muchísima gente allí, además de los que tu nombraste, Chico O'Farrill, Pedrito Knight (esposo de Celia Cruz) y Chocolate Armenteros, que era el amigo más elegante que tenía mi papá, todos ellos iban a comprarle trompetas. Cachao una vez le compró un contrabajo.


*
Tito Puente creó 400 composiciones y unos 2.000 arreglos musicales, ¿usted lleva la cuenta?

No tengo ni la menor idea. Yo escribo música, y a la música se la lleva el viento.


*
¿Cuál es su técnica para componer? ¿Lo hace a partir del saxo?

No, no hay nada, es todo imprevisto. No tengo un método para hacerlo. A veces sale solo y a veces hay que forzarlo. Ahora mismo tengo que escribir una pieza para un quinteto de vientos y debo entregarla en tiempo porque es una comisión, tengo la obligación de sentarme a escribirla. Entonces, a veces es por inspiración y a veces porque el trabajo obliga. Eso es lo que hace un músico profesional, también. Y compongo a partir del piano, me siento al piano y toco.


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¿Qué cambió en usted a partir de su salida de Cuba en 1980?

Siempre quise vivir en Nueva York porque esta ciudad es multicultural, hay gente de todos lados y he absorbido de todas esas multinacionalidades. Por ejemplo, soy loco por los bandoneones y no tuve que mudarme a Buenos Aires, aquí he podido aprender y conocer algunos bandoneonistas, tocar con ellos y trabajar con ese instrumento.

*
¿Piazzolla o Troilo?

Bueno, Piazzolla sale de Troilo, pero los dos me gustan mucho. A mí también me fascina la música brasileña, siempre digo que la mitad de mi corazón es brasileño.


*
En su música se aprecia esa influencia muy claramente.

Aquí hay muchísimos brasileños y he aprendido mucho de ellos, así como de los portorriqueños y de los músicos clásicos. Aquí hay gente de todo el mundo, por eso he querido vivir en Nueva York. Viviendo acá he podido vivir en todos lados, Nueva York es como estar en todos lados.


*
En su caso se aplica aquello de “Cuba y Puerto Rico son de un pájaro las dos alas...”; su esposa, Brenda Feliciano, es boricua.

Mi es esposa es portorriqueña y es una gran soprano. Esa frase pertenece a la poetisa Lola Rodríguez de Tió. “Cuba y Puerto Rico son de un pájaro las dos alas, reciben flores y balas en un solo corazón.” Lola nació en Puerto Rico, se casó con un cubano y murió en Cuba.

* Usted cuenta una anécdota muy jocosa referida al divorcio que existe entre músicos clásicos y de jazz que muchas veces interfiere en su trabajo.
¡Uff! ¡Qué trabajo les cuesta a los clásicos entender la síncopa, qué “gallegos” son, mi madre! A veces me pongo a escribir cosas para quinteto de vientos o cuarteto de cuerdas, y cuando les llevo las partes me miran como a un extraterrestre y me dicen: “¿Qué es esto? ¿Es pianissimo o mezzo forte?” ¡Qué carajo importa, tócalo a tiempo y ya! No hay forma con ellos.
Claro, si se pasan escuchando a Bach y no conocen a Celia Cruz ni de nombre, nunca lo van a entender. Y a los de jazz, mientras tanto, tú le hablas de una fuga y te dicen: “¿Qué? ¿Quién se escapó?” Eso es muy limitante, y también aburrido. No creo en el aprendizaje de la música de oído, eso es un disparate. Pero no poder tocar de oído es otro disparate. He escuchado un chiste que me suena muy real: ¿cómo haces para que un guitarrista popular baje el amplificador? Ponle una partitura delante. ¿Y cómo logras que un guitarrista clásico deje de tocar? Sácale el papel. Es una gran verdad. Los músicos de jazz están perdiendo siglos de tradición musical y de disciplina y la figura de la música clásica; el jazz es un género joven, tiene sólo 100 años. Y por otra parte los músicos clásicos se están perdiendo de la espontaneidad de un género joven. En el Cono Sur específicamente hay grandes problemas rítmicos. Para la gente que nacimos en el Caribe o los músicos estadounidenses de jazz, no hay muchos ritmos por allí abajo, con excepción del candombe de Uruguay. La música es música y más ná, y se debe tratar de entenderla. Mientras más uno sepa de los distintos géneros mejor uno los toca. 

* ¿Qué significan las pérdidas de Celia Cruz y Tito Puente?
Eso es irreparable. No hay forma de suplir a esa gente, ni desde el punto de vista musical ni personal. Son personajes que salen cada mil años. Celia y Tito fueron gente muy especial. Esa gente regó felicidad por el mundo. La última fiesta que tuvo Celia fue en mi casa, ella vivía muy cerca de aquí, y ya se notaba que estaba herida. Inclusive empecé a cantar para provocarla un poco y se paró, cantamos a dúo Caramelo a Kilo, pero no duró ni 10 segundos la pobre. Cuando ella murió escribí un artículo que se llamó La Reina y su Caballero, porque el apellido de su esposo (Knight), en inglés significa caballero, y lo publicaron en el Miami Herald en inglés y en español. Ella decía: “Yo soy una persona alegre que me gusta cantar, así quiero que me recuerden”, y el artículo era un poco triste, pero como ella quería que la recordaran con alegría, sobre el final escribí una anécdota. En Colombia, una vez, bajando del escenario, un borracho, pero muy borracho, muy sudado, le dijo: “Ven mi reina, voy a darte un beso”, y Celia le respondió: “¡Ay no mi negrito, que ahora estoy de prisa, mira, dáselo a Pedro que viene ahí detrás!”

* Usted manifiesta estar en constante aprendizaje, en superación permanente. ¿Cuántas horas le dedica a la práctica del saxo y del clarinete?

Hago tantas cosas hoy día que el tiempo no me da. En mi caso hay una muy buena formación. Desde niño mi padre me obligaba a estudiar y él estudiaba conmigo, 8, 9, 10 horas diarias. Hoy entreno cuando tengo que tocar en eventos especiales. Hace pocas semanas participé de un festival de música de cámara en Utah, el Moab Festival. Con motivo de la celebración de mi 50 aniversario tuve que tocar el Trío de Brahms para clarinete, violoncello y piano, lo elegí en homenaje a mi padre a quien le gustaba mucho Brahms, y para tocar esa pieza, que es sumamente difícil, sí me entrené. Ahora hace como tres días que no estudio ni toco una nota porque estoy escribiendo un trabajo contratado que debo entregar. Pero, hay que estar encima del instrumento, sobre todo cuando uno es joven, los muchachos jóvenes deben buscar una buena formación. 

* ¿Qué representa para usted el doctorado en música que le otorgara la Universidad de Berkeley en 2003?
Eso fue como un sueño que se convirtió en realidad, porque la escuela Berkeley ha sido siempre un ejemplo para todos los músicos de jazz del mundo. Ahora mismo acaban de anunciarme que me van otorgar el Premio Nacional de las Artes, National Endowment of the Arts. Eso es muy fuerte porque con esa distinción están Wayne Shorter, Ella Fitzgerald, Sarah Vaughan, Dave Brubeck, y el único latino soy yo. También me da un poco de tristeza porque hay gente que lo merece más que yo. Pero, como dice Juan Formell, al que le tocó, le tocó... (cantando) 

* ¿Se ha perdido creatividad últimamente en la música?
No, siempre hay gente creativa aunque nunca abunda, en todos los tiempos ha escaseado. No hubo diez Beethoven en el siglo XIX, había solamente uno. En todos los tiempos ha habido gente olvidada porque no han sabido promocionarse, no han sabido vender su trabajo, en el buen sentido del concepto, pero el talento no abunda, no es un pescado que se consigue tirando una red y caen diez. Gente creativa hay la que hay, siempre ha sido así. Tito Puente no nace todos los días. 

