31 de mayo de 2005
El día de hoy empieza la tercera edición de Concurso Internacional para clarinete Carl Nielsen en la ciudad de Odense, en Dinamarca. Este importante concurso se desarrollará hasta el 9 de junio.
Este año se han aceptado 48 candidatos de 24 nacionalidades. Revisando la lista de participantes, se puede leer el nombre del clarinetista ecuatoriano Paulo César Morocho, de quien lamentablemente no tenemos referencia (¿alguien nos da un mano?).
Parece ser que el concurso se desarrollará en tres primeras etapas: en la primera, todos los concursantes deben de tocar parte de las obras de Mozart, Carl Nielsen, Debussy y Anders Koppel. En la segunda etapa - donde sólo serán aceptados 24 clarinetistas - los participantes deben de interpretar una de las sonatas de Brahms. En la tercera etapa - esta vez sólo 12 concursantes - se escucharán las obras de Weber (segundo movimiento del quinteto, obligatorio) y una obra a ser escogida por el concursante: Berio (Sequenza IX), Denisov (Sonata), Pape (Searching), Ruders (Tattoo for One) o Stockhausen (In Freundschaft).
Luego vienen dos conciertos (final) en dos noches diferentes con la Orquesta Sinfónica de Odense, dirigida por Takua Yuasa. En cada velada participarán dos concursantes interpretando el concierto de Mozart y Nielsen. Luego de estos conciertos se aunciarán a los ganadores.
El jurado está integrado por Hans Deinzer (presidente, Alemania), Michel Arrignon (Francia), Rafael Bagdasaryan (Rusia), Colin Bradbury (Inglaterra), Hans Christian Bræin (Noruega), Martin Fröst (Suecia), John Kruse (Dinamarca), Jens Schou (Dinamarca), y Seiji Yokokawa (Japón).
30 de mayo de 2005
Obras de Stockhausen para clarinete en Argentina
Posted on 2:33 a. m.by Unknown
El próximo miércoles 1 de junio, en el auditorio Juan Victoria (San Juan), el clarinetista argentino Marcelo González ofrecerá un concierto donde están incluídas las "cinco piezas para clarinete solo" del compositor alemán Karlheinz Stockhausen. Este interesante concierto se convertirá en la primera audición en Latinoamérica de estas obras, las cuales están agrupadas bajo el título "Amour" y llevan individualmente los siguientes título:
· Sonríe !
· Tu ángel vela sobre tí
· Las mariposas estan jugando
· Un pequeño pájaro canta en tu ventana
· Cuatro estrellas te muestran el camino
Stockhausen escribió lo siguiente sobre estas obras: "Las cinco piezas , reunidas bajo el título de 'Amour', son regalos musicales que compuse con la esperanza que brinden placer y el deseo de una larga vida."
Marcelo ganó en agosto del 2004 un premio en Alemania por la interpretación de las obras de este importante compositor. Pueden leer una nota al respecto en nuestra página web.
La entrada a este concierto es libre (imperdible para la gente de San Juan!). La cita es a las 9:00pm. Muchos éxitos Marcelo.
22 de mayo de 2005
Multifónicos en el clarinete
Posted on 10:05 a. m.by Unknown
No hace mucho se ha hecho presente en Internet una página web dedicada a los multifónicos en el clarinete. El diseño de este espacio es soberbio, y sus secciones son también atractivas: teoría - práctica - base de datos y demos. Mi emoción desapareció cuando escuché los ejemplos en audio disponibles en esta web. Por otro lado, ¿ofrecen realmente posiciones interesantes para obtener multifónicos? Dedusco que este lugar está aún en construcción. Pueden visitar esta web desde este enlace. ¿Qué les parece?
Bienvenidos al blog de Clariperu
Posted on 9:44 a. m.by Unknown
La lista de interés de Clariperu inaugura este blog para el uso de colegas y amigos que frecuentemente visitan nuestra página web. En este espacio, nuestros colaboradores podrán publicar noticia o inquietudes relacionada con el clarinete y un poco más. Asimismo, cada publicación tiene una sección de comentarios (ubicada en la parte inferior de cada nueva publicación) en donde cada participante puede dejar su opinión.
¡Gracias por su visita!
4 de abril de 2005
Entrevista a Harry Sparnaay - CLARIPERU
Posted on 5:18 a. m.by Unknown
Un hombre lleno de energía y buen humor, Harry Sparnaay es sin duda una de las voces más importantes en el mundo musical actual. Su virtuosismo en el clarinete bajo ha motivado a varios de los más grandes compositores de nuestro tiempo a escribir obras que forman parte de la literatura actual de este instrumento. Sus conciertos son todo un acontecimiento inolvidable – uno simplemente queda impresionado. Harry Sparnaay acaba de ser nombrado profesor en la especialidad de clarinete bajo en la ESMUC en Barcelona, España, donde levantará una nueva generación de instrumentistas. La siguiente entrevista exclusiva se llevó a cabo el 2 de abril de 2005 en el Conservatorio de Ámsterdam en Holanda. Por Marco A. Mazzini.
• ¿Cómo se siente Harry Sparnaay hoy en día, luego de una larga y fructífera vida artística?
Como me siento...te diría que me siento bastante feliz, por dos
grandes razones: la primera, es que tengo una maravillosa vida personal y, la segunda, que me siento satisfecho como músico. Recuerdo que cuando
empecé a enseñar, una de mis grandes preocupaciones era el pensar que, cuando llegue el día que me retire – eso sucederá en algún amanecer,
inevitablemente – no habrá nadie más que continúe con mi labor, alguien
que siga manteniendo al clarinete bajo como un instrumento solista, de
importancia. En verdad me preocupaba mucho este asunto, ya que cuando me
retire, ¿el instrumento regresará a la situación del pasado? Claro,
tenemos nombres como Joseph Horak, pero ahora me doy cuenta que estoy
equivocado con este sentimiento de temor. Hoy en día veo muchos locos
por el instrumento, instrumentistas tan apasionados como yo. Mis
alumnos de Inglaterra, Australia, Suecia, Estados Unidos están
tan locos como yo, y observo que hacen una buena labor. Muy a menudo
recibo las obras que han sido escritas para ellos, lo cual indica que
están promoviendo el instrumento. Ya no sentiré temor cuando diga
“mañana me retiro”, ya que sé que el clarinete bajo seguirá creciendo,
de eso estoy seguro.
• Siente que ha contribuido a la vida del clarinete bajo, a su enriquecimiento musical.
Si, y eso es lo que quería, eso es lo que siempre quise. Por ejemplo, mucha gente me decía “Harry, al enseñar tanto estas creando tu propia competencia”, pero ten la seguridad que si no lo hago, llegará el momento en que el clarinete bajo se detendrá, no se moverá con las corrientes modernas. Además, creo que la competencia es buena, ya que he tenido excelentes alumnos como Nigel Westlake de Australia. Cuando llegó a la clase y lo escuchaba semana a semana, me dije a mi mismo: “Sparnaay, tienes que practicar más”, ya que él se entregó por completo al instrumento, practicando día y noche, y su avance fue muy rápido. La competencia nunca es mala.
• Involucrándome un poco más en su mundo profesional, leí en alguna parte que empezó su aventura musical tocando el saxo, y no el clarinete como podría sospechar.
Crease o no, esta es una historia bastante extraña. Cuando era niño tocaba el acordeón, lo más natural en ese entonces, ya que todas las personas que conocía tocaban este instrumento. Recuerdo vívidamente que a los trece años, al pasar por una tienda de música cerca a mi casa, ví un instrumento postrado en el medio de la tienda. Al verlo me dije “quiero tocar en ese instrumento”. No me preguntes porque sentí eso, ni siquiera sabía que el misterioso artefacto era un saxo tenor, pero me atrajo muchísimo desde ese primer encuentro. Mi padre era un hombre de negocios, y a pesar de su lejanía con la música, estuvo de acuerdo con mis intereses musicales. Ese día de mi encuentro, llegué a mi casa y le dije a mi padre: “he visto un instrumento en la tienda musical, y quiero tocarlo, sé que puedo tocarlo”. Y fui tan convincente que, unas horas más tarde, sonó el timbre de mi casa: era un hombre que traía una caja negra que mis padres habían ordenado. Era el saxo tenor. Inmediatamente tomé el instrumento, lo armé – la boquilla ya traía una flamante caña – y luego de unas horas, ya podía tocar “Tequila” en el saxo, sin clase alguna. Desde ese momento empecé a practicar el saxo tenor, primero solo y luego con el dueño de la tienda musical, quien tocaba este instrumento y daba clases esporádicamente. Luego de un año, me dijo: “ya no te puedo enseñar nada más, quizás debas ir a otro lugar, a un escuela de música o algo así”. Como joven curioso, empecé a indagar sobre lugares donde podría estudiar música, y alguien me dijo que existía un conservatorio. Jamás había oído hablar de él y mucho menos que uno podía estudiar música clásica. En esa época, y hasta el día de hoy, me gustaba mucho el jazz, muchísimo. John Coltrane era mi héroe en el saxofón. La música clásica no era mi mundo. Decidí entonces ir al conservatorio, éste mismo, que se encontraba en otras instalaciones de Amsterdam en ese entonces.