* ¿Qué desafíos tiene en la música y en su vida?
En su vida y en bajada, como decía Cantinflas. Hago lo que me gusta, gracias a Dios y a mi padre. Escribir, escribir y tocar música, conocer gente, escuchar música también, me encanta. Esto es lo más parecido que puede haber a la felicidad. Pero hay muchas cosas que me entristecen tremendamente, como la esclavitud de mi tierra. A la gente que no está de acuerdo con “ese hombre” (Fidel Castro) se le considera ciudadano de segunda cuando realmente quien es un ciudadano de tercera es él. Me da más pena la situación de Raúl Rivero, que es un poeta cubano que cumplió 28 años de cárcel por escribir poemas, por hacer lo que hace Mario Benedetti. Es increíble, los cargos eran posesión de grabadora y de literatura subversiva; es lo mismo que hicieron Franco y Hitler. No hay forma de defender eso en nombre de las escuelitas y los hospitales. 

* Sé que a tocar volvería, pero, ¿volvería a vivir en Cuba?
¿A vivir allá? Me gustaría tener quizás una propiedad, un apartamento, sí. Lo que pasa es que me gusta mucho vivir en Nueva York por cuestiones culturales, pero cuando me aprieta el frío seguramente me iría para allá. 

* Si tuviera que armar una “Big Band” para tocar música afrocubana, ¿qué estructura tendría y quiénes la integrarían?

Bueno, estaría mi amigo Manuel Valera como primer saxofón, él tocaba con el grupo de Gonzalito Rubalcaba. Diego Urcola, mi trompetista, y Claudio Roditi, en el trombón Juan Pablo Torres. La sección rítmica sería la que tengo hoy día conmigo: Alon Yavnai en el piano, Oscar Stagnaro en el bajo, más un guitarrista que es un fenómeno llamado Romero Lubambo, que ha tocado varias veces en Lapataia de Punta del Este (Uruguay), y Mark Walker como baterista. Todos ellos son muy versátiles y eso me permite hacer rumba, tango y samba a la vez. Y en las congas me llevaría a “Mañenguito” (Giovanni Hidalgo).
* ¿Y cantantes?  

Eso no lo había pensado. Casi nunca trabajo con cantantes, pero quizás utilizaría a Willy Chirino, que también compone cosas muy bonitas. 

* ¿Qué opinión tiene de Rubén Blades y de su álbum Maestra Vida? 

Es una obra maestra, y los arreglos pertenecen a un gran amigo argentino, Carlos Franzetti. Sobre Rubén tengo el mejor concepto, el más alto. Rubén es una persona muy especial y un artista de primera. 


* ¿Y Oscar D' León?
Me encanta ese tipo, sobre todo como toca el bajo. Fuera de Cuba es la persona que yo he oído cantar la música cubana como nadie, la verdad. Los cubanos decimos que cuando ese hombre fue a Cuba en 1983 fue a bailar a la casa del trompo. Fue a Cuba a cantarle música cubana a los cubanos. Oscar es un grande. Tú sabes que el tipo quiso comprar el carro del Benny (Moré), su ídolo, que tenía un Cadillac convertible y convenció a su familia para que se lo vendieran, pero las autoridades no se lo dejaron llevar de Cuba. 

* La celebración de sus 50 años en la música tendrá su punto culminante en el majestuoso Carnegie Hall de Nueva York, el 10 de enero de 2005. ¿Qué se puede adelantar?
Se están preparando cosas bien lindas. Estará el violonchelista Yo-Yo Ma, el cuarteto New York Voices, con los que grabamos el disco Brazilian Dreams, mi esposa Brenda Feliciano, interpretará a George Gershwin, la Orquesta Juvenil de Las Américas, que es una tremenda orquesta integrada por los niños más talentosos de todo el continente, Las Hermanas Márquez y Bebo Valdés, y estamos gestionando al pianista Pablo Ziegler y a Chick Corea. Será una celebración muy linda y divertida. El evento se llama “Paquito D´Rivera, 50 años y 10 días”. En estos momentos la televisión española junto con la francesa están haciendo un documental que se denominará como mi primer libro: “Mi Vida Saxual”. 

* ¿Y después del Carnegie Hall se viene la décima edición del Festival de Jazz de Lapataia en Punta del Este?
Allí nos veremos. En esa oportunidad contaremos con la presencia estelar de Bebo Valdés para el cierre, el 16 de enero. Y a mis amigos uruguayos que me han recibido siempre con tanto amor y cariño, un saludo afectuoso.

20 de noviembre de 2012

Entrevista a Kari Kriikku - Clariperu

Entrevista al clarinetista Kari Kriiku de Finlandia. Músico en conversación con Marco Mazzini. Clariperu

Por Marco Antonio Mazzini.

Me puse en contacto con Kari Kriikku por correo electrónico e inmediatamente aceptó la entrevista para Clariperu. Me propuso que lo buscara después de un ensayo. Mi primera impresión al escucharlo fue su seguridad y maestría con el clarinete. Su sonido es de una gran dulzura y pulcritud. Su musicalidad me cautivó en pocos segundos y sentí que estaba al frente de un gran artista.

Esta conversación se llevó a cabo el 5 de febrero del 2003 en un restaurante en el centro de Bruselas. Su carisma y sentido del humor se hizo notar desde un principio. Nervioso, me confesaba, mientras buscábamos el lugar ideal para comer, que tenía miedo al público belga, ya que el concierto de Hakola ha sido un gran éxito en los países escandinavos, pero no estaba seguro que en Bélgica iba a sufrir la misma suerte. 


* Empecemos hablando sobre el concierto para clarinete de Kimmo Hakola que vas a presentar ahora. Esta obra fue escrita especialmente para ti. ¿Cómo así nace tu relación con el compositor?
Grabación del concierto para clarinete Hakola por Kari Kriikku. Clariperu
Nosotros nos conocemos desde hace un buen tiempo atrás, de la época en que éramos estudiantes en la Academia Sibelius. Ya en ese entonces, Hakola hablaba sobre su interés de escribir para el clarinete. La primera obra que escribió fue un magnífico dúo para clarinete bajo y cello titulado Capriole. Esta obra ganó el primer premio del Concurso Internacional de Composición Rostrum. Es una hermosa pieza de ocho minutos que yo estrené. Luego escribió la obra Loco para clarinete y bombo, una obra para un solo instrumentista que dura veinte minutos. Sigue Diamonds Streets, composición de siete minutos para clarinete solo. Su última creación es su Concierto para clarinete.

A Hakola y a mi nos gusta oír música klezmer y balcánica, particularmente, me atrae mucho la música del este europeo, por eso, como pasatiempo, toco esta música. De ahí que este concierto está influenciado por este lenguaje. Es la música de Hakola, pero se puede oír el estilo klezmer claramente.

* ¿Te identificas en especial con algún movimiento de la obra?
El primer movimiento es el antiguo Hakola, el que yo conozco muy bien, pero el segundo movimiento creo que es mi preferido. Es una gran melodía que parece no tener fin, infinita, y disfruto mucho tocarla. El clarinete es tonal mientras la orquesta acompaña en un gran contraste moderno. La entrada del arpa es inesperado y hermoso. Creo que toda la obra es un gran drama, y Hakola sabe escribir dramas.

Kari Kriiku, clarinetista de finlandia. Solista. Recording artist.
Por cierto, si escuchas bien este movimiento, puedes reconocer claramente una canción de Sting, Shape of my heart. La armonía y el ritmo son citas textuales mientras el clarinete sigue con la melodía del concierto. El resultado es mágico. Este concierto dura cuarenta minutos y, en momentos claves, hay dramatismo extremo así como sorpresas para el oyente. Uno no siente que la obra es larga.

* Lo cual es un buen síntoma. A menudo, en conciertos con obras modernas, uno desea irse después de unos minutos.
Exacto, de ahí su habilidad para mantener la atención del oyente. Yo lo considero un buen compositor. Me gusta mucho esta obra en particular.

* Del punto de vista técnico, ¿existe algún pasaje que te ha significado un gran reto?
Esta pieza tiene de todo: en el primer movimiento, la interpretación es muy violenta, ya que el solista compite con la orquesta. La cadencia, en el sentido técnico tradicional, es bastante difícil. Hay muchos saltos rápidos en staccato y algunas escalas que deben ser muy claras y rápidas (se ríe mientras mueve sus dedos en el aire). Creo que lo más difícil de todo es el liderar el concierto. El clarinete es líder y punto principal todo el tiempo y, hacerlo, por cuarenta minutos, es una labor que requiere mucha fuerza y concentración.

* Hablemos un poco sobre Finlandia, sobre la tradición de interpretación del clarinete. Te menciono el nombre de Sven Lavela.
Se puede decir que, en épocas anteriores, todos los instrumentistas de viento salían de las bandas militares. Jóvenes músicos participaban en las bandas y solo algunos iban a la orquesta sinfónica. El sistema de ahora, hablamos de una persona que estudia música en el colegio y luego continúa en el Conservatorio, es bastante reciente. Yo mismo soy parte de esta tradición de bandas militares. Quizás sea el último, ya que todo el sistema ha cambiado ahora.

Creo que actualmente tenemos una buena escuela, pero hay problemas. En la Academia Sibelius no tenemos a un maestro principal de clarinete, y como consecuencia, no hay una clase de clarinete. Eso no es bueno. Yo por ejemplo, tengo solo dos estudiantes y los alumnos saltan de profesor a profesor muy a menudo. En mi época militar uno tenía un maestro con el cual uno trabajaba por años, ahora es tan diferente.

* Por tu discografía, uno nota que eres un músico muy versátil. ¿Consideras recomendable para los clarinetistas dedicarse tanto a la música clásica tradicional como a la moderna contemporánea?
Bueno, si no deseas tocar música moderna no tienes por qué hacerlo. Karl Leister se dedica a obras románticas/clásicas y está bien. Pero yo me pregunto por qué un clarinetista desea tocar un repertorio tan limitado. Arnold Shoenberg dijo que el clarinete era el mejor instrumento de viento, ya que posee un amplio registro y en cada registro uno puede tocar en cualquier dinámica, además que contamos con tradición folclórica, de jazz, todo. Me sorprende mucho que un clarinetista decida tocar solo algunas obras clásicas. Es todo un misterio para mí el que alguien decida interesarse por cierto periodo antiguo del repertorio, pero no en la música de su propio tiempo, que digan "me gusta la música hasta aquí". No lo entiendo. En teatro o en artes visuales, ellos nunca podrían pensar de esa manera, y si alguien así lo hace, creo que debería considerar otra profesión.

* ¿Me equivoco al decir que existe mucha música contemporánea en Finlandia?
Claro que no te equivocas. Los jóvenes clarinetistas de hoy en día están abiertos a nuevos retos, y existe mucha relación entre ellos y jóvenes compositores. Aquí en Europa del centro, la música contemporánea está bloqueada y limitada exclusivamente para los ensambles modernos y los conciertos contemporáneos. En Finlandia existe una saludable situación: el público espera escuchar una obra moderna, incluso rara en cada concierto, y asisten con mucho entusiasmo. Realmente aprecian la música contemporánea.

* ¿Qué opinas sobre el sistema actual de grabaciones? Es común realizar una producción donde se hacer cortes y varias tomas, para buscar perfección.
Es verdad, se arregla demasiado hoy en día las grabaciones, y creo que por eso son, en su mayoría, muy aburridas, no hay vida. Yo quisiera escuchar algún disco compacto donde me quede sin aliento y escuche algo nuevo. Muy raro. Claro que también existen las grabaciones "en vivo", que también son manipuladas y corregidas. Eso no es honesto y es muy artificial. 
Yo creo que hoy en día somos muy inseguros y tenemos miedo a equivocarnos, además que todo debe ser perfecto, vivimos preocupados pensando en eso. Los grandes intérpretes del pasado -si escuchamos atentos sus grabaciones- cometían errores garrafales, pero la música estaba siempre ahí. 
¿Sabes lo que pienso? si vas a manipular la grabación una, dos o tres veces, ¡hazlo mejor cincuenta veces! Te explico: yo grabé en un estudio una obra para clarinete solo, a un tiempo exageradamente lento, y sin ningún efecto. Luego de la toma, empezamos a acelerarla aquí y allá, a agregarle efectos en algunos momentos. El resultado fue tremendo. Lo que te quiero decir es que, si vas a poner una mano extra a tu grabación, pon las dos, diviértete, experimenta. El resto queda en la conciencia de cada uno.

* En 1998 formaste parte del jurado en el prestigioso concurso de Munich. ¿Cómo fue esa experiencia?
Bastante interesante. El ambiente es muy cálido y fraterno, pero igual pasan cosas que no son muy claras. En realidad, nosotros los miembros del jurado, no estamos permitidos hablar sobre el evento. Igual te comento que hay cosas que podrían ser mejor. No entiendo por qué algunos clarinetistas pasan a fases finales cuando la mitad del jurado no lo ha aceptado. Te confieso que en esa oportunidad, nadie estuvo contento con el resultado. Incluso nadie obtuvo el segundo premio. El ganador, Nicolas Baldeyrou, se llevó el tercer premio. Siento que la musicalidad no tiene mucha importancia entre los miembros del jurado. Están más pendientes de los errores, lo cual es correcto, pero no lo es todo. Igual me parece complicado tener diez jueces que tienen gustos tan diferentes.

* Si tuvieses la oportunidad de pedirle una obra para clarinete a un compositor contemporáneo, ¿A quién escogerías?
Sin duda alguna, a Ligeti. Me gusta mucho sus composiciones, y en especial lo que ha escrito para vientos. Creo que sería muy interesante un concierto para clarinete escrito por sus manos.

* Y si viajaras al pasado, ¿a qué compositor le pedirías un concierto?
Mmm....vaya pregunta. Me sorprendiste. Enescu. ¡Me fascina su música!

* Para concluir con esta conversación, deseo preguntarle cómo desarrollas la musicalidad en tus alumnos, de ahora y del futuro.
Bueno pregunta, y difícil de contestar. Una vez mas te debo hacer una confesión: si soy honesto, creo que lo que hago es decirle al alumno "toca así", ya que yo sé que de esta o esa manera es bueno, pero pienso que no es lo mejor. Me parece que se debe cuestionar al alumno sobre su concepto de la obra, presionarlo a sumergirse más en la música.

* ¿Crees en el talento?
Si, pero es algo que también es muy diferente en nuestros días. Soy un creyente que en el pasado, si deseabas ser un músico, era más difícil que hoy en día. Tenías que estar muy comprometido con lo que hacías, amar la música. Ahora, es bastante común ver gente en el escenario que están técnicamente muy preparada, pero que al escucharlos, no hay vida, no existe música en lo que hacen. Ahora cualquiera puede tocar un instrumento. Se necesita pasión, eso sí.

* Mucho gusto en conocerte, ¡gracias por tu tiempo y te deseo muchos éxitos!
Gracias a ti por la interesante conversación. Me voy ahora a practicar y a escoger una mejor caña.

Kari Kriikku se presentó con un éxito inesperado. Tuvo que salir cinco veces al escenario para agradecer los grandes aplausos del público. Cuando me despedí de él en su camerino, me permitió observar la partitura del concierto de Hakola. Noté con cierto asombro que varios compases tenían notas escritas - incluso frases - opcionales en lápiz. Le pregunté, "el compositor te ha escrito algunas opciones en el concierto", y me respondió con voz de cómplice "shhh...eso lo escribí yo, pero él hasta ahora no se ha dado cuenta."