• Siente que ha contribuido a la vida del clarinete bajo, a su enriquecimiento musical.
Si, y eso es lo que quería, eso es lo que siempre quise. Por ejemplo, mucha gente me decía “Harry, al enseñar tanto estas creando tu propia competencia”, pero ten la seguridad que si no lo hago, llegará el momento en que el clarinete bajo se detendrá, no se moverá con las corrientes modernas. Además, creo que la competencia es buena, ya que he tenido excelentes alumnos como Nigel Westlake de Australia. Cuando llegó a la clase y lo escuchaba semana a semana, me dije a mi mismo: “Sparnaay, tienes que practicar más”, ya que él se entregó por completo al instrumento, practicando día y noche, y su avance fue muy rápido. La competencia nunca es mala.
• Involucrándome un poco más en su mundo profesional, leí en alguna parte que empezó su aventura musical tocando el saxo, y no el clarinete como podría sospechar.
Crease o no, esta es una historia bastante extraña. Cuando era niño tocaba el acordeón, lo más natural en ese entonces, ya que todas las personas que conocía tocaban este instrumento. Recuerdo vívidamente que a los trece años, al pasar por una tienda de música cerca a mi casa, ví un instrumento postrado en el medio de la tienda. Al verlo me dije “quiero tocar en ese instrumento”. No me preguntes porque sentí eso, ni siquiera sabía que el misterioso artefacto era un saxo tenor, pero me atrajo muchísimo desde ese primer encuentro. Mi padre era un hombre de negocios, y a pesar de su lejanía con la música, estuvo de acuerdo con mis intereses musicales. Ese día de mi encuentro, llegué a mi casa y le dije a mi padre: “he visto un instrumento en la tienda musical, y quiero tocarlo, sé que puedo tocarlo”. Y fui tan convincente que, unas horas más tarde, sonó el timbre de mi casa: era un hombre que traía una caja negra que mis padres habían ordenado. Era el saxo tenor. Inmediatamente tomé el instrumento, lo armé – la boquilla ya traía una flamante caña – y luego de unas horas, ya podía tocar “Tequila” en el saxo, sin clase alguna. Desde ese momento empecé a practicar el saxo tenor, primero solo y luego con el dueño de la tienda musical, quien tocaba este instrumento y daba clases esporádicamente. Luego de un año, me dijo: “ya no te puedo enseñar nada más, quizás debas ir a otro lugar, a un escuela de música o algo así”. Como joven curioso, empecé a indagar sobre lugares donde podría estudiar música, y alguien me dijo que existía un conservatorio. Jamás había oído hablar de él y mucho menos que uno podía estudiar música clásica. En esa época, y hasta el día de hoy, me gustaba mucho el jazz, muchísimo. John Coltrane era mi héroe en el saxofón. La música clásica no era mi mundo. Decidí entonces ir al conservatorio, éste mismo, que se encontraba en otras instalaciones de Amsterdam en ese entonces.
• Para ser considerado alumno del conservatorio de Amsterdam, tuvo que pasar por una audición me imagino.
Sí, mi padre se encargó de mi inscripción. El día de la audición, llego al frente del jurado, tu sabes, hombres serios, y yo no sabía que no estaba permitido estudiar saxo en este conservatorio, ya que era considerado un instrumento sucio, de callejón, de vida baja, cigarros y cabarets. Así que, ahí me ves, abriendo mi estuche negro, armando mi dorado instrumento, ante las caras pálidas de los miembros del jurado que no podían creer que iba a audicionar tocando saxofón. Cuando me preguntaron ¿qué vas a tocar?, les anuncié que interpretaría un tema de Thelonius Monk. Se quedaron helados, horrorizados. Sólo uno de ellos sonreía. Luego de mi interpretación, me dijeron “bueno, ahora un poco de solfeo”, me dije: “sol...¿qué? ¿quién feo?”. No tenía la más vaga idea de lo que quería decir solfeo. Pero me probaron mi capacidad auditiva y resultó que mis oídos estaban bastante bien. Respondía “tres, cuatro y medio” a los intervalos, ya que no sabía sus nombres: tercera, cuarta justa, etc.
• Podría pensar que no pasó la audición, luego de escandalizar al jurado.
Bueno, la verdad es que no me querían ahí, para nada. Solo la persona que sonreía dijo: “yo lo quiero tomar”. Ese fue mi maestro, Ru Otto.
• ¿Y cómo se dá el cambio al clarinete?
Otto me dijo en un principio que, ya que no permitían el estudio formal del saxofón en el conservatorio, debería tomar el clarinete, ya que la técnica que éste nuevo instrumento me iba a demandar me ayudaría mucho con el saxo. Así empecé con el clarinete, y uno de los problemas más grandes que mi maestro tuvo que afrontar es el de arrastrarme al mundo de la música clásica. Yo estaba involucrado en el jazz, tocando temas de moda, y descubro en el conservatorio esta música tan, no sé... decente, aburrida. El contraste musical era demasiado. Poco a poco empecé a dejar el saxofón, ya que el clarinete me empezaba a gustar, pero, honestamente, siempre sentía que algo me faltaba. Así mi vida transcurrió, y realicé todos mis exámenes con el clarinete: mi recital, música de cámara, solos orquestales, pedagogía, etc.
Bueno, la verdad es que no me querían ahí, para nada. Solo la persona que sonreía dijo: “yo lo quiero tomar”. Ese fue mi maestro, Ru Otto.
• ¿Y cómo se dá el cambio al clarinete?
Otto me dijo en un principio que, ya que no permitían el estudio formal del saxofón en el conservatorio, debería tomar el clarinete, ya que la técnica que éste nuevo instrumento me iba a demandar me ayudaría mucho con el saxo. Así empecé con el clarinete, y uno de los problemas más grandes que mi maestro tuvo que afrontar es el de arrastrarme al mundo de la música clásica. Yo estaba involucrado en el jazz, tocando temas de moda, y descubro en el conservatorio esta música tan, no sé... decente, aburrida. El contraste musical era demasiado. Poco a poco empecé a dejar el saxofón, ya que el clarinete me empezaba a gustar, pero, honestamente, siempre sentía que algo me faltaba. Así mi vida transcurrió, y realicé todos mis exámenes con el clarinete: mi recital, música de cámara, solos orquestales, pedagogía, etc.
• ¿Y cuál es la historia del clarinete bajo en su vida?
Un buen día, esos que uno nunca olvida, mi maestro trajo a la clase su clarinete bajo, ya que él tocaba de vez en cuando este instrumento en la orquesta.
Le pregunté si podía intentar tocarlo y, con su
aprobación, toqué por primera vez este ronco clarinete. Inmediatamente
dije: “quiero tocar éste instrumento” y desde ese momento, el clarinete
comenzó a extinguirse para mí. Empecé entonces a practicar como un
demente para especializarme y mi maestro, seriamente preocupado, me
decía: “por favor Harry, no hagas esto, no sigas...no vas a tener
trabajo con este clarinete”. Y yo seguía respondiendo “¡pero si éste es
el instrumento que quiero tocar!”. Creo que me enamoré del clarinete
bajo al sentir la presencia del saxo tenor en su sonido. Ese peso, ese
color grueso en su sonido que extrañaba en el clarinete. Nunca me gustó el clarinete
al cien por ciento, y creo que para especializarse en un instrumento,
uno debe enamorarse ciento cincuenta por ciento. Con el clarinete me
sentía cómodo, pero nada más, ¿me entiendes? Claro que, cuando tocaba
las Cuatro piezas para clarinete de Alban Berg o las Sonatas de Brahms, me sentía
feliz. Pero cuando tenía que tocar Weber, todo lo contrario. Entonces,
al descubrir el clarinete bajo, el clarinete ya no tuvo mayor importancia
para mí, y en un comienzo me lo tomé muy en serio, ya que ¡lo cerré y lo
guardé bajo llave! (se ríe). Claro, con el tiempo volví a tocarlo un
poco pero, te soy honesto, no soy muy apegado al clarinete.
• Y cuando empezó a dedicarse al clarinete bajo, ¿quién o quiénes fueron sus modelos? ¿Algún personaje en especial que lo motivara?