8 de noviembre de 2012

Entrevista a Louis Sclavis - CLARIPERU

Siempre con un cigarrillo en la boca y de carácter calmado, el clarinetista francés Louis Sclavis ofrece esta entrevista exclusiva para Clariperu. Músico dedicado al jazz y a la improvisación libre, Sclavis ha llamado siempre la atención del público y de los medios especializados por su originalidad y su experimentación con el clarinete y el clarinete bajo. Su presentación en el Festival Mundial de Clarinete en Tokyo fue uno de los momentos cumbres de este evento.
La presente entrevista se llevó a cabo el 4 de agosto del 2005 en el Monasterio de Royaumont en Francia. Por Marco Antonio Mazzini. 
 

• ¿Cuál es su memoria de la música en su infancia? ¿Recuerda algo en particular que llamara su atención hacia la música?
Sin duda recuerdo la música que mis padres solían escuchar en casa, esto es, música popular francesa, música vieja bailable, ya que a mis padres les encantaba bailar. Se oían también tangos, ‘musettes’ y mambos. Lo que recuerdo que me impresionó mucho fueron las bandas callejeras, lo que nosotros llamamos ‘fanfare’. Fue en ellas que experimenté la música en vivo, y la primera impresión que tuve de un músico fue en la calle. Pero la música la sentí desde siempre, desde un principio. Creo que nací para la música.

• Siempre sintió ese apego...
Si, desde muy temprana edad. Solía intentar hacer música con juguetes, con una guitarrita de plástico, con tamborcitos... luego aprendí la armónica.

• ¿Su educación musical empezó en algún conservatorio?
No, primero en mi distrito de Lyon. Existía una banda, y me involucré en ella ya que quería hacer música, quería aprender algún instrumento – cualquiera. Ahí adquirí mis primeras nociones sobre música, ya que impartían clases de teoría a los miembros de esa agrupación. Cuando llegué, el encargado era un clarinetista, así que me dijeron que podía estudiar clarinete, y acepté. Si hubiese sido trombón, trompeta o cualquier otro instrumento igual hubiese aceptado. Empecé a estudiar entonces el clarinete y pronto me sentí cómodo con este instrumento, y me sentí afortunado de haberlo escogido – en realidad, que haya caído en mis manos. Varios años después ingresé al conservatorio, donde mi maestro fue muy estricto conmigo.

• Y evidentemente aprendió ahí el repertorio académico. ¿Cómo siente esta música, que dista tanto de la suya?
Me gusta mucho la música clásica, principalmente por que no es mi música. Me gusta practicarla pero no es mi camino. He practicado mucho y obtenido cierta técnica para poder hacer lo mío. No necesito la música clásica. Conozco a muchos colegas que aman esta música, y yo la he experimentado por lo cual la conosco muy bien, pero es simplemente diferente a lo mío, es otra historia.

• Y su aproximación al jazz, a la música experimental, ¿Cómo sucedió?
Estamos hablando de finales de los sesenta y principio de los setenta. Fue en este periodo que empecé a toca jazz, improvisación libre y a trabajar conjuntamente con bailarines, teatro...en esa época todo estaba muy mezclado, unido. Era el auge de la música pop, salían nombres como Pink Floyd, Sun Ra, Living Theater... todo esto me motivó a tocar, a improvisar, experimentar y a reunirme con compañías de teatro y de danza. Con un amigo mío solíamos tratar de tocar todo, cualquier tipo de música, y empecé a disfrutar esto. Poco a poco me ví involucrado en este movimiento. Conocí en Lyon a algunos músicos de la banda “Workshop de Lyon” quienes me invitaron a tocar con ellos...así comenzó todo.

• Para entonces ya tenía algo de experiencia
Si, ya que además había trabajado con cantantes, muchas bandas, compañías... podría decir que a los 22 años ya era profesional, y desde entonces he vivido íntegramente de la música.

• Me comentó que el clarinete bajo lo optó por curiosidad, ya que cuando decidió comprarse uno, jamás había escuchado este instrumento...
Exacto, en realidad ¡ni siquiera lo había visto! Escuché que existía un clarinete que podía tocar una octava más grave que los clarinetes en Sib, y el solo imaginar el sonido me provocó ir a comprarme uno. Me pareció interesante. Cuando lo obtuve, empecé inmediatamente a usarlo como instrumento principal, y luego poco a poco empecé a investigar sobre otros clarinetistas bajos, nombres como Eric Dolphy. Pero como sabes, en Francia existe una gran escuela de clarinete bajo, nombres como Jacques DiDonato y Michel Portal. Con ellos aprendí mucho, ya que pronto empecé a tocar a la par con ellos. Creo que este instrumento es perfecto para mí, tengo una relación muy natural con él...

• ¡Eso lo noté desde un primer momento!
Me siento muy cómodo con el clarinete bajo, siempre fue así. Yo tomé algunas clases en el conservatorio para obtener algo de técnica básica, pero como te comenté anteriormente, yo usé este instrumento inmediatamente en mis presentaciones de teatro y de improvisación libre, lo aprendí más en acción. Solía tocarlo junto con percusión y de ahí desarrollé un sonido grande.

• El ambiente lo obligó a desarrollar su sonido
Claro, ¡pronto aprendí a soplar duro! (se ríe) ... ¡si no casi no se me escucharía!

• ¿Y el saxofón viene después?
Lo aprendí cuando era joven, a los 14 años. Me conseguí primero un saxo soprano, ya que admiraba a Sidney Bechet y quería tocar ese tipo de música. Lo uso muy seguido ya que también me gusta mucho este instrumento. Luego aprendí a tocar saxofón tenor y barítono. En mi música uso mucho el saxo soprano.

• Hablemos un poco sobre sus grabaciones. ¿Existe algún esquema/proceso que sigue para sus proyectos de grabación?
Un proceso...normalmente escribo primero la música y empiezo a ensayar mucho con mis músicos. Luego esta música la tocamos por un año o dos en público, y cuando escucho que estamos listos, que hemos trabajado lo suficiente como para tener la música clara y precisa, grabamos. Nunca grabo un disco en el cual la música no la he tocado en vivo, aunque existen algunas excepciones.

• Siente que debe experimentar primero la música en vivo
Definitivamente. Tocarla y desarrollarla, ya que gran parte de la música es compuesta durante los conciertos, es ahí donde hallamos el mejor material. Necesitamos los conciertos para encontrar la música.

• A mis oídos, su música es muy distintiva: color instrumental, las formas de sus líneas melódicas... ¿Usted es consciente de esto?
¿Algo así como si tengo un estilo consciente? Creo que no, y me parece que si eres consciente vas a detener bastante tu capacidad de exploración. No sé si tengo un estilo y no me importa tener uno, y creo también que yo no soy el indicado de mencionar esto. Es la gente quien podría decir que yo tengo un estilo reconocible. Ahora que lo pienso, creo que es importante tener un estilo, pero uno no decide tenerlo, viene por sí mismo.

• ¿Alguna anécdota que me pueda compartir? Quizás algo que sucedió durante un concierto...
Mmm....no soy muy bueno contando historias...déjame pensar...una vez - creo que fue en los ochenta - durante un concierto en uno de esos cafés alternativos de París, me tocaba un gran solo de clarinete. Normalmente, cuando toco, cierro mis ojos. Para mi sorpresa, cuando accidentalmente abro mis ojos, noto que poco a poco la gente se iba, y no cinco individuos, te hablo de casi todo el local. Pensé “Dios mio, debo estar tocando horrible, que porquería estoy haciendo!”. Lo que en realidad pasó es que alguien había puesto una pequeña bomba lacrimógena, y la gente irritada de la vista abandonó el local. Yo estaba con mis ojos cerrados y en escenario, por eso no sentí nada. ¡Pero fue una terrible sensación ver a la gente levantarse y salir en medio de mi solo!

• Sobre su experiencia, ¿usted recomienda que los instrumentistas experimenten la improvisación?
Claro que sí, sea este su campo profesional en el futuro o no. Al improvisar uno asume muchas responsabilidades: debes tener comando de tu instrumento, te conviertes en compositor, eres parte de un ensamble y en segundos más, solista, y estas obligado a ver la música a través de tus ojos, no por los de un compositor o director. Debes poner tu creatividad al máximo. Hoy en día muchos músicos académicos están interesados y sumergidos en la improvisación, aunque no se vayan a dedicar a ella, y eso es muy positivo. Por ejemplo, Jacques DiDonato tiene un departamento especial en Lyon en donde enseña improvisación a sus alumnos de clarinete. Antes de graduarse deben componer e improvisar. Todos los alumnos que le conozco tienen trabajo, ya que tocan muy bien el repertorio clásico y contemporáneo, y son capaces de componer e improvisar para trabajar en producciones de teatro o en compañías de danza. Improvisar es bueno, por lo menos intentar. Te ayuda a entender y disfrutar más la música.

• ¿Usted cree en el talento?
Claro que sí, sé que no es suficiente pero todo empieza con el talento. No creo en Dios, pero si creo que nacemos con algún talento. Lo que sucede con algunas personas es que creen tener talento para algo, cuando en realidad su talento está en otra área. Creo que el talento marca en el arte esa diferencia entre algo mediocre y algo realmente bueno. Primero es el talento, y luego tu decisión de lo que haces con él. Puedes tener mucho talento en música, y dedicarte a la "música comercial" ya que prefieres el dinero, y no optas por desarrollar tu potencial.

• ¿Tiene algún sueño?
No, creo que no. Cuando empiezo algún proyecto, es porque conocí algún músico que me motivó, o porque alguna oportunidad aparece. No tengo sueños específicos porque en realidad no sé exactamente que es lo que quiero. Cuando la vida me da una idea o una oportunidad, la tomo. Si me dices “usted tiene todo y toda la libertad de hacer lo que quiera” no sé lo que haría... por ahora no quiero nada. Me gusta más la motivación, la curiosidad, esa energía que te impulsa a hacer cosas, a descubrir. No me interesa la libertad total. Mi sueño es cuando hago música, cuando estoy rodeado de músicos. Antes de es, no tengo sueños, no los necesito.

• Su música lo ha llevado a soñar en escenarios de varios países...
Si, he viajado mucho, y me sería más sencillo mencionarte los países que no he visitado. En tu continente, no he pisado aún Argentina, Brasil y Chile... a veces mis visitas son muy breves, y es por que creo que uno debe viajar, ya que así la gente te conoce, así introduces tu arte.

• Lo deben extrañar mucho en casa...
Si, pero así soy, un nómada, siempre lo he sido. A veces pienso que no necesito un hogar, ya que me siento feliz en cualquier parte... soy ahora abuelo y aún así me gusta mucho tocar y viajar.

• Su agenda parece estar siempre bastante saturada. ¿Le parece que hoy en día es más difícil tener la oportunidad de ofrecer conciertos, viajar?
Me parece que sí. En la época que me desarrollé había mucho apoyo y movimiento, aquí en Francia y también en Alemania. Hoy, con los nuevos gobiernos, hay menos dinero destinado a la música, sobre todo en Francia. En Alemania me parece que sucede lo mismo, cada vez hay menos dinero para la música. Hoy debemos luchar un poco para mantener lo que somos. Un músico joven debe luchar para tener un buen concierto y no mal pagado. Pero es algo por lo cual vale la pena apuntar y disparar nuestra energía, siempre sucede así: hay épocas buenas y otras no tan buenas, y aún así durante el periodo difícil, algo positivo nace. Nunca todo es negativo. Si quieres ser un artista, debes de tomar este riesgo y no quejarte si es difícil.

• Respiro un aire positivo en su persona...
Si, y debo serlo. Ser positivo es ser claro y calmo. Soy positivo con mi música, con los músicos que invito. No creo en Dios como te dije pero si tengo un aire positivo. Por otro lado, no soy tan optimista con la raza humana. Mi optimismo disminuye cuando veo lo que sucede en África e incluso aquí en Europa, donde cada vez mas veo gente pobre, desempleada y sin un lugar donde vivir. ¿Cómo será la situación social en 20 años? Pero en mi trabajo, si soy positivo.

• Es una bella profesión la que tenemos
Si, casi siempre lo es. Creo que uno debe compartir lo que hace, y lo puede hacer empezando con sus amigos. Uno puede compartir su música a cuatro personas, no necesitas un auditorio con dos mil personas para empezar a compartir, ya que esas cuatro personas son también importantes.

27 de julio de 2012

CLARIPERU: Entrevista a Guy Deplus

Un nombre leyenda en el mundo del clarinete es sin duda el del clarinetista francés Guy Deplus, un hombre que ha dedicado su vida a la música así como a la interpretación y enseñanza del clarinete. Deplus fue profesor principal del afamado Conservatorio de París y su vida está relacionado con grandes compositores como Stravinsky, Boulez y Stockhausen.

A sus 81 años de edad, Marco Mazzini conversó en exclusiva con Guy Deplus para Clariperu. Entrevista realizada el 25 de julio del 2005 en Tokio, Japón, en el marco del Festival Mundial de Clarinete.




Sumergiéndonos un poco en las memorias de sus inicios musicales y para empezar con esta entrevista, ¿Cómo así se involucra con el clarinete? ¿Recuerda algún momento en particular cuando descubrió este instrumento?
La verdad que no, no lo sé. Verás, en mi casa todos tocaban un instrumento musical, mi padre tocaba flauta, una de mis hermanas tocaba piano y la otra flauta; uno de mis abuelos tocaba la tromba, y mi otro abuelo el saxofón.

Una familia muy musical
Sí, pero todos ellos eran solo aficionados. En la parte norte de Francia teníamos muchas bandas y era bastante común que los niños se inicien en la música tocando en las bandas locales. Yo empecé así con el clarinete, y no recuerdo exactamente por qué decidí por él. Tuve que escoger, de eso estoy seguro, ya que nadie me obligó a tocar el clarinete o algún otro instrumento. Ahora que recuerdo, empecé tocando piano y luego pasé al clarinete. Tenía ocho años cuando cogí por primera vez un clarinete y luego de dos años pasé a formar parte de una banda. Hoy en día me parece que es diferente, y tengo la impresión que es más difícil involucrar a los niños en las bandas, en la música, ya que ahora tienen tantas otras alternativas modernas. En mi época era normal formar parte de alguna agrupación musical. También sucedía que pasabas a formar parte de otra banda, y luego otra, e incluso te llamaban de bandas de otros pueblos. Luego de familiarizarme con el clarinete empecé a estudiar para formarme como maestro de música de escuela, no escuela de música, si no escuela primaria o secundaria regular. En una de ellas conocí a mi esposa, quien dirigía uno de estos centros educativos.

• ¿El clarinete lo dejó de lado en este periodo, por sus estudios pedagógicos?
No, siempre me mantenía practicando y estudiando. Mis primeras clases formales las tomé en un conservatorio de un pueblo cercano (Valenciennes), en donde aprendí cursos generales y música. Mi meta era prepararme bien para ingresar al conservatorio de París, pero mi madre me insistió en culminar primero mis estudios de pedagogía. “Uno nunca sabe” me dijo, “Si no te va bien en la música, tendrás trabajo como maestro”. Le hice caso, ya que la comprendía por la situación propia de mi hogar: mi padre falleció a los 41 años, y la estabilidad de mi familia se vio muy afectada. Fueron momentos muy difíciles . Aún así, pude viajar a París e ingresar al conservatorio y no sabía que esa era mi única oportunidad para postular, ya que tenía 20 años ¡y esa era la edad límite! Ahí estudié armonía, dos años de clarinete (para obtener el primer premio), y uno más de música de cámara. Todo esto sucedió luego de la guerra.