Bueno, no existían solistas en ese entonces. Todo mi avance lo hice solo, a pura dedicación. Por ejemplo, el descubrir nuevas posiciones en el registro agudo fue toda una aventura, era un constante intentar, lograr, probar, descubrir. Es interesante observar que , en esos días, la práctica de una obra nueva me demandaba 6 meses de trabajo, tenía que descubrir multifónicos o encontrar la digitación más adecuada. Y en la actualidad, mis alumnos pueden tocar la misma obra en tres semanas, ya que las digitaciones y otros problemas técnicos ya han sido resueltos. Fue un período fantástico el descubrir todas las posibilidades del clarinete bajo, pero nada sencillo. Recuerdo que yo empecé tocando en un clarinete bajo Leblanc, y en esa época los primeros Leblanc no eran nada buenos, y creo que ningún clarinete bajo lo era.
• Las empresas no estaban muy interesadas en desarrollar el instrumento, quizás por que comercialmente no les rendía.
Claro, ¡si no habían casi instrumentistas! Se conformaban con ofrecer un solo modelo, y ¿para qué seguir con otro si nadie los demandaba? Ahora todo ha cambiado positivamente, y bastante, ya que los instrumentistas pueden escoger entre varios modelos, y evidentemente es un buen negocio ahora para las empresas fabricantes de instrumentos. Recuerdo también que tuve que hacerle una llave extra a mi Leblanc para mejorar el si bemol medio, ¡la afinación era terrible! Bueno, la mejoré.
• Para agregarle una llave extra al clarinete bajo hay que ser muy curioso y creativo. Veo que es parte de su personalidad.
Te digo algo: para mí, esto va ligado con la variedad. Yo no puedo imaginar mi vida musical sin esos elementos. No podría seguir los pasos que muchos clarinetistas clásicos siguen, que es el de tocar uno o dos conciertos por todos lados durante largo tiempo. No me imagino haciendo eso, no podría.
• ¿Existe algún hecho que lo animara o convenciera a dedicarse a la música moderna, contemporánea? ¿Quizás alguna persona?
No, creo que no, y no lo puedo explicar. Simplemente soy así. Es como cuando era joven, Elvis Presley estaba de moda y todo el mundo lo adoraba. No sentí nada por su música, no entendía su éxito. Pero cuando escuché a Coltrane, la sangre me hervía. Lo mismo con Miles Davis, pero.no sucedía lo mismo con Louis Amstrong, el cual no me agitaba en lo más mínimo. Como ves, simplemente soy así, y lo mismo sentía en el conservatorio: siempre preferí los compositores vivos que a los muertos, y aún así, cuando tocaba la obra de Berg (ya fallecido, claro), sentía que esa era para mí música de verdad. Pero cuando tenía que tocar Weber, era un castigo. A modo de broma, yo digo que, lo peor que le pasó al clarinete es el haber sido descubierto por Weber. Esto es mi sentir personal., no puedo oír sus obras con piano. Te reitero, prefiero música nueva.
• No tengo conocimiento si usted tiene contacto con clarinetistas, pero percibo que somos un poco reacios a la música contemporánea. ¿Me equivoco? ¿Algún comentario al respecto?
Bueno, casi todos mis estudiantes vienen como clarinetistas y te digo lo siguiente, con mi mejor ánimo: existe una diferencia mayor entre clarinetistas y clarinetistas bajos. Veo en los alumnos que escogen el clarinete bajo que tienen una mente más abierta. Mucho de lo clarinetistas que conozco son, como decirlo, conservadores, un poco cerrados a la música contemporánea.
• ¿Alguna sospecha de este comportamiento entre los clarinetistas?
No tengo alguna teoría al respecto, pero lo que si te puedo decir es que, uno escoge un instrumento ya que uno es el instrumento. Por ejemplo, no me puedo ni siquiera imaginar tocando un oboe, ¿por qué?. La sola idea de tener que pasar, o mejor dicho, reprimir mis emociones por una caña tan pequeña, esa idea, el solo pensarla ya me incomoda. No podría. Yo necesito un instrumento grande, con una boquilla más grande, ¡con una caña grande! No sé si esto afecta, pero los músicos que tocan clarinete bajo son más abiertos, más libres. A veces uno puede incluso notar esto en los rostros: “ah...esta persona toca música antigua, y toca viola”,. ¿No te pasa? Yo lo veo, y no quiero que se tome como algo negativo, por favor. Uno no solo escoge la música sino además el instrumento por que uno lo es.
• Le preguntaba sobre este rechazo por música nueva, ya que he notado mucho en el ambiente clarinetístico esta falta de curiosidad y pasión por la interpretación de música actual.
No lo entiendo. Pero, ¿cómo puede uno vivir con música tan limitada? ¿No te parece raro e incluso irónico que, como músico que vive en pleno 2005 quieras tocar música de 1780? Tenemos Internet, computadoras portátiles, cosas asombrosas que no existían ni siquiera 50 años atrás. Estás en la calle, sacas tu tarjeta del banco y puedes obtener dinero de una máquina, en cualquier parte del mundo. Asombroso. Y eso lo aceptamos sin problemas, podemos vivir con esa modernidad. Pero cuando se trata de música, no sucede lo mismo, no lo entiendo. Nunca he tenido problema alguno con mis alumnos respecto a música nueva. Son ellos quienes me piden obras modernas, son ellos quienes me piden lo último que se ha compuesto, son ellos quienes me preguntan si existen obras con cuarteto de cuerdas ya que desean probar algo más. Con los clarinetistas es diferente, y uno lo nota en los programas de graduaciones. Lamentablemente, es casi siempre lo mismo. A veces se toca Nielsen y curiosamente pocas veces he oído las Cuatro piezas para clarinete de Alban Berg, que viene a ser para nosotros una obra ‘clásica’, ya antigua. Lo mismo con las Tres piezas para clarinete solo de Stravinsky, muy poco se escucha en las graduaciones. Siempre está, por ejemplo, Brahms, y con esto no quiero decir que no me gusta Brahms, por el contrario, me hubiese encantado que escribiese algo para nosotros. Adoro a Brahms, y con esto regreso a mi último punto: si observamos los programas, son casi siempre lo mismo.
• Ingresando un poco a su etapa de colaboración con compositores, es impresionante leer los nombres que desfilan por su carrera.
Todos los grandes compositores que han escrito obras para mí han trabajado directamente conmigo, ya que muchos de ellos no podían concebir la idea de escribir para el clarinete bajo. Fue una gran experiencia trabajar con Isang Yun, Iannis Xenakis, Morton Feldman, Luciano Berio, Franco Donatoni, Helmut Lachenmann...
• Debe haber vivido momentos excitantes. ¿Alguna historia que me pueda compartir?
Creo que el hecho que estos grandes compositores no podían imaginar escribir para el clarinete bajo es interesante. Le tomó seis años a Isang Yun terminar su Monólogo. Me parece que no podía pensar mucho en este instrumento, me decía que componer para el clarinete no era problema, pero para el clarinete bajo era otra cosa. Cuando lo ví en una ocasión, le pregunté si mi obra estaba lista, y me dijo: “bueno, la verdad...eh...¿se puede obtener pianissimo en el registro agudo? Y yo inmediatamente cogí mi instrumento para enseñarle que si era posible. En otra ocasión, ante la misma pregunta, me dijo: “¿se puede tocar staccatissimo en el registro agudo? Inmediatamente se lo mostré. En ambos casos se quedó asombrado. La verdad es que, cuando uno domina bien un instrumento, motiva, y yo creo que el clarinete bajo ofrece más posibilidades que el clarinete. En fin, luego de seis años recibí su obra. Al compositor Xenakis le tomó aún más tiempo, creo que quince años. En 1972 gané el concurso Gaudeamus y, muy motivado, le escribí a varios compositores pidiéndoles que compusieran algo para mí. Fue en 1973 que le escribí a Xenakis, cuya música me gustaba mucho. Ni siquiera me respondió. Después de más de una década él estaba componiendo Echange para clarinete bajo y ensamble.
• Y cuando tuvo la oportunidad de conocerlo en persona a Xenakis, ¿pudo saber el porqué de su decisión tardía de escribir para usted?