• Me imagino entonces que la situación social era bastante frágil, inestable durante esa época de conflicto.
Y difícil. No tenía dinero suficiente, y para resolver este problema, ingresé a la banda naval, ya que ésta se encontraba en París, lo cual fue una excelente coincidencia. Este trabajo no sólo me ayudaba económicamente, si no también me sumergía un poco en el mundo de la interpretación, del ‘tocar para ganarse la vida’, y de establecerme en la capital. Cuando la guerra con Alemania terminó definitivamente, teníamos la opción de anular nuestros contratos, y así lo hice, ya que la banda naval se mudaba lejos de París, por eso renuncié.
Lo que hice entonces fue integrarme a otra banda en París, la banda de la policía, pero sólo por uno meses ya que para ellos, yo no era lo “suficientemente serio”.
El maestro interpreta  el quinteto de Weber en Japón

• ¿No lo consideraban serio por algún antecedente o por su comportamiento en su nuevo ambiente policial?
Lo que sucedió es que yo tocaba eventualmente en teatros, esto lo empecé antes de ingresar a la banda de la policía, y en varias oportunidades salía tarde de la función y no llegaba a tiempo a mi nuevo trabajo, y por eso... me dijeron que no toleraban esta situación, así que me retiré.

• ¿Qué decidió hacer luego de su breve visita laboral en la banda policial?
Bueno, tomé parte de la audición para formar parte de la Garde Repubiqué, que es una banda con una gran reputación internacional, y fui aceptado. Es en este periodo que empecé a involucrarme con la música contemporánea, junto a Pierre Boulez, ya que ambos estuvimos juntos en el Conservatorio. Pertenecemos a la misma generación y fluía cierta amistad. Con él comenzamos lo que se conocería como “Domaine Musical ”, una pequeña orquesta dedicada a la música contemporánea.

• ¿ Y cómo sucedió su colaboración con Pierre Boulez?
Él era más un amigo, sucedió que lo conocía y por eso trabajamos juntos. El siempre estuvo involucrado con música contemporánea. Ahora ha cambiado, veo que dirige obras menos modernas. Él es un hombre con mucha convicción en su trabajo. Un hombre muy inteligente que sabe todo sobre la literatura musical, sobre arte... así lo conocí, joven, inteligente, severo y convencido de su arte. Luego de este periodo con este ensamble fui a la Opera de París. Esto no sucedió inmediatamente, ya que antes de ingresar a la ópera, fui lo que se llama ‘freelance’, tocaba aquí y allá.

• Con lo que me cuenta, es fácil deducir que ha tocado de todo un poco...
Si, y en esa época era posible ganar regular dinero en los estudios de grabación de París, con cantantes principalmente. Te llamaban frecuentemente a última hora: “estas libre mañana, necesitamos un clarinete”. Y así acudía a grabar cuando me necesitaban.

• ¿Existen entonces grabaciones suyas de música popular?
¡Si, muchas! Los arreglos en los que yo tomaba parte eran muy buenos, estaban realizados por serios compositores. Hermosa música que contrastaba con lo que hacía con Boulez, pero como vez, hice de todo un poco.

• ¿Considera usted importante que un músico se involucre en esta variedad, en este ‘de todo un poco’ que menciona?
Claro que si, para mí fue muy positivo tocar cosas diferentes... y la música popular que interpretaba no era ‘mala’ para nada, por el contrario, muy bien escrita pero diferente de aquella que tocaba en las salas de conciertos. En los estudios de grabación debes tocar correcto a la primera, mayormente leíamos la parte una vez y a la segunda, “piiii”(imitando el sonido de una alarma), ya teníamos que grabar la música. Esta demanda de precisión es muy buena, lo fue para mí.

• Luego de todas estas aventuras musicales con bandas, cantantes, Pierre Boulez y la Opera de París, ¿hay algo más en la música que me pueda compartir?
Si, no me puedo olvidar del Octeto de París, que estaba conformado por un quinteto de cuerdas con clarinete, corno y fagot. El repertorio consistía mayormente del “Octeto” de Schubert, el “Septeto” de Beethoven, más todas las otras posibilidades: quinteto de clarinete (Mozart, Brahms, Reager, Weber), quintetos para corno y fagot Fuimos por todo el mundo, menos Australia. Yo he estado dos veces con el Octeto en Latinoamérica. Esto habrá sucedido a mitad de los setenta. Pero luego de un tiempo nos separamos, ya que cada uno de los miembros adquiría nuevas responsabilidades: un violinista fue nombrado director de una escuela de música, el primer violinista obtuvo una plaza en una orquesta, etc. Por eso decidimos disolver el Octeto de París. A este punto, yo había sido nombrado profesor en el Conservatorio de París. Primero como maestro de solfeo, luego como maestro de música de cámara, y sólo después que el profesor Ulysse Delecluse se retirara del puesto de profesor principal de clarinete, tuve la oportunidad de postular para obtener esa plaza. Muchos candidatos se presentaron.

• Me imagino la gran cantidad de interesados que debieron haberse presentado. ¿En qué consistió su entrevista, alguna audición o clase pública?
No, todo estaba basado en reputación, en logros artísticos. Como te comentaba yo estuve con Boulez, Garde Repubiqué, luego en la Opera y por último en el Octeto. Y como sabrás, fui aceptado.

• ¡Usted ha sido un hombre muy ocupado!
¡Si, es verdad! Pero nada sencillo, ya que por ejemplo, cada vez que tenía que viajar con el Octeto de París, debía solicitar permiso a la Opera de París por una, dos o a veces tres semanas. No siempre decían que sí, ¡y esto complicaba mis días! Debo decir que, aunque fue muy gratificante tocar con el Octeto, fue un alivio para mí cuando este ensamble se disolvió.

• ¿Y cuándo sucedió su retiro del Conservatorio de París?
Muy simple, cuando cumplí 65 años. Si trabajas en una institución estatal en Francia, uno debe retirarse a esa edad, no es como en otros países en donde, si uno tiene aún energía y ganas por trabajar puede mantener su puesto. En Francia no sucede así. Llegas a los 65 y debes retirarte. Y así lo hice. Pero continué por cinco años más en la Opera, y luego.... nada.

• Pero su pasión por la enseñanza no terminó ahí, si no me equivoco.
Lo que hice más tarde fue integrarme a una escuela de música privada a las afueras de París. En entidades no estatales es posible trabajar más allá de los 65 años. Y hasta hoy en día enseño en la “Escuela Normal de Música de París”, y oficialmente no lo hago en ninguna otra institución. Lo que si mantengo es mi trabajo como intérprete, me presento como solista o en música de cámara, pero como maestro me desempeño sólo en la Escuela Normal. Muy a menudo recibo también estudiantes privados aquí en París, ya que muchos clarinetistas extranjeros me llaman para tener una o dos clases conmigo cuando tienen la oportunidad de estar en Francia. También viajo muy seguido, y a veces mis ex-alumnos que tienen el puesto de maestros en alguna institución musical, me invitan a que imparta clases maestras. Hace poco estuve en Croacia, y aquí en Japón tengo muchos ex-alumnos, ya que durante mi carrera visité este país muy seguido, tanto así que en el verano abrían una academia para clarinete exclusivamente para mí.

• Es decir, ¿usted era el único maestro de clarinete?
Así es. Las clases duraban dos o a veces tres semanas, y por mis manos han pasado muchos clarinetistas japoneses. También sucedía que ellos me consultaban si era posible enviar alumnos a París, y he recibido algunos en la Escuela Normal o de manera privada. Esto no ocurre muy frecuente ya que como comprenderás, el viaje, la Escuela Normal (privada) y todos los demás pormenores salen muy costosos. Aún así, noto que los jóvenes se movilizan más que antes. Esto es muy positivo.

• Regresando un poco a su desarrollo con el clarinete y musical , ¿Qué me puede contar sobre sus maestros?
Mis maestros... el primero que debo mencionar es el profesor de la banda en la cual me inicié. Era muy estricto y serio: “debes estudiar mucho”, siempre me decía. En esa época empezábamos con solfeo, y luego con el instrumento, no ambos paralelamente.

• Que curioso, no lo sabía.
Solo si habías aprobado solfeo, podías empezar con tu instrumento. Y luego de un par de años, si tu avance había sido bueno, te enviaban a la banda. Más adelante, cuando fui al conservatorio en Valenciennes, mi maestro fue Henry Dubois. Fue él quien me animó a viajar a París y postular al Conservatorio de dicha ciudad. Uno de los grandes amigos de este maestro era Pierre Lefébvre, un excelente clarinetista con quien tuve algunas clases también. Ya en el Conservatorio estuve en la clase del profesor Auguste Périer.
Pero en París fue en realidad Pierre Lefébvre mi primer maestro, un hombre muy serio, y con mucha razón: había sido clarinetista solista de la Garde Repubiqué, luego primer solista de la Opera Cómica de París, también miembro del Trío de París (clarinete oboe y fagot), y era el clarinetista principal de Concerts Lamoureux, una orquesta en París. A veces me decía “cuando falte un clarinete en la orquesta, tu vienes a tocar conmigo”, y así me convertí esporádicamente en su segundo colega.

• ¿Alguna anécdota que me pueda compartir sobre esta nueva experiencia en la orquesta junto a Lefébvre?
Claro que sí. Sucedió más de una vez que en los ensayos, justo antes de empezar a interpretar una obra, él se dirigía a mí y me anunciaba: “hoy tocas tú el solo”, y yo trataba de darle excusas: “pero maestro, yo he estudiado la parte de...”, “No, toca el primer clarinete”. Y creo que así empecé a ser más protagonista y seguro de mi mismo.

• Y de todos sus maestro que han sido parte de su formación, ¿quién cree que lo ha influenciado más?
En el clarinete debo decir Pierre Lefébvre, pero musicalmente estuve muy influenciado por Louis Cahuzac, a quien curiosamente no lo conocía. En esa época el sonido francés era bastante frágil, muy transparente y claro. Cahuzac sonaba diferente, y la primera vez que lo escuché fue sólo en la radio, y pensé para mi mismo “oh, no, ese sonido grande no es para mí”. La segunda vez lo volví a escuchar en la radio, y ahora pensaba que su sonido era interesante. La tercera vez él estaba probando clarinetes en la fábrica de Buffet, y por coincidencia yo estaba ahí para reparar mi instrumento. Estaba un poco emocionado ya que yo era bastante joven y él era ya un nombre importante. Al escucharlo en vivo, quedé impresionado, ¡qué hermoso sonido!

• ¿Es posible que me describa en qué consistía esa diferencia en el sonido?
Su sonido era muy lleno, muy rico, cálido, en contraste con aquel sonido que yo venía escuchando y cultivando. Un amigo mío tocaba en un orquesta que ofrecía conciertos diarios para la radio. Estos conciertos se transmitían en vivo al medio día y consistían en obras ‘clásicas ligeras’. Un día, este colega mío tuvo un compromiso y no podía asistir a una de estas transmisiones, y me pidió que lo reemplazara. Para mi sorpresa, el primer clarinetista era Louis Cahuzac.

• Que hermosa experiencia debe haber sido tocar al lado de él. Le pido también que me comparta alguna historia que recuerde en esta aventura radial junto a Cahuzac.
El fue muy amable conmigo en todo momento. Recuerdo que él me preguntó: “por favor, dime que campana suena mejor”. Ya en ese tiempo él sabía que cada campana ofrecía diferentes resultados. El cargaba consigo creo que cinco campanas diferentes, y me preguntó cuál prefería yo. Recuerdo claramente que le respondí muy respetuosamente “Señor Cahuzac, discúlpeme, pero me considero muy joven como para ayudar a un músico como usted”. Me dijo muy amable, “no, no, ¡tú decides!”. Y así lo hice, ya que luego de escucharlo probar sus campanas, decidí por una. “Muy bien, tocaré con esta entonces”, y así lo hizo, tocó en la radio con la campana que le escogí. Luego de este episodio ensayamos por poco más de una hora, y luego a tocar directamente en vivo para la radio. Aquí noté que su embocadura era muy flexible, y tocaba con lo que se denomina ‘labios dobles’.

• Esto último que me explica influía mucho en la calidad del sonido del maestro Cahuzac.
Si, de hecho. Hasta ese momento sólo conocía cuatro clarinetistas en París que tocaban con labios dobles, que es la manera original francesa de tocar el clarinete. Cahuzac nunca impuso a sus alumnos a tocar a la manera como él lo hacía. Un clarinetista que también tenía esta embocadura era Gaston Hamelin.

• Hamelin fue un maestro con gran reputación, ¿verdad?
Guy Deplus durante su recital en Tama, 2005
Si, un hombre famoso. Fue el primero en grabar en Francia la ‘Rapsodia’ de Debussy – y por cierto tengo una copia en casa. Con él solíamos discutir sobre el lugar donde se debería respirar en la Rapsodia. Cuando Hamelin llegó a París, Debussy todavía estaba vivo, y de alguna manera él era como un ‘documento’, ya que en algún momento él debió haber tocado esta obra para Debussy. Si escuchamos, en todo el mundo tocan la Rapsodia con esta respiración , pero a mí esto no me convence. En una oportunidad me pidieron que ofreciera algunas clases en Alemania sobre la Rapsodia, y ahí empecé a sugerir que esta es una mejor opción. Encuentro esta última más expresiva, y después de que yo empezara a sugerir esta nueva respiración, Hamelin también la cambió, y respiraba ahora en donde yo pensaba era el mejor lugar para hacerlo.

• Usted ha tenido mucha experiencia como maestro, y ya que hablamos de música, ¿Qué diferencias interpretativas observa en las nuevas generaciones, si las comparamos con sus alumnos de hace veinte o treinta años atrás? ¿No cree que la importancia que se le da a la “precisión técnica” es mayor hoy en día?
Creo que tienes razón, y te explico lo que veo: en mi tiempo, no estábamos muy concentrados en lo que denominamos ‘técnica’ o en mover muy rápido los dedos. Era más calmado, más musical. Hoy en día la música es técnica y todo rápido, como que si, entre más rápido, mejor. Observo lo mismo con los directores, cada vez quieren ir más rápido. Por esto me siento obligado a exigirles a mis alumnos a tocar algunas cosas más rápidas de lo que considero deberían ser, y usar doble staccato, ya que en varias orquestas el tempo es tan acelerado, que es imposible tocar ciertos pasajes en staccato simple. Yo no estoy de acuerdo con esto, pero debo adaptarme y preparar a mis alumnos, ya que si ellos desean tomar parte de una audición para obtener trabajo, les van a pedir un tempo rápido, eso lo sé.
Incluso en algunas audiciones te piden tocar algunos pasajes más rápido de lo que harían en un concierto, para simplemente probar al postulante. Esto no me gusta y no concuerda conmigo: entre más rápido toques, menos música tienes. No hay tiempo para desmenuzar y embellecer la música si esta sucede en un segundo. Tienes que darle a la música tiempo para vivir y respirar. Pero la realidad es otra. No estoy de acuerdo, y supongo que debe ser esto una evolución.

• Lo que me comenta me es familiar. Dígame ¿cree saber el porqué de esta ‘evolución’ en el tempo musical?
Bueno, está en nuestras vidas cotidianas. Hemos cambiado tanto, siempre estamos apurados, y esto se plasma en la música. Veo que muchos jóvenes quieren hacer varias cosas, y cuando les preguntas para hacer música no tienen tiempo. En mi época sí teníamos tiempo.

• En su experiencia, ¿cómo cree que se puede ayudar a un alumno a desarrollar su musicalidad?
Ah, interesante. Recuerdo que un director en mi país me dijo justo cuando había terminado mi último examen en el conservatorio: “Muy bien, pero ahora no sabes nada. Ahora debes escuchar todo tipo de música, no sólo el clarinete, sino música, y así te desarrollarás más como músico, que es muy importante”. Es importante escuchar mucha música, ya que la diversidad te ayuda a despertar el músico dentro de cada uno de nosotros. Esto es lo que transmito.