Sí me enteré. Cuando estaba trabajando con él, le dije muy educado, "maestro Xenakis, yo le envié un carta hace muchos años atrás, quizás no lo recuerde” y me respondió: "Claro que sí me acuerdo, si sé que me escribiste y me reí mucho con tu carta. Se la mostré a varios amigos a los que les dije, 'miren, he recibido una carta de un holandés, de quien siquiera puedo pronunciar su nombre y toca clarinete bajo. Me pide que componga algo para su instrumento, para clarinete bajo, ¡debe estar loco!" Esto sucedió mucho al comienzo con los compositores, y la verdad es que tomó bastante tiempo para que las cosas cambien. Luego todo empezó a caminar mejor y más rápido, ya que cuando otros compositores leían mi biografía y encontraban nombres como el de Luciano Berio, empezó la propaganda de boca a boca,“¿te has enterado que un holandés está tocando obras difíciles en el clarinete bajo?” Otros decían: “tienes que escuchar a ese holandés, ¡está tocando Ferneyhough!” Con esto les compliqué un poco la vida a las nuevas generaciones, ya que empecé tocando obras bastante difíciles. Cuando nuevos compositores me escuchaban, se decían “¡ey, este tipo puede tocar todo!”, y empezaron a escribir música aún más difícil. A menudo, mis alumnos me suplican por obras menos complicadas, ya que si vemos, por ejemplo, la obra de Isang Yun, Monólogo, uno puede asumir a simple vista que la obra no es tan difícil como parece, pero te aseguro que lo es. Colores, notas agudas en fortissimo extremo, y lo mismo en extremo pianissimo. Como sabemos, técnica no es sólo mover los dedos, si no todo lo que se relaciona con la emisión del sonido, del hacer música. Yo digo que – para empezar - si puedes tocar bien sólo la introducción de la obra de Yun, entonces eres un buen clarinetista bajo.
• Entonces tenemos a Sparnaay que abandona el clarinete para dedicarse por completo al clarinete bajo. ¿Cómo se desarrolló esa dedicación? ¿Alguna rutina?
Harry Sparnaay con Xenakis |
Bueno, tuve mucha energía dedicada a este instrumento. Te cuento: entre mi examen final de clarinete y mi examen final de clarinete bajo, tuve que hacer servicio militar, no me escapé. Ya que tenía buen sentido rítmico, me ubicaron en el departamento de telegramas, para enviar y recibir comunicación telegráfica. No recuerdo el lugar exacto donde mi compañía estaba instalada, pero pronto nos mudaron a la ciudad de Ámsterdam, cerca de donde yo vivía. En esta nueva instalación, no había servicio de telegrama, por tanto estaba libre dentro del servicio militar. El capitán me preguntó sobre mi profesión y, al responderle que era músico, me permitió practicar en la base. Entonces cargaba mi clarinete bajo conmigo, y ya que tenía mi propio dormitorio, practicaba ahí. Lo único que tenía que hacer cada mañana era servirle un buen café al capitán, saludarlo e irme a practicar. Lo hacía por cuatro o cinco horas diarias. Además, transcribía los solos orquestales de clarinete bajo de las partituras modernas, tu sabes, para practicar algo de música.
• Ahora que menciona la palabra orquesta, no he leído en su biografía que usted haya mantenido una posición estable en alguna de estas agrupaciones.
No, y es por que no lo quise. Una vez asistí a una audición, para saborear el ambiente. En esta audición uno debía tocar clarinete y clarinete bajo. Toqué mi parte de clarinete bajo y les gustó mi ejecución, y cuando me pidieron que tocara con el clarinete, simplemente no lo hice, ¡ni siquiera había llevado el instrumento! Lo hice por la experiencia. Lo que sí he hecho es tocar como invitado, a veces por periodos largos, por ejemplo, en las temporadas de ópera, pero no más allá. Nunca tuve la idea de formar parte de una orquesta. Me interesaba y aún me interesa más la música de cámara.
• La última noticia que oí de usted es su nombramiento como profesor de clarinete bajo en España, en la ESMUC. ¿Qué significa este cambio en su vida?
Hace ya un buen tiempo atrás, mi esposa y yo pensábamos en mudarnos en un futuro cerca a Barcelona, pero un futuro cercano, no cuando tenga 120 años (se ríe), ya que nos gusta mucho ese ambiente. Establecí contacto con ese conservatorio y hace poco se abrió una plaza para la especialidad de clarinete bajo. Tuve que hacer una audición para un jurado y dar una clase modelo en castellano, abierta al público. Como ves, me fue bien y me siento feliz. Esto también significa que existe ahora en España la posibilidad de especializarse en clarinete bajo, y eso me parece muy positivo. Ellos están emocionados ¡y yo también! Creo que regreso al inicio de esta conversación, sobre el tema de la música contemporánea: me gustan cosas nuevas, me gusta la aventura, incluso a mi edad madura. No me puedo ver sentado, mirando el mundo por la ventana...no por favor. El viajar a otro país siempre es una gran aventura, y estoy maravillado con Barcelona.
• Una de mis preguntas obligatorias: como maestro, ¿cómo cree usted que ayuda a sus alumnos a desarrollar su musicalidad?
Sé a dónde va tu pregunta, y no es fácil de responder. Lo que si te digo es que yo enseño como soy - como persona, que es también la manera como hago música. Enseño de la forma como explico lo que creo que es la música, ¿me dejo entender? No tengo un programa rígido el cual sigo, “ahora debo decir esto, ahora tengo que hacer lo otro”. El alumno viene y yo le explico y aconsejo lo que creo - de acuerdo a mi experiencia - que es lo mejor para él como individuo. Con cada alumno es diferente. Esta manera de enseñar es mi personalidad, hablo bastante (se ríe), y me divierto con el alumno lo cual, en mi opinión, se olvida por completo en los conservatorios.
• ¿Demasiada seriedad?
Pero si es tan ridículo hacer música en un ambiente seco, en un ambiente tenso por que tu maestro pierde la paciencia, o si estás triste por que algo te ha sucedido. No se puede. Para hacer música debes sentirte bien como persona. Entonces, el ambiente en la clase es muy importante: debe de existir un aire positivo, de calma. Esto es lo que yo hago, y lo hago de manera espontánea, no lo planifico, no sigo regla alguna. Veo a mis alumnos en la clase y conversamos, muy a menudo nos tomamos primero un café juntos, y luego hacemos música. Es importante mantener un ambiente relajado. Otro aspecto es el de orientar bien al alumno, en el sentido de ser honestos con ellos. Por ejemplo, a menudo los profesores dicen:”¿Por qué no puedes tocar bien esta obra si es sencilla?” Y la verdad es que la obra no es tan sencilla. Cuando mis alumnos empiezan a practicar la obra de Yun, les digo: “es terriblemente difícil”. Yo he tocado esa obra más de ochenta veces, y las grabaciones de algunos de mis conciertos donde programé esta obra no quiero escucharlas, ya que no toqué bien, la obra no se escuchó como debería y es por que es una obra difícil. Pero sucede que al público le gusta igual aunque uno no la toque tan bien.
• El público siempre ha sido tema de interés para los músicos. Hace unas semanas, el Círculo de Compositores del Perú empezó una interesante discusión en Internet sobre música contemporánea, en especial sobre el supuesto divorcio que existe entre el público y la música moderna. En su experiencia, ¿cómo ve este fenómeno? ¿realmente existe?
Lamentablemente creo que sí, y no sólo me refiero al divorcio como “asistencia de público a un evento musical”, es decir, si acude o no público a conciertos de música moderna, si no de su atención y disfrute con la música ofrecida. Pero veamos que es lo que sucede: muy a menudo asisto a un concierto de música contemporánea y mi primer pensamiento es, ¡esto es aburridísimo! ¿Qué ha pasado? Que sale el instrumentista como una gran estrella al escenario, serio, pone su música en el atril, toca una música en sí complicada, y se retira. Ningún contacto con su audiencia. Hay que considerar que el público va a escuchar música compleja, nueva. Lo que yo siempre hago es introducir las obras, preparar al público, incluso hago alguna broma.
• Una vez escuché decir que si la música es buena, no necesita ninguna explicación.
¡Qué tontería! El explicar una obra para entablar mayor contacto con el público es para mí tan importante como elaborar un programa, a ese nivel. Este es otro aspecto que no se toma muy en serio, el combinar bien las obras. Yo soy de los que dice que puedo aniquilar cualquier obra al programarla en un mal orden. Esto es serio. Una buena obra puede ser arruinada si se interpreta en un mal momento. Hay que pensar en el balance y en el público, si no también aniquilarás tu audiencia, y ¿para qué quiero maltratar, asesinar a mi público? Eres desatinado si así lo haces y no estás favoreciendo para nada a la música contemporánea si no todo lo contrario, ya que naturalmente la gente pronto dirá: “ah, no, ya no voy otra vez a esos conciertos”. Balance, hay que siempre pensar en el balance de los programas. La gente debe retirarse a la pausa con ganas de escuchar la segunda parte de tu concierto. Y si a esto le agregas una buena explicación, tendrás una bonita noche. A veces, debo sacrificar mis gustos, por el bien del programa. Debo incluir obras que no son mis favoritas, pero sé que éstas levantarán el concierto. Muchas de ellas son necesarias para obtener un buen balance. Pensemos una vez más en el público: si yo mismo debo estudiar por meses un obra moderna, y yo, como músico profesional la encuentro densa, con justa razón el público también la encontrará difícil de asimilar, ¿no te parece lógico? Luego de una pieza densa, debe venir una obra más tranquila, quizás de tres o cuatro minutos.
• ¿Cuáles cree que son los ingredientes para ser un buen músico?
Mmm....déjame ver...creo que algo importantísimo es el creer en lo que haces y seguir lo que realmente te gusta. Es importante tener una idea de lo que quieres, creer en esa idea y perseverar en ella. Esto cuenta para cualquier profesión. Yo creo mucho en la música que hago, y me dedico a ella –quizás no seré un hombre adinerado, ya que el círculo musical contemporáneo es pequeño - pero me siento realizado. Creo que con esto serás una persona más felíz. El tener ideas claras debe ser parte de nuestro respirar musical. Cuando uno interpreta una obra por ejemplo, debe tener una idea clara de lo que quiere expresar. A veces les pregunto a mis alumnos, luego que han tocado todas las notas correctas, “¿cuál crees que serían las notas al programa de la obra que acabas de tocar? Y sucede que me responden no lo sé, y les digo: “Exactamente. Eso es lo que escuché, todos los sonidos pero no historia alguna...inventa una”. Me parece que debes crear una historia y expresarla de manera convincente. Para ponerte otro ejemplo, la obra Capriccio de Claudio Ambrosini, al trabajarla en clase con mis alumnos, les digo que piensen en un hombre que acaba de tomarse una botella de tequila y que trata de explicarte un libro complicado. Ya te imaginas cómo sería esa explicación. Les pido que traten de tocar la primera frase de esa manera, ya que el compositor pide tocar con la embocadura totalmente relajada, molto vibrato y con sonido lleno de aire. Es como si tu estuvieses borracho y no pudieras sostener la boquilla del instrumento en tu boca. Esta es solo una idea, y claro, tú puedes crear otra, pero debes decirme algo. Esto lo considero importante.
• Muchas gracias por su paciencia y por compartir esta entrevista maestro. Para despedirme, ¿tiene algún sueño?
Tenía varios. Enseñar, compartir mi experiencia, tener una obra de Xenakis, tocar por el mundo. Isang Yun quiso componer un trío para flauta, clarinete bajo y piano, pero no se concretó nada ya que falleció. Lamento esto. Musicalmente no me quejo, se han creado más de 550 obras para mí, he participado en más de 60 grabaciones, estoy bien de salud, tengo una maravillosa esposa, ¿se puede pedir más?. Mi próxima aventura es el vivir en Barcelona. Como verás, he realizado todos mis sueños y por ello soy un hombre feliz.
30 de octubre de 2003
Entrevista a Wenzel Fuchs - clarinetista de la Filarmónica de Berlín
Posted on 11:59 a. m.by Unknown
Una
de las orquestas que goza de una justa popularidad es la Filarmónica de Berlín. Los más grandes solistas y directores de orquesta han realizad veladas
históricas junto a este extraordinario elenco alemán.
Cada uno de sus miembros es un destacado instrumentista, los cuales mantienen a la par una carrera internacional como solistas. Wenzel Fuchs es uno de los clarinetistas principales de esta afamada orquesta. A continuación le presentamos la entrevista exclusiva realizada por Marco Mazzini para Clariperu. conversación realizada en octubre del 2003 en Bélgica.
Del 26 al 28 de octubre del 2003, el
coro de clarinetes del Conservatorio Real de Gante (Bélgica) se encuentra en plena grabación de su segundo
disco. Una de las obras a grabarse es el Concierto para dos
clarinetes de F. Krommer. Los solistas son Eddy Vanoosthuyse, profesor
principal de clarinete de la institución mencionada y director del
ensamble; y Wenzel Fuchs, clarinetista principal de la Filarmónica de
Berlín. Durante una merecida pausa para los miembros de esta agrupación, y entre docenas de clarinetes, micrófonos y sillas, Marco Mazzini
conversó con el clarinetista austriaco en exclusiva para
Clariperu.
* Te agradezco mucho por aceptar esta entrevista.
El gusto es mío. Creo que tenemos suficiente tiempo. Vamos, conversemos un poco.
* Cuéntame un poco como así ingresaste al mundo de la música.
Bueno, en mi casa mi padre es músico y mis hermanos también. Todos ellos tocaban en una banda, mayormente música popular. Yo crecí escuchando mucha música folklórica en Tirol, el pueblo donde nací. Ya que todos ellos tocaban instrumentos de metal, mi madre fue de la idea de que yo eligiera un instrumento de madera. El clarinete fue entonces mi opción. Empecé tocando música popular, luego me dedique al estudio formal del instrumento. Estudié primero en el conservatorio de Innsbruck con Walter Kefer, y luego viajé para estudiar en Viena en la Hochschule fur Musik, esta vez con el profesor Peter Schmidl.
* ¿Cuál es tu experiencia orquestal antes de ser miembro de la Filarmónica de Berlín?
Cuando tenía 18 años ingresé a la Orquesta de la Opera de Viena. También he formado parte de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Viena. Luego, en 1993, ingresé a la Orquesta de Berlín. También he tocado mucho como solista en Europa y Japón.
* ¿Cuál es para ti la mayor diferencia entre la orquesta de la Opera de Viena y la de Berlín?
* Te agradezco mucho por aceptar esta entrevista.
El gusto es mío. Creo que tenemos suficiente tiempo. Vamos, conversemos un poco.
* Cuéntame un poco como así ingresaste al mundo de la música.
Bueno, en mi casa mi padre es músico y mis hermanos también. Todos ellos tocaban en una banda, mayormente música popular. Yo crecí escuchando mucha música folklórica en Tirol, el pueblo donde nací. Ya que todos ellos tocaban instrumentos de metal, mi madre fue de la idea de que yo eligiera un instrumento de madera. El clarinete fue entonces mi opción. Empecé tocando música popular, luego me dedique al estudio formal del instrumento. Estudié primero en el conservatorio de Innsbruck con Walter Kefer, y luego viajé para estudiar en Viena en la Hochschule fur Musik, esta vez con el profesor Peter Schmidl.
* ¿Cuál es tu experiencia orquestal antes de ser miembro de la Filarmónica de Berlín?
Cuando tenía 18 años ingresé a la Orquesta de la Opera de Viena. También he formado parte de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Viena. Luego, en 1993, ingresé a la Orquesta de Berlín. También he tocado mucho como solista en Europa y Japón.
* ¿Cuál es para ti la mayor diferencia entre la orquesta de la Opera de Viena y la de Berlín?
Primero que nada, depende del repertorio, de la música que tocan y
del director. Creo que, en general, me gusta más la orquesta de Berlín, ya
que es una agrupación con mucha energía y vida. Pero para Mozart y
Beethoven prefiero las cuerdas de Viena. Ahora, la sección de vientos de
la Filarmónica de Berlín es muy compacta, con un sonido redondo, quizás
no muy grande, pero siempre pulcro. Personalmente no me gusta las
orquestas en donde los vientos, especialmente el clarinete, suenan muy
estridentes. No lo encuentro bello. Yo me crié con este concepto del
sonido: Pulcritud y consistencia sin necesidad de sonar demasiado. Es
además el sonido que la orquesta demanda. Por ejemplo, admiro mucho como
toca Eddy (Vanoosthuyse) ya que su sonido es hermoso ¡y bastante grande!
* ¿Cuál es tu opinión sobre las llamadas escuelas de clarinetes?
¿Te refieres al sistema del clarinete alemán?
* No, me refiero a la manera de tocar: la escuela francesa, alemana, británica..
Ah, ya veo. Lo que creo es que eso ya no existe, y si existe aún, está desapareciendo. Ahora es el individuo. Cada uno toca como prefiere. Eddy por ejemplo, no sé como definirlo. No suena alemán, quizás un poco francés pero más refinado (por cierto, no me gusta mucho el sonido francés). Todo está ahora tan mezclado. Depende del individuo y su entorno. Hace poco estuve en España y me agrada mucho como tocan ahí, es bastante distintivo.