• Dentro de la gran diversidad de su repertorio, ¿Tiene alguna preferencia musical?
Hay obras que nunca dejaré de amar, como las sonatas para clarinete de Brahms, pero me obligué a mi mismo a escuchar, entender y disfrutar otras cosas, ya que la música para clarinete no es suficiente. La música es toda, no sólo donde suena un clarinete. Así uno descubre hermosa música sin clarinete. La música popular es necesaria también. Me parece que en la actualidad es también más difícil discernir, ya que la música con la que nos bombardean a través de las radios no es siempre la mejor, seamos honestos, pero la gente escucha sólo ese tipo de música, y esto no me parece bueno. Esa música radial no es suficiente.
¿Qué podemos hacer? En las escuelas de música los maestros orientan a sus estudiantes en este sentido, pero esto sucede en un espacio que alberga futuros músicos profesionales. ¿Y el resto de la gente? En Francia, la música en las escuelas normales no se ha desarrollado.

• Esa es una imagen común en varios países, y es un tema delicado, ya que también hay que considerar que en las escuelas, al ofrecer un interesante programa musical, se está a la vez formando un público.
Exacto! Y sin esos programas a los músicos profesionales los juzgan de manera errónea e injusta. Tengo conocidos que cuando conversamos sobre música, muestran cierto apego y aprecio hacia cierta clase de música, incluso obras específicas. Cuando les menciono que existe música paralela en estilo y mucho más interesante, ninguno de ellos conoce algo más. Es una lástima.

• Viajando un poco a la historia de su carrera, cuénteme un poco sobre esta relación que tiene su nombre con el del compositor Igor Stravinsky.
Stravinsky atendió uno de los conciertos de la orquesta Domaine Musical con Pierre Boulez, y así fue como lo conocimos. Boulez me pidió grabar las “Tres Piezas para clarinete solo” de Stravinsky y así lo hice, dentro del marco de una producción de Domaine Musical. El día de la grabación el compositor no estuvo ahí, pero días después él se acercó al estudio a escuchar mi grabación, y Boulez me dijo que estuvo muy satisfecho con mi versión. En su libro “Memorias y comentarios”, él dijo algo así como: "los virtuosos aún existen, ellos son los instrumentistas excepcionales, el flautista en Roma (Gazzelloni), el clarinetista en París (ese era yo), y otros, quienes han logrado nuevos poderes musicales e instrumentales en sus interpretaciones de la música nueva. Ellos son desconocidos, pero su valor en la música es mayor a la de sus colegas famosos”. Con Boulez solíamos buscar nuevas posibilidades en el clarinete, un periodo muy bello.

• Desde el comienzo de su carrera, su interés por la música moderna estuvo presente...
Si, es verdad, pero también era un poco más simple, ya que era el comienzo del clarinete moderno, de su repertorio. No había tanta nueva música. Hoy en día es tan complicado, tanta música nueva, y a veces estas obras son vacías, sólo para mostrar lo que el clarinete puede hacer. También hay obras que no son para escuchar, si no para leer, ya que en el papel se ven hermosas, pero el resultado sonoro es terrible. El público no siempre está interesado en esta clase de música, y esto es peligroso, ya que si no escogemos un buen repertorio moderno, la gente se va a alejar de las salas de conciertos. Ayer por ejemplo, escuché a tres clarinetistas japoneses, ex-alumno míos, quienes interpretaron sólo música contemporánea. Al costado mío se encontraba el director de la firma Vandoren. Él no es músico pero le gusta mucho la música. El me confesó “esta música no me interesa, es demasiada complicada para mí”. Algunas obras modernas son buenas para tocarlas en el conservatorio, y para desarrollar un poco más nuestra técnica, pero hay que tener mucho cuidado cuando se toca para un público general. Debemos entender que muchos compositores de hoy no saben realmente cómo componer, ya que considero que con nuestro sistema tradicional, es complicado componer algo interesante. Casi todo ya se ha escuchado.
Pero si nuevos instrumentos son creados, en hora buena que nazca música para esa nueva herramienta sonora! Obras que exploten el potencial del instrumento, que lo dignifiquen. A veces me pregunto porque exigirle a un clarinete algo mucho más allá de su naturaleza. ¿Es realmente más interesante?

• Ya que hablamos de música nueva, de los últimos conciertos que se han compuesto, ¿tiene alguno preferido, uno que usted pueda señalar como una "buena obra"?
He tocado tantos, y hay buena música... diría el concierto de Charles Chaynes. El era el director musical de la radio de París. Este concierto no es conocido, es para clarinete y orquesta, y en su lenguaje mezcla muy bien lo que llamamos ‘música difícil’ con algo de jazz y hermosas melodías. Lo que me gusta de esta obra es que, es posible para cualquier amante de la música de escuchar y disfrutarla.

• ¿Cómo se siente luego de toda su fructífera carrera, y a este punto de su vida?
No lo sé.... me duele ver esta evolución que te comentaba, sólo por la técnica. Esto es un problema. Un colega mío, solista de una orquesta francesa conversaba conmigo ayer durante la comida, y me mencionaba lo mismo: se habla mucho de concursos, competencias, velocidad... y ambos concordamos que no nos gusta este cambio. ¡ A veces debo consultarles a mis propios alumnos sobre el ambiente actual! Una estudiante japonesa me necesitaba para trabajar en uno de los conciertos de Spohr, era para presentarlo en una audición. Durante la clase le decía: “mira, según la tradición, la obra es de esta manera”. Y luego debí aconsejarla no por la tradición, sino para su audición. Esto es diferente, en líneas generales, tocar más rápido y efectivo. Años atrás no le hubiese dicho esto a nadie, pero debo adaptarme, sin perder y dejar de enseñar lo que considero correcto y verdadero. Incluso el público a veces me cuestiona, ¿porqué tocó esta obra tan lenta?” y yo respondo, “bueno, la obra es así, fue escrita de esa manera”.

• Yo recuerdo que presenté la Rapsodia de Debussy en una clase maestra con un profesor de Estados Unidos, y en cierto pasaje me indicó: “esto es más rápido” y al preguntarle el porqué, su respuesta fue, “bueno, así se toca hoy en día”.
Esa no es una buena razón. En otras palabras, toca rápido porque todos la tocan rápido. En el comienzo de la Rapsodia, Debussy escribió “Lento, como un sueño”, y eso es muy ignorado... como un sueño. Stravinsky escribió en la partitura de sus “Tres Piezas para clarinete solo” que debes respetar los tiempos y las respiraciones. Todo está escrito, debes interpretar lo que está en la partitura, punto. Ese es Stravinsky. Pero en las nuevas ediciones, esta importante anotación ya no está incluida. ¿Te das cuenta? A menudo, cuando escucho interpretada la tercera pieza es muy rápida, cuando en la partitura el tempo es otro, bastante calmado. Si lo tocas muy rápido no tendrás tiempo para ofrecer todos los detalles de la obra, pero si sigues las indicaciones de Stravinsky, lo tendrás. Siento también que no hay respeto por los compositores, pero ojo, no todos son iguales. Algunos de ellos no saben exactamente lo que quieren, y está en nuestras manos recrear un mundo sonoro que el compositor apruebe.

Regresando al punto sobre mi vida... mi carrera es como una droga... si le pregunto a mi esposa sobre ella, me responde sin titubear, “para, ya no sigas, ya ha pasado mucho tiempo”. Y mi respuesta es que, yo siento que debo seguir compartiendo algo, mi experiencia, compartir mi pasión por la música ... ella a veces me cuestiona, ¿Y por qué?, ¿no ves que el mundo musical ha cambiado? ¿Cómo vas a luchar contra todo esto? Yo digo, “aún no lo sé, pero seguiré intentando”.