* ¿Qué hizo Wenzel Fuchs diferente para poder ser elegido en la Filarmónica de Berlín?Esa pregunta es la misma que si alguien te dijera “dónde queda el Madison Square Garden” (mira un punto fijo en la pared y señala con una mano): Dirección, eso es todo. ¿Quieres algo? Pues anda y persíguelo. Ten una meta, un sueño y trabaja duro por ello, practica mucho, mucho. La práctica te lleva lejos. Eso es todo. Se necesita talento, en eso también creo, pero nunca es suficiente. Muchas horas de práctica te hacen un buen músico, ya que el talento en si no te ayuda mucho. Yo practiqué y practiqué y lo sigo haciendo. Si no tienes una meta, no vas a ningún lado. Yo quería estar en esa orquesta y lo logré. Ten una visión para que sepas a dónde quieres ir.
¿Te refieres al sistema del clarinete alemán?
* No, me refiero a la manera de tocar: la escuela francesa, alemana, británica..
Ah, ya veo. Lo que creo es que eso ya no existe, y si existe aún, está desapareciendo. Ahora es el individuo. Cada uno toca como prefiere. Eddy por ejemplo, no sé como definirlo. No suena alemán, quizás un poco francés pero más refinado (por cierto, no me gusta mucho el sonido francés). Todo está ahora tan mezclado. Depende del individuo y su entorno. Hace poco estuve en España y me agrada mucho como tocan ahí, es bastante distintivo.
* ¿Qué hizo Wenzel Fuchs diferente para poder ser elegido en la Filarmónica de Berlín?Esa pregunta es la misma que si alguien te dijera “dónde queda el Madison Square Garden” (mira un punto fijo en la pared y señala con una mano): Dirección, eso es todo. ¿Quieres algo? Pues anda y persíguelo. Ten una meta, un sueño y trabaja duro por ello, practica mucho, mucho. La práctica te lleva lejos. Eso es todo. Se necesita talento, en eso también creo, pero nunca es suficiente. Muchas horas de práctica te hacen un buen músico, ya que el talento en si no te ayuda mucho. Yo practiqué y practiqué y lo sigo haciendo. Si no tienes una meta, no vas a ningún lado. Yo quería estar en esa orquesta y lo logré. Ten una visión para que sepas a dónde quieres ir.
* ¿Quién es la persona, colega o maestro que más te ha influenciado? ¿Algún héroe?
Bueno, debo decir que no muchos clarinetistas, excepto mi maestro en Viena. Eso sí, muchos violinistas y en general los instrumentistas de cuerdas a quienes escucho mucho….y Horowitz. Tuve la oportunidad de verlo en Viena cuando tocó uno de los conciertos de Mozart. Fue una tremenda experiencia, una vivencia única que me ha enseñado de por vida. Qué musicalidad. Cada vez que toco Mozart trato - digo trato - de aprender de esa experiencia, de evocarla. Pero tu vez, ¡no soy Horowitz!.
*¿En cuanto a tus gustos personales, ¿Por qué tipo de música te inclinas más?
Yo he tocado mucha, mucha música y es difícil para mí nombrar preferidos. Depende de como me sienta: Cuando es navidad no es lo mismo que cuando sale el sol en verano, con el cielo celeste. Igual, mi gusto por la música cambia. Me gusta mucho Mozart y Beethoven, siempre que sean bien tocados, y esto mayormente depende del director.
* ¿Y en cuanto a la música de vanguardia, contemporánea?
También la he tocado mucho, sobre todo en la orquesta. Tu sabes, hay los compositores de residencia de esta o aquella ciudad, y para ser honesto, a menudo es aburridísimo. Muchas veces ensayamos catorce veces para un solo concierto. Te cansas. También he tocado Xenakis, Ligeti, Maderna, hasta que llegó el momento en que el gusto por esta música desapareció. Ya no me llama mucho la atención. Pero estoy experimentándola con otra visión una vez más. Nuestro nuevo director está incluyendo en nuestros programas, tanto música clásica como moderna, y es interesante, incluso importante: No se debe mostrar un solo rincón, sino un poco de todo para poder ver todos los lados de la música.
* He visto en Internet que has grabado un disco para el sello discográfico Naxos, y te comentaba que me costó un poco encontrar información sobre tu persona.
Con Naxos grabé el quinteto de Max Reger hace dos años. Internet... mmm... bueno, te confieso que no estoy muy interesado en figurar en internet. Entiendo que hay músicos que sí cuentan con su propia página web con información sobre sus carreras. Yo no necesito eso, me preocupo más por tocar. Lo mismo sucede con las grabaciones, hay músicos que quieren grabar y grabar, se desesperan por tener disco propios. Eso no va con mi persona. He grabado un disco con música de Brahms (Sonata n°1), Weber (Dúo concertante), Schumann (Fantasy Pieces) y Poulenc (Sonata). Tengo un segundo disco con el concierto de Mozart. Por ahora suficiente.
* ¿Tienes alumnos actualmente?
Por ahora sólo tengo dos, y solo recibo estudiantes que ya están graduados.
* Siempre me gusta preguntar, ¿cómo contribuyes al desarrollo de la musicalidad de tus alumnos?
Buena pregunta. Musicalidad…primero que nada, el alumno debe oír mucha música, ir a conciertos, recitales, respirar música. Si no sale de él mismo, si no tiene motivación propia, pues no creo que llegue muy lejos. El alumno que espera que el profesor le dé todo, es un pésimo alumno, recibirá muy poco. Es él quien debe mostrar el interés por avanzar, por aprender. Escuchando música podrá discernir, con la ayuda de su maestro, entre lo bueno y lo malo, y claro está, sabrá entonces tomar lo bueno. Creo que como maestro los oriento, nada más.
Buena pregunta. Musicalidad…primero que nada, el alumno debe oír mucha música, ir a conciertos, recitales, respirar música. Si no sale de él mismo, si no tiene motivación propia, pues no creo que llegue muy lejos. El alumno que espera que el profesor le dé todo, es un pésimo alumno, recibirá muy poco. Es él quien debe mostrar el interés por avanzar, por aprender. Escuchando música podrá discernir, con la ayuda de su maestro, entre lo bueno y lo malo, y claro está, sabrá entonces tomar lo bueno. Creo que como maestro los oriento, nada más.
* ¿Algunas últimas palabras?
Agradecerte por tus preguntas, y que me siento muy contento de ser parte de esta experiencia (la grabación). Creo que hemos hecho un buen trabajo, todos ellos son muy buenos clarinetistas. Un verdadero gusto.
Esta conversación se llevó a cabo en la sala de conciertos Miry del Conservatorio de Gante, en Bélgica. Un poco apurado ( ya que venían a recogerlo más temprano de lo esperado) y con una sonrisa en el rostro, Wenzel se retira preguntando si venden cerveza en el conservatorio.
Agradecerte por tus preguntas, y que me siento muy contento de ser parte de esta experiencia (la grabación). Creo que hemos hecho un buen trabajo, todos ellos son muy buenos clarinetistas. Un verdadero gusto.
Esta conversación se llevó a cabo en la sala de conciertos Miry del Conservatorio de Gante, en Bélgica. Un poco apurado ( ya que venían a recogerlo más temprano de lo esperado) y con una sonrisa en el rostro, Wenzel se retira preguntando si venden cerveza en el conservatorio.
16 de octubre de 2003
El calentamiento diario del clarinete. CLARIPERU
Posted on 5:19 p. m.by Unknown
Robert Spring es reconocido por su asombrosa maestría con el clarinete. Este dedicado instrumentista americano empezó su pasión por el desarrollo de la técnica -especialmente el staccato - cuando un maestro suyo le dijo que él simplemente no podía reproducir un staccato rápido. El siguiente texto abarca varios aspectos a considerarse durante el calentamiento diario. Este sistema le ha permitido desarrollar a Spring una técnica envidiable.
Al final de este artículo, pueden apreciar un video exclusivo de Robert Spring demostrando su calentamiento diario. Reproducido con permiso del autor y traducido por Marco Mazzini.
La parte más importante de la práctica diaria es el calentamiento. Yo tengo un sistema que uso todos los días tanto en clase como en mi práctica personal. Creo que cada aspecto del calentamiento debe dar paso al siguiente y que el objetivo debe ser el calentamiento de todos los músculos, pequeños y grandes. Este proceso debe además enfatizar la relajación y comodidad hacia el instrumento y a la vez cubrir todos los aspectos de la ejecución clarinetística, esto incluye respiración, producción del sonido, afinación, movimiento de los dedos, articulación (simple y múltiple), unidad sonora de los registros, extensión del rango sonoro, consistencia y la combinación de todos ellos.
Empiezo tocando notas largas. Esto, al igual que el resto de mi calentamiento, es ejecutado con metrónomo. El hecho de mantener las notas en un mismo tiempo todos los días ayuda a obtener consistencia en la interpretación. Toco una escala cromática en notas largas. Establezco el metrónomo en 60 y toco cada nota en tiempo de redondas y respiro cada cuatro notas. Tomo cuatro tiempos (es decir una redonda) para respirar y continuar. Esto significa que uno es obligado a mantener la respiración por 16 segundos. Asegúrate de respirar solo en el compás que sigue a las cuatro redondas y trata de mantener un sólido mf en todos los registros. Sigue este ejercicio para asegurarte que cada nota del clarinete es tocada con un buen sonido cada día. Yo practiqué las quintas y doceavas por muchos años, pero encuentro este otro sistema muy superior ya que estoy forzado a escuchar cada nota, una tras otra, todos los días. Aquellas notas que tenían una calidad inferior o que no estaban afinadas en relación con su inmediata anterior eran arregladas mucho más rápido. Usa un afinador para verificar la afinación de cada nota también.
A continuación, toco todas las escalas del método Klosé (página 123 en la mayoría de ediciones) ya sean en mayor, menor armónico o melódico (esto varía cada día) a un tiempo de negra = 60. Las toco ligadas y extendidas a tres octavas. Esto es seguido por el ejercicio de la página 14 del libro III de Langenus, los arpegios mayores y menores: Esto también es tocado a 60 la negra y ligado.
Luego empiezo a acelerar el tiempo en los dedos. Yo toco el estudio de terceras de Klosé a 120 la negra, una vez más todo ligado. No deseo empezar con articulación alguna hasta que los dedos están relajados y en buen calentamiento. Vuelvo a acelerar el tiempo, esta vez a 176, para tocar todas las escalas del método de Klosé, y a 160 las terceras del mismo autor junto con los arpegios del método Langenus.
Ahora empiezo a calentar la lengua. Yo uso el libro III de Langenus, página 22, para el calentamiento del staccato simple. Dr. John Mohler (mi maestro, ahora retirado de la Universidad de Michigan) nos enfatizaba que éste era el ejercicio más importante ya que desarrolla velocidad en la lengua. Yo creo que la idea de tensión y relajación - tensión en las dos notas rápidas y relajación en la nota larga - es la misma que se tiene cuando se trabaja con pesas en un gimnasio. Yo he descubierto que luego de 25 años que he estado trabajando con este ejercicio, la velocidad y precisión de mi lengua ha ido más allá de lo que pude soñar. Empiezo en 120 la negra y repito el ejercicio cuatro veces, a 144, 176, 208 y 224: Todo esto en staccato simple.
A esta altura empiezo con el staccato simple con el movimiento de los dedos, una vez más usando las escalas del método de Klosé. Las toco todas con ataque de lengua a 132 la negra y dos notas ligadas y dos separadas a 176. Siempre vario entre escalas mayores y menores cada día. Luego empiezo con el triple estacato y para esto toco escalas mayores siguiendo este patrón rítmico:
Las toco a 120, 144, 176, 208, 240 y 288. Luego toco más escalas, todas en triple estacato, esta vez siguiendo este patrón rítmico:
Esto lo ejecuto a un tiempo de negra = 160, 192, 224, y 320. Para terminar practico mi respiración circular con las escalas del método de Klosé que ya mencioné.
Todo este calentamiento me toma entre 45 minutos a una hora si no tengo que trabajar en mis cañas. Normalmente, continúo con música que estoy estudiando por 30 o 45 minutos. Como dije, creo que cada paso del calentamiento lleva al siguiente y que cada parte del clarinetista esta lista. También soy de la idea que este sistema previene alguno de los problemas físicos que muchos músicos padecen, ya sean musculares o de tendones. Quizás suene exagerado, pero siento que no me falta técnica cuando ésta es requerida. Las notas largas y el tocar lento ayuda a la estabilización y control del sonido.
Yo no varío mi calentamiento cuando tengo que dar un concierto, ni tampoco tengo uno especial para recitales o para música contemporánea. Soy de la idea que si un intérprete está involucrándose en la música contemporánea de una manera diferente a la “tradicional”, es porque ese instrumentista toca el clarinete de una manera inapropiada. Mi calentamiento siempre me toma el mismo tiempo y si sucede que no tengo mucha disponibilidad en mi práctica, dejo entonces de practicar la respiración circular. Esto sucede muy rara vez.
Espero que esta rutina pueda ser de ayuda a otros. Yo la he enseñado por mas de diez años y como pueden darse cuenta, creo mucho en este sistema de calentamiento. Si enseño esto a mis alumnos, siento que son ellos quienes se están enseñando a sí mismo, mucho más que si yo no insistiera en este sistema. Después de todo, ellos son sus propios maestros la mayoría del tiempo.
Video de Robert Spring demostrando su rutina de calentamiento:
Breve historia de los maestros de Europa y sus métodos
Posted on 5:04 p. m.by Unknown
El presente artículo fue escrito por la historiadora británica Pamela Weston, autora de varios libros y escritos relacionados con el clarinete, entre ellos el famoso libro "Clarinetistas virtuosos del presente". La traducción ha sido realizada por Marco Antonio Mazzini.
Los nombres de Lefévre, Klosé y Carl Baermann se han convertido en íconos en el mundo de la enseñanza clarinetística, ya que los métodos que escribieron durante la primera mitad del siglo XIX, estaban tan bien fundados que aún son impresos para su uso hoy en día.
Estas tres personalidades también formaron parte en el mejoramiento del instrumento, sobre todo Klosé. Ellos no estuvieron aislados en sus ideales, ya que fueron influenciados por otros músicos, maestros e inventores, cuyos nombres y contribuciones deben ser incluidos en esta historia: Beer y Tausch, los primeros virtuosos que fueron los responsables en crear una escuela de clarinete; Muller, el intrépido ejecutante viajero que inventó el instrumento de sistema simple, y Berr, profesor del Conservatorio de París, quien aportó muchas reformas en la enseñanza y dejó las bases para la técnica moderna.
· Beer y Tausch
Joseph Beer (1744-1812) y Franz Tausch (1762-1817) fueron los primeros clarinetistas importantes en el panorama musical y fueron ambos responsables por el desarrollo de un estilo de tocar distintivo. Fueron también los primeros profesores de importancia y aunque ninguno de los dos dejó un método escrito, la influencia que dejaron en sus alumnos fue profunda. El estilo de Beer, que se transformó en el estilo francés por su prolongada estadía en Francia en la cumbre de su carrera, era de gran sonido y estridencia. Tausch, cuyo estilo era conocido como “alemán”, agregó belleza en el sonido y detalle en la ejecución, además que alcanzó una gran maestría técnica.
Beer, durante sus primeros años en París, le enseñó a Etienne Solére y Michel Yost, quienes se convirtieron en grandes intérpretes. A edad madura dejó París y mientras transitaba por Alemania, quedó tan impresionado por el estilo de tocar que se puso inmediatamente a trabajar en su propio sonido y desarrollo expresivo. Viajó luego a Rusia donde sus cualidades musicales le dieron muchos años de éxito en esas tierras. Sus últimos años los dedicó como músico de cámara del Rey de Prusia, quien lo designó maestro en la Escuela Militar de Música en Postdam. Tausch mantuvo contactos con la corte de Mannheim, Munich y Berlín. Llegó a tocar años más tarde a dúo con Beer en alguna corte, y en 1805 fundó un Conservatorio para Instrumentos de Viento donde se educaron instrumentistas de primera clase. En los primeros años de esta escuela especializada, Heinrich Baermann se convirtió en uno de sus alumnos. Ya que Baermann había seguido clases con Beer anteriormente, ambos maestros pueden decir que son responsables por formar uno de los mas grandes clarinetistas que el mundo haya visto. El clarinetista finlandés Crusell era otro intérprete muy conocido por su calidad interpretativa, una mezcla entre el estilo francés y alemán, ya que tomó lecciones primero con Tausch y luego con el alumno de Yost, Lefévre.
· Lefévre
Jean Xavier Lefévre (1763-1829) vivió en París en los turbulentos años de la revolución francesa y las guerras napoleónicas. Su manera de tocar era cautivante, bajo la tradición francesa de Beer. Además de ser un notable solista, ejerció en las mejores posiciones de la ciudad, incluyendo la de primer clarinete del emperador. Debido al gran número de clarinetistas necesitados en las bandas del ejército de Napoleón, hubo una gran demanda por clases y cuando el Conservatorio de París abrió sus puertas en 1795, Lefévre era uno de los 19 maestros designados a enseñar a ciento cuatro alumnos de clarinete. Lefévre fue encargado de escribir el método oficial a usarse en el Conservatorio, libro que se imprimió en la misma institución en 1802. Este método fue reimpreso y editado por Hermann Bender, Romeo Orsi y Alamiro Giampieri. Forma también la base del método de Julius Pisarovic, y es utilizado aún hoy en día.
· Muller
Iwan Muller (1786-1854) presentó su clarinete de trece llaves al Conservatorio de París para que lo revisaran en 1812. El argumentaba que este nuevo clarinete podía tocar en todas las tonalidades con facilidad, cosa que en el futuro los instrumentistas necesitarían solo un instrumento. Tuvo la mala fortuna de encontrarse con Lefévre como miembro del comité asignado a juzgar su nuevo instrumento, ya que Lefévre consideraba que el hecho de agregarle más agujeros que los que necesita su propio clarinete de seis llaves distorsionaba la calidad del sonido, y esto si dudas influyó en el jurado. El invento fue entonces rechazado bajo los argumentos que los compositores desean la variedad de colores que los diferentes clarinetes ofrecen. Muller no aceptó la idea de ser rechazado y viajó con su nuevo invento por toda Europa y Rusia ofreciendo conciertos de tan alta calidad, que pronto su instrumento fue proclamado como el clarinete del futuro. Muller fue un viajero incansable durante toda su vida y nunca se estableció por mucho tiempo en un lugar fijo para ganar reputación de maestro, pero sí escribió un método para su clarinete en 1822 que prosperó exitosamente en ediciones posteriores.
· Berr y Klosé
En 1831, Frederic Berr (1794-1838) fue designado profesor en el Conservatorio de París, y en sus cortos siete años de servicio hizo muchas reformas. Él había sido un admirador de los instrumentos diseñados por Muller y no perdió tiempo en insistir en que el Conservatorio los adopte. Fue él quien exigió a sus alumnos tocar con la caña apoyada en el labio inferior (en vez del superior como era lo normal en esa época) y adoptar el ideal del sonido alemán. En 1836 escribió un método bastante parecido al que dejó Muller, pero para el clarinete con catorce llaves. Este método fue reimpreso muchas veces y apareció luego bajo la edición de Prospère Mimart. Berr dedicó su método a su alumno Hyacinthe Elèonore Klosé (1808-1880) quien tomó el puesto de su maestro cuando éste falleció en 1838. Klosé, además de transformarse en un exitoso y querido profesor, fue famoso por la creación del sistema Boehm de diecisiete llaves en colaboración con el fabricante de instrumentos Louis-Auguste Buffet. El sistema Boehm, que fue tan revolucionario como los clarinetes de Müller, no encontró oposición alguna en Francia y pronto se popularizó. Su adopción en el extranjero tardó más, Inglaterra no lo adoptó hasta casi el final del siglo XIX, pero es actualmente el sistema más usado tanto en Europa como en América. Klosé escribió también un método para su clarinete en 1843, el cual fue re-editado por Giampieri, Simeon Bellison y Charles Draper. En 1855 Joseph Williams, el clarinetista de Herefordshire, no se convirtió al nuevo sistema pero escribió un método basado en los principios de enseñanza de Klosé y aplicado al clarinete de trece llaves, instrumento que tocaba con la caña apoyada en el labio superior.
15 de octubre de 2003
Buddy de Franco
Posted on 8:36 p. m.by Unknown
Hijo de un afinador de pianos, inicio sus estudios de clarinete a los doce años ganando al poco tiempo un concurso para aficionados patrocinado por Tommy Dorsey. Entre 1939 y 1946, participó en diferentes proyectos formando parte de diferentes orquestas, entre ellas las de Gene Krupa (1941-1942), Ted Florito (1943-1944), Charlie Barnet (1945) y Tommy Dorsey (1946). Tras un breve viaje a la Costa Oeste para tocar con Boyd Raeburn, regresó al seno de la orquesta de Tommy Dorsey donde permaneció un año completo entre septiembre de 1947 y 1948. En 1950 formó parte del sexteto que formó Count Basie tras la primera disolución de su bigband.
Tras un fracasado intento de formar su propia orquesta, logró formar establemente un cuarteto con el que realizó una gira por Europa en 1954 patrocinada por el "Jazz Club USA". En 1955 se afincó en California donde desapareció poco a poco de la escena musical. En 1956 participó en una mediocre película "The Wild" y en 1958 tuvo una breve aparición en los Festivales de jazz de Oklahoma y Oregón. Entre 1950 y 1965 dirigió distintos curso académicos y seminarios en colegios americanos y en 1966 sustituyó al baterista, Ray McKinely en la dirección musical de la orquesta póstuma de Glenn Miller formada por músicos que habían tocado con el gran maestro del swing.
Dos años mas tarde, en 1968 dejó la orquesta, a la que dotó de una plantilla de músicos modernos, y se trasladó a Canadá donde ofreció una serie de conciertos con su quinteto y mas adelante fijó su residencia en Panamá City en el estado de Florida donde retomó su actividad jazzistica y escribió algunos libros metodológicos sobre el clarinete, siendo el mejor de ellos el titulado: "Buddy de Franco On Jazz Improvisation". Publica arreglos, compone para diversas orquestas y en 1975 da una serie de extraordinarios conciertos en Suecia.
A lo largo de su carrera, Buddy de Franco ha triunfado en varias encuestas especializadas en jazz, entre ellas el famoso Referéndum anual de la revista Down Beat que durante diez años consecutivos (1945-1954) lo calificó como el mejor clarinetista de todos y el otro referéndum de prestigio concedido por la revista "Metronome" que lo ganó entre 1950 y 1955. Buddy de Franco fue un músico dotado de una capacidad improvisativa como pocos en la historia del jazz y tuvo la maestría de adaptar el clarinete, un instrumento que alcanzó su máximo esplendor en la era del swing, al movimiento bebop y por tanto fue el primer músico que consiguió que el clarinete no se quedara atrás en la evolución del jazz moderno. Su discografía es abundantísima y extensa, pero todavía son recordados los discos grabados junto al maestro del piano Art Tatum en su prestigiosa serie de "Art Tatum Group Masterpieces".
Alessandro Carbonare
Posted on 8:31 p. m.by Unknown
Nacido en Desenzano al norte de Italia, Alessandro Carbonare empezó a estudiar el clarinete a la edad de 5 años, graduándose con calificaciones máximas en el Conservatorio de Verona. Ha participado en muchas competencias de clarinete en Italia y el extranjero, obteniendo seis primeros puestos. También ha ganado premios en las prestigiosas competencias de París, Toulón, Duino, Génova, Praga y Munich ARD. Hoy en día, Carbonare es el clarinetista que ha ganado más premios en el mundo. Actualmente vive en París, donde es el clarinetista principal (super-solista) de la Orquesta Nacional de Francia. Además, tiene una agenda muy agitada como solista y músico de cámara.
Como solista, Carbonare se ha presentado con muchas orquestas de renombre, que incluyen la Bayerischer Rundfunk Orchester, Cannes Orchestra, National Theatre Orchestra en Munich, Orchestre de la Suisse Romande, I Solisti Veneti, Orquesta Nacional de Noruega, Südwestdeutsches Kammerorchester, Orquesta Nacional de Francia y Wien Sinfonietta.
En junio de 1996 , hizo su debút con la Orquesta de la Radio de Berlín. El diario "La Mañana de Berlín" reportó " tocó admirablemente, con una dulzura excepcional en todo su registro". En adición, Carbonare ha sido invitado por la Filarmónica de Berlín como primer clarinete en la temporada 2000/20001. Sus próximas presentaciones como solista incluyen conciertos conla Orquesta Sinfónica de la Radiotelevisión de Italia, Orquesta de Santa Cecilia, La Filarmónica de Oslo, la orquesta de Copenagen y la Orquesta Filarmónica de Goteborg. Alessandro Carbonare ha sido solista bajo la batuta de Riccardo Muti, Seji Osawa, Charles Dutoit, Kurt Mazur, Eugeny Svetlanov, George Prètre, Yeudi Menuhin y Bernard Haitink.
En un esfuerzo por ampliar el repertorio clarinetístico, Carbonare ofrecerá el estreno de los conciertos escritos para él de Salvatore Sciarrino e Iván Fedele durante la temporada 2001/2002 acompañado por laOrquesta Nacional de España.
Como miembro del quinteto de vientos "Il Quintetto Bibiena", Carbonare ha colaborado con importantes artístas de la talla de Massimiliano Damerini, Emmanuel Pahud, Boris Pergamenshikoff, Christian Ivaldi, Pierre Amoyal, Clair Desert y Pinkas Zukerman. Sus presentaciones futuras incluyen conciertos con muchas orquetas italianas, un tour en Japón así como recitales en París, Noruega, Portugal y USA. Alessandro ha grabado muchas obras para clarinete en CD que han obtenido premios y elogios de la crítica.
